Una ciudad nacida bajo la sombra de un árbol

Tomado del sitio web Trabajadores
Por: Alina M. Lotti
Fotos: René Pérez Massola

Una y otra vez, Eusebio Leal se recrea conversando sobre La Habana. De pie, ante un micrófono, parece transportarse a otros siglos, cuando el paraje era tan diferente y —a la vez— tan similar al de hoy gracias a su visión, empeño y divina humanidad. Así nos la devuelve en las calles, plazas, iglesias, y otros espacio restaurados.
Andar La Habana a su paso no fue posible esta vez. Prefirió dejar pinceladas de su inteligencia abismal, de su oratoria imprescindible, e impresionó su discurso bello y elegante, como es habitual, en el “preludio de este 495 aniversario de la ciudad histórica, de la que conocemos, vivimos, de la que es evidente, de la que sucesivas generaciones edificaron”, como él señalara. La convocatoria a la prensa nacional y extranjera acreditada en el país, apenas tenía un motivo: mostrar a los amplios públicos, a través de la producción periodística, las últimas obras emprendidas en la antigua Habana colonial, muchas de las cuales concluirán su proceso de restauración en el 2015. Así, las primeras palabras, en el Palacio del Segundo Cabo, llamado a convertirse en los próximos años en un modernísimo museo, solo fueron un pretexto para iniciar una rica y emocionante “travesía” en tierra por algunos de los lugares emblemáticos, ubicados en el espacio comprendido entre el edificio de Prácticos del Puerto hasta el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco. ¿Y por qué ese nombre de Prácticos…?, indagó un colega, en tanto Orlando Inclán, jefe del taller de Urbanismo de la Oficina del Historiador, le respondió que allí a mediados del siglo XVIII había radicado la Capitanía del Puerto.
La Cámara de Rejas de La Habana (1912-2012) constituyó una segunda parada, sitio de obligada visita por la importancia que reviste la obra para el alcantarillado de la ciudad. Aquí las aguas reciben un tratamiento que consiste en la eliminación de los sólidos flotantes gruesos y la sedimentación de las arenas y gravas. Según explicó Inclán, estas obras de ingeniería constituyen las más desconocidas, pero debido a la complejidad de la construcción de la mayoría de sus estructuras, el sifón de la Bahía fue declarado como una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana de todos los tiempos.
Aun cuando el recorrido se realizó bordeando el malecón por esa parte del Centro Histórico, los periodistas no tuvieron la palpar de vivir de cerca el ambiente que se lleva a cabo en cuanto a la rehabilitación de las redes soterradas (agua, electricidad, gas y comunicaciones), iniciada en enero del pasado año y ahora a un 55 % de ejecución.
En la propia Avenida del Puerto, allí donde el sol arrecia y el salitre se pega al cuerpo, se levanta la Plaza San Francisco-Aduana, uno de los proyectos ejecutados tempranamente, desde el 2009, a propósito de la rehabilitación de las redes. Se trata de lograr una coexistencia entre la Plaza, la bahía, los vehículos y los peatones. Es acercar cada vez más el mar a ese habanero que no renuncia a él. Como parte de todo ello en estos momentos se construye un separador vehicular, y se trabajar para garantizar la funcionalidad de los accesos a las terminales de cruceros (la que existe y otras). “Desde el punto de vista urbano amplifica la Plaza”, resaltó Adamar Ramírez, inversionista de la obra.
El Emboque de Luz es otra de las obras complejas, y será el espacio en el cual atraquen las lanchas que cruzan la bahía. Las pancartas situadas en cada punto ayudan a comprender mejor el antes y el después. Así, en el llamado Emboque de Luz, antiguamente una terminal de ferry, y aprovechando la mayoría de las estructuras metálicas, hoy se levanta lo que será la terminal de las famosas lanchitas que en todo momento enlazan la parte histórica de la ciudad con los pueblitos costeros de Regla y Casablanca.
En tanto, en la parte alta quedará establecida una cafetería mirador, desde donde podrá apreciarse casi la totalidad de la bahía. Por su parte el Paseo Marítimo de Paula —desde este Emboque hasta Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, también conocido como cervecería— contempló la demolición de tres espigones, y permitirá la creación de uno flotante, en cuyas labores intervendrán además varias empresas dedicadas a obras marítimas.
En un inicio el espigón se construirá en forma de T, con una salida al mar, y posteriormente contará con una pasarela de 156 metros, que quedará ubicada de forma paralela al malecón. Giordano Sánchez, arquitecto-restaurador de la Oficina del Historiador, señaló que en todos los casos se han tratado de preservar y emplear aquellos materiales, muchos de los cuales provienen del siglo XVIII, u otros, como los muros, y las piedras conocidas, por su tamaño, como Pata de Elefante.
Asimismo, también la conocida Alameda de Paula está siendo restaurada, siempre tratando de mantener sus aspectos originales. Finalmente, el recorrido concluyó en el bello y espacioso Almacén de la Madera y el Tabaco, inaugurado hace ya algún tiempo, donde lo tradicional y lo rústico se combina con la modernidad de una manera armoniosa. Aquí, junto a la producción de cerveza —que puede apreciarse en toda su magnitud— se rescató la tipología de los almacenes de los siglos precedentes, que dan una idea a las actuales y futuras generaciones de cómo se laboraba en aquel entonces.
“Nadie enciende una luz para esconderla, decía Eusebio esta mañana, sino para levantarla y que ilumine una sala oscura. Es por eso que quisiera decir como base de este encuentro que todo ello se basa en una evolución del propio pensamiento restaurador”. Y así ha sido. La vocación y la inquietud iniciada por él hace unos años se ha multiplicado y hoy la Habana Vieja, como comúnmente la llamamos los cubanos, se parece más a su pasado.

Ver más: Una ciudad nacida bajo la sombra de un árbol http://www.trabajadores.cu/20141110/una-ciudad-nacida-bajo-la-sombra-de-un-arbol/

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