Por Claudia Taboada Churchman
Especialista de Factoría Habana
Este martes 11 de marzo, el Laboratorio de Ideas, un espacio casi habitual en Factoría Habana, reabrió sus puertas al ejercicio de la crítica. Estudiantes, creadores, intelectuales y todo público interesado fueron invitados al intercambio de criterios en torno a la curaduría. Aunque este tema ha sido calzado en los últimos años por los principales centros legitimadores de cultura –revistas especializadas, centros culturales y voces autorizadas-, la práctica continúa ofreciendo desaciertos en laspropuestas de discursos que, presuntamente, fungen comoelementos articuladores de la historia del arte.
Este espacio de laboratoriose regenera con cada exposicióntransitoria que habita las salas de la institución.Factoría ha pretendido la potenciación de un pensamiento hiperactivo, ansioso de deconstruir las ideas que suscitan sus muestras, para desde dentro hablar de problemáticas más abarcadoras: le interesa complementar el juicio artístico con las herramientas interdisciplinarias que a veces solo se adquieren de la práctica eintenta conciliar un conocimiento entre las nociones ya existentes y otras que, quizás,puedan advertirse.
Pero, ¿por qué hablar de curaduría cuando cada exposición por sí misma podría en última instancia terminar sugiriendo el tratamiento y cuestionamiento de su génesis? Resulta que Dios los cría…[1] trata de eso, de cómo un artista puede preocuparse por cuestiones de curaduría y de cómo esas preocupaciones pueden determinar un concepto o idea curatorial novedosa[2].Segúnel refrán que la titula, el Dios, asociado al acto de creación impoluta, deviene curador y, el Diablo,entonces, puede leerse como la figura del artista.Para el debate fueron convocados actores de ambas procedencias: por una parte, René Peña –artista y principal gestor de la muestra- y, por otra, Hilda María Rodríguez –crítica, curadora y profesora de Artes y Letras[3]- para propiciar la confrontación de ideas sobre un ejercicio que aunque pudiera haber tenido algún antecedente, en esta ocasióncontiene la particularidad de ser un proceso autorreflexivo en sí mismo. Luego de las anécdotas narradas sobre el proceso de concepción de la expo, con la naturalidad, desprejuicio y conocimiento que caracteriza a Peña, se sucedieron diálogos que abordaron puntos álgidos y realmente alarmantes con respecto al fin último de la curaduría de estos tiempos, como son el excesivo interés por la comercialización de la obra, antes de procurar una elaboración consciente y comprometida de la misma con los presupuestos del arte y su historia.
Este Laboratorio de Ideas fue desarrollado a manera de clase-debate y aprovechó la ocasión para homenajear el aniversario 80 del Departamento de Historia del Arte, instituciónque ha gestado un pensamiento fundamentado, descontaminado y con un alto nivel de responsabilidad en la aprehensión, construcción y divulgación de la producción artística, valores que han trascendido a los espacios de la cultura.
Bajo estos legados, Factoría continuará desarrollando sus encuentros.El próximo tendrá lugar el martes 1ro de abril a las 2 de la tarde, y estará a cargo de René Peña, Hilda María Rodríguez y Humberto Díaz, quienes estarán conversando sobre la experiencia del artista como curador o comisario.
[1]Muestra colectiva, curada por René Peña. Factoría Habana, enero-marzo, 2014.
[2]La exposición es entendida como una gran obra de arte en la que el artista compendia el arsenal de su vida y lo dispone como escenario y memoria en imágenes, autobiográficas y autorreferenciales, de su universo artístico.
[3]También artista.