Por Indira Carrillo Álvarez. Especialista del Museo de Arte Colonial y curadora de la muestra
Dos épocas, dos contextos, dos artistas… Pedro Pablo Rubens y José Ángel Baez se dan cita en un Diálogo atemporal. Dibujos poco conocidos del insigne pintor barroco, realizados entre 1601 y 1638, inspiran a Baez y sirven como pre-texto para realizar su obra. El resultado visual es la conjunción de dos poéticas distanciadas en el tiempo y en materia morfológica y semántica. José Ángel Baez en 2013 reinterpreta, actualizando, lo que otrora hiciera uno de los grandes de la escuela flamenca. Así, las obras se consolidan por una suerte de atracción de contrarios en lo formal, y una ampliación de lecturas a nivel conceptual. Por un lado, el estilo barroco de Rubens enfatiza el movimiento, la expresividad de las figuras, el minucioso tratamiento de las texturas, la teatralidad en la composición; del otro, los motivos de Baez remedan la estética del cómic sin abandonar, cuando el discurso lo requiere, las manchas de color de gran impacto visual que suelen distinguir su obra pictórica.
En materia temática, la trayectoria artística de Baez se ha caracterizado por privilegiar la reflexión en torno al ser, tanto en su introspección como en su relación con el universo. De manera puntual, en Diálogo, el creador asume el universo representacional de retratos, escenas de carácter religioso, histórico y mitológico, creado por Rubens, y orienta su mirada hacia una historia más reciente. Ingeniosamente, el artista discurre por una serie de temas a través de la inclusión de motivos que complementan la imagen preexistente y van, desde lo enternecedor en El hijo del artista, pasando por lo irónicamente lúdico en El domador y Designado, hasta arribar a la crítica sutil o el abordaje de asuntos más serios en Abducido, El otro suicidio o ¡Boom Boom Bye Bye!
Sin embargo, el amplio diapasón de temas no atenta contra la validez de la propuesta. El intercambio epocal en lo concerniente a significantes y significados que se establece, a partir de los referentes Rubens/Baez, se enriquece en su pluralidad discursiva. De manera que la invitación al diálogo está hecha, de Rubens a Baez, para los contemporáneos.