El paso de la conciencia

Por Aymée Ma. Borroto Rubio

A más de 500 años de distancia, Da Vinci siempre aparece. Sus dibujos anatómicos, de obligado estudio, son ahora mismo exhibidos junto a imágenes médicas del siglo XXI, desde la resonancia magnética hasta el 3D. Sin embargo, una sutil línea divide la ciencia del pincel: está en  el talento, en la concepción artística que permite que el gran virtuoso de Renacimiento pase entre caballetes y mesas de toda  escuela, a lo largo de los tiempos.

La galería del Hotel Ambos Mundos acoge hasta el 20 de febrero la exposición El paso de la conciencia, del joven Lázaro Nelson Céspedes Carmona, Título de Oro de la Academia de San Alejandro en 2011, con muestras de su quehacer artístico en galerías y colecciones privadas de Francia, Italia y Cuba. Las piezas que nos presenta, ejecutadas en carboncillo sobre cartulina, muestran una faceta poco conocida del autor, que bien dedica al oleo la mayor parte de sus creaciones. Se trata de una interpretación muy personal del ejercicio académico con respecto al estudio anatómico de la figura humana, esta vez incentivada por la presencia de elementos innovadores a partir de la creación del objeto de estudio y su sentido multidimensional, pues cada acción del cuerpo resulta ineludiblemente, una reacción del alma.

 

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