Ciudades de eterno silencio

Por: Liset Valderrama López

Especialista de Artes Visuales de la Oficina del Historiador

Nada más ingrato que hablar de la muerte, y todavía más escribir sobre ella. Sin embargo, su sitio cumbre nunca deja de ser tentador. Es imposible concebir un lugar más solitario y triste que logra solaparse  con la belleza y el misticismo que definen a sus edificaciones. Si nos quedamos embelesados admirándolas nada habla allí de la muerte, nada nos recuerda el doloroso ritual de pérdidas y despojos que significa.

Voltear la mirada ante la magnificencia de un cementerio no es nada difícil. Captar en imágenes el mutismo de estos lugares se ha hecho meta en la carrera de muchos fotógrafos. Ciudades de silencio resalta la prestancia y la riqueza visual captada por el lente de  Ignacio Barrios, Isabel Martínez y Alberto Chino Arcos, tres fotógrafos de diferentes nacionalidades.

Las fotografías de Ignacio Barrios del Père-Lachaise, en París, Francia son impactantes. En ellas reina un espíritu de paz y melancolía que nos contagia, sensación resaltada por los altos contrastes entre blanco y negro. El equilibrio entre la arquitectura, las esculturas y el ambiente natural son elementos que se imponen dentro de su composición. No faltan las fotografías a bóvedas famosas como la de Eugene Delacroix, pintor del romanticismo, y la de Victor Noir, una de las más visitadas en la actualidad, vistas a partir del detalle, buscando visualidades que aunque nos remitan al elemento original, nos hacen encontrar nuevos atractivos.

Las imágenes sobre La Recoleta, de Buenos Aires, Argentina,  fueron captadas por  la fotógrafa Isabel Martínez. En ellas resaltan las exquisitas e imponentes esculturas hechas de mármoles venecianos, así como la diversidad arquitectónica de las capillas mortuorias. Es atractivo el modo en el que registra su sensualidad, especialmente aquellas que representan a figuras femeninas, a partir del contraste con el blanco propio del mármol y los negros y grises de las sombras. La relación inquebrantable entre el cementerio y la realidad exterior que lo circunda tampoco escapan a su mirada. En varias imágenes contrapone la arquitectura propia de estos lugares, cargadas de elementos simbólicos como ángeles y cruces, con los grandes carteles publicitarios y las modernas edificaciones de la ciudad. No obstante, muestra los vestigios del paso inevitable del tiempo que lamentablemente se hacen presente en este cementerio. En el acercamiento minucioso a cada grieta y bóveda destruida nos muestra la realidad imperante.

Las imágenes del Cementerio de Colón realizadas por Alberto Chino Arcos descuellan por una marcada sensación de soledad. La cruz es un elemento recurrente, ya sea como centro de la composición o como elemento secundario, utilizada para reafirmar el significado de este símbolo que remite al fin de la vida. Con vistas panorámicas muestra la diversidad arquitectónica pero repara con mayor minuciosidad en fragmentos de marcado sentido religioso. Aunque la luz natural característica de un país caribeño impida resaltar los contrastes entre luces y sombras, Arcos se las ingenia con su lente para dejar  evidencias de claros y grises. Las fisuras y el desgaste de las paredes  nos hablan de las imperfecciones aún en la eternidad.

Ciudades de silencio es una exposición  donde la mudez de estos tres cementerios  es interpretada y traducida en poesías visuales, donde permanecer impávido ante las seductoras imágenes está prohibido.

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