Uno de los acontecimientos más dramáticos de la historia de Cuba fue sin dudas el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina, acusados injustamente de profanar el sepulcro del periodista integrista Gonzalo de Castañón. Al cumplirse 142 años de los sucesos ocurridos el 27 de noviembre de 1871, se celebró esta mañana el tradicional acto, organizado por la Oficina del Historiador de la Ciudad, para además rendir homenaje a Nicolás Estévanez, oficial del ejército español, quien protestó enérgicamente contra aquella injusticia.
Estudiantes de medicina, trabajadores de la Oficina del Historiador, del hotel Inglaterra, descendientes de Canarios y transeúntes que detuvieron su paso, se reunieron hoy en la célebre Acera del Louvre para escuchar los himnos de Cuba y de la República Española, interpretados por la Banda Nacional de Conciertos, y presenciar las palabras de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, quién hizo un detallado repaso de aquellos trágicos hechos que sin dudas marcaron las páginas de nuestra historia.
El 27 de noviembre de 1871, luego de ser seleccionados al azar y juzgados injustamente, aquellos ocho jóvenes cubanos, cuyo único crimen fue el de alentar un sentimiento a favor de la patria y su soberanía, fueron llevados a la explanada de La Punta y ejecutados de dos en dos. Al enterarse de la consumación de estos hechos, el joven oficial Nicolás Estévanez Murphy quien se encontraba en el hotel Inglaterra, protagoniza una escena de protesta e insubordinación ante la injusticia y encolerizado rompe su espada públicamente, discrepando de lo que consideraba un crimen. “Por eso la presencia de la Sociedad Canaria y los descendientes de canarios en el hotel Inglaterra, sitio que por largos años ha conservado el recuerdo de esos acontecimientos”
En sus palabras Leal destacó también la actitud del capitán español del ejército, Federico Capdevila, designado como abogado defensor de oficio y que, durante el juicio, defendió a los estudiantes valientemente. Además recordó la integridad humana y profesional del profesor Domingo Fernández Cuba, quien se negó a que sacaran a ninguno de los alumnos de su aula cuando fueron a buscar a los estudiantes a la Universidad. “Como en todo acontecimiento y a lo largo de la historia de Cuba la solidaridad ha sido un hecho de suma importancia. Recordar hoy a Nicolás Estébanez, a Federico Capdevila, al profesor Domingo Fernández Cuba, a los generales españoles de artillería Clavijo y Benet, encarcelados por los voluntarios por oponerse al juicio y protestar en contra de las leyes militares; y a todos aquellos que por sentimiento de dignidad y justica se opusieron al crimen, es un acto que ennoblece y engrandece el alma cubana”.
Leal recordó que este acto se organizó por primera vez a finales del año 1936, en medio de la batalla por la república española luego de que por el Partido Comunista de Cuba y otras fuerzas progresistas unidas a este pidieron un voluntariado de jóvenes cubanos para ir a luchar por lo que se debatía en España. Su predecesor, Emilio Roig de Leusering, profundamente republicano y compañero de muchos de los jóvenes que fueron a luchar por España, organizó este acto y escogió la fecha del 27 de noviembre por ser el acontecimiento más dramático entre los muchos crímenes que se cometieron durante la lucha del pueblo de Cuba por la libertad. El Historiador de la Ciudad también agradeció a la Banda Nacional de Conciertos por su presencia en este acto durante todos estos años.
“Hoy rendimos homenaje a Nicolás Estébanez y a los estudiantes más o menos a la hora en que comenzó su martirio. Su monumento está rodeado desde temprano por las flores y las ofrendas. Hoy es un día para bajar la cabeza en el lugar que se convirtió por Cuba en un altar de sangre y recordar a los que sufrieron con dignidad aquel martirio, aquellos que ennoblecen la profesión médica, la condición estudiantil y la condición cubana. Es también un día para recordar a los que fueron solidarios con ellos, a lo mejor y más representativo del pueblo español que es una de nuestras raíces caudales”.