Por: Dr. Rigoberto Menéndez, director de la institución
En aquellos ya lejanos días de noviembre de 1983, cuando se inauguraba en un edificio de tintes mudéjares el primer museo etnográfico de la Oficina del Historiador de La Habana, con el nombre de Casa de los Árabes, pocos imaginaron que con el paso de los años esa institución arrojaría suficiente luz acerca de una cultura diversa, pero atrayente, la cultura árabe y todo el espectro cultural generado por el Islam.
La fundación de este museo, devenido también institución cultural, se debió a la precursora idea del Dr. Eusebio Leal Spengler, quien, en los inicios de los 80 del siglo pasado, concibió la posibilidad de fundar museos que rescataran la memoria de culturas en apariencia distintas a la nuestra, pero con una evidente impronta en el devenir histórico y cultural cubano. Esta Casa nació para contar cinco siglos de presencia árabe mediante el lenguaje del museo, que atesora miles de objetos, donados, en su mayoría, por instituciones de los países árabes, misiones diplomáticas, familias y personalidades cubanas, entre ellas el compañero Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución, y el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de la República.
Los objetos donados han permitido organizar un discurso museológico que muestra, ante todo, el modus vivendi y la cultura popular de los pueblos árabes. La réplica aproximada y certera de un zoco o mercado popular, la muestra del modo de vida beduino con todos sus elementos, la indumentaria de los pueblos de África del Norte y Medio Oriente, así como la exposición de las mejores muestras de mobiliario hispanoárabe, y más aún, una sala dedicada a la historia de la inmigración árabe, son algunos de los aportes que el museo, hoy e en medio del ambiente conclusivo de una larga restauración, se plantea mostrar al público en el mediato futuro.
En tres décadas la institución ha realizado un trabajo de notable promoción de la cultura árabe-islámica. Como museo de su tipo, es primigenio y único, no solo en Cuba, sino en toda América Latina, y como centro cultural desde 1983 a la fecha ha realizado innumerables actos culturales, talleres de danza y de narración oral, ciclos de conferencias, cursos de postgrado, eventos académicos, entre los que se destaca la creación del Aula de Cultura Árabe-Islámica.
Momento oportuno este para agradecer a todos los que han laborado y laboran en esta Casa. A ellos, a los colaboradores, a los amigos de la Oficina del Historiador que han apoyado esta obra, dos palabras finales que sintetizan la gratitud en la cálida y altisonante lengua árabe: CHUKRAN YAZILAN (MUCHAS GRACIAS)