Por: Yuray Tolentino Hevia
No se sabe de donde vinieron, si cruzaron alguna puerta de las estrellas o emigraron de la ciudad perdida pero: ¡están aquí!, ciento treinta ocho años. Honorables y fuertes, serenos y místicos continúan cautivando por sus atributos y la imagen antropomórfica; está vez mezclada con el calibre de diferentes líneas y las salpicaduras de otra cultura.
Los Chacmooles llegaron a La Habana ya, y no vinieron bailando un chahachá. Llegaron en el 160 Aniversario del natalicio del Apóstol y en las celebraciones por el Día de la Cultura Nacional. ¡Quién mejor que ellos para honrar dichas fechas! Si bien es cierto que el arqueólogo norteamericano Le Plongeon los descubrió en 1875; Martí es quien los acerca a América: primero con los breves comentarios en los Cuadernos de Apunte 3 y 7 y posteriormente en la Opinión Nacional de Caracas el 8 de noviembre de 1881.
Chacmooles en La Habana es el título de la exposición personal del Premio Nacional de Artes Plásticas 2007: René de la Nuez Robayna (San Antonio de los Baños, septiembre 8 de 1937) que será inaugurada hoy, 11 de octubre, en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez. Auspiciada por la Oficina del Historiador de la Ciudad; el Consejo Nacional de las Artes Plásticas; la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez y el Museo del Humor de San Antonio de los Baños la muestra fue exhibida por primera y única vez hasta el momento en el Ayuntamiento de Mérida en Yucatán en el 2008 bajo el título Yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy.
Nuevamente René demuestra el exquisito dibujante, humorista, cubano, y martiano que es. Sus Chacmooles nacieron en Chichén Itzá y en los tableros de Ifá con los ñañigos y los cantos. A través de la línea gruesa y los filigranas ágiles y sueltos entremezcla dos culturas y la historia de dos naciones cuyo ADN mitocondrial tiene igual base genética.
Está convencido de la relación simbólica del chacmool con la cultura nganga, los símbolos abakúa y eleggúa. No es coincidencia esta transculturación y mestizaje. Al igual que Martí es hijo de América toda. Sus chacmooles tampoco son dioses guerreros, son deidades que van del físico tolteca a la sangre y la rumba del cubano, sea negro o blanco: todo mezclado.
El poder de las trece piezas realizadas en acrílico y tinta sobre cartulina está en la pupila atenta que las mire y (re) encuentre. Han viajado desde México a la ciudad de las columnas o ¿ha sido a la inversa? Yo no sé. ¡Están aquí! Traen en las maletas el Popul Vuh, el sombrero guayaquil y la luz del maestro.