Como tributo al aniversario 145 del inicio de la guerra de independencia y a la memoria de Carlos Manuel de Céspedes, se celebró esta mañana ante su estatua, colocada en el centro de la Plaza de Armas, el tradicional acto de homenaje que organiza la Oficina del Historiador.
La ceremonia dio inicio con la interpretación, por la Banda de Música del Estado Mayor General, de las notas del Himno Nacional y La Bayamesa, y la colocación de ofrendas florales ante el monumento. En el acto, Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, describió a Céspedes como el hombre que fue: “Abogado y pensador, hombre de gran cultura, recorrió el mundo, habló idiomas; poeta refinado, cantó al Cauto, a la sierra, hizo el elogio de su propia vida, y con su ímpetu magnifico hizo avanzar el reloj del tiempo, puso a Cuba en el tiempo y el espacio, levantó su voz para clamar el reconocimiento de las naciones y lo obtuvo en distintos rincones de la tierra; a pesar de la soledad de Cuba, del sangriento y largo proceso de aquella guerra, el país fue escuchado por hombres y mujeres notables”.
El Historiador también expresó: “Sin que deje de ser emocionante para nosotros este día ni por un instante, nos reunimos ante el monumento erigido a Carlos Manuel de Céspedes. Venir ante su monumento es deber de devoción y lealtad, acudir ante él no es solo darle vida a la escultura del hombre cuya vida se extinguió hace ya tantos años, aquel 27 de febrero de 1874 en un punto de la Sierra Maestra llamado San Lorenzo. Venir ante él y devolver carne, sangre e ideas a su monumento es cumplir el más alto designio de la república, de la nación cubana hoy. Es por eso que este día de recordación y de ofrenda, de alegría grande, de tristeza contenida, las flores que colocamos en este sitio son altamente simbólicas e importantes y hacen la gran apelación para no olvidar. En este día, inclinamos nuestra frente porque hay días para reír y días para meditar. Hagámoslo con respeto y veneración ante los que nos dieron la posibilidad de tener una patria, una nación, un cielo, un suelo, una bandera hermosa, la bandera de todos los cubanos”.
Terminadas las palabras de Leal, los asistentes al acto salieron en peregrinación a la Sala de las Banderas del Museo de la Ciudad, sitio que atesora los símbolos de las luchas por la independencia. Estuvieron presentes en la ceremonia los generales de división Samuel Rodiles Planas y Antonio Enrique Luzón y la general de brigada Teté Puebla, así como Héroes de la República de Cuba, altos dirigentes civiles y militares del país, miembros de la Asociación de Combatientes y la Academia Cubana de la Historia, así como descendientes del Padre de la Patria, pioneros de las escuelas de La Habana Vieja y trabajadores de la Oficina del Historiador.