Por Sergio Fontanella.
Quien visite por estos días los espacios de Factoría Habana, galería de la calle O´Reilly en la Habana Vieja, puede experimentar de golpe extrañamiento y delectación. Los lenguajes artísticos postmodernos tienden a ser excéntricos, si nos atenemos al crescendo de recursos como la autorreferencialidad, la estetización de materiales “innobles”, el pretendido cinismo de algunas propuestas…
D´DISEGNO. Respuesta cubana! no discrimina en este sentido, la veintena de artistas que integran esta muestra es cuando menos diversa en sus ambiciones, lenguajes, materiales. El diseño como campo de producción, apareamiento tecnológico-artesanal, es en realidad un término en franco proceso de redefinición; que encubre aspectos tan divergentes como la creación informatizada o el tradicional dibujo de formas, que puede solucionar un mueble o una sofisticada sandalia.
El acercamiento arte-diseño ha sido mutuo. La emblemática Escuela del Bauhaus fue un símbolo alemán de progreso, de positivismo modernista; pero en esencia no ha sido el único intento de interconexión entre el mundo del arte y el diseño. De hecho, es frecuente que determinadas creaciones de las últimas décadas se coloquen en el temerario espacio de la indefinición: aquellos muebles escultóricos y fascinantes interiores de Boda Horak, o los diseños de vestuario y calzado de Anouki Bicholla, conllevan al consumidor que se recuesta en unos o viste los otros, a participar de una suerte de consumo performático.
La propuesta D’DISEGNO… no se diluye en absurdos o se resiente, más bien se arriesga; el proyecto puede asociarse a la acción o picardía experimental de entrar a una tienda e intercambiar productos con etiquetas, marcas, precios. Los consumidores vivirán una experiencia desautomatizadora de los sentidos, como verlo todo con ojos diferentes, sin la muleta de los estereotipos. Equiparable, pero en sentido inverso, es la obra de Liliam Dooley, quien propone una aparente uniformización de diseños, al plantar una percha de sayas y vestidos negros, única talla y marca desconocida. Lo dicho, mirar el producto por sus potencialidades artísticas exclusivamente, ignorando aspectos promocionales, precios, fetiches.
La exposición incluye otras propuestas nada descalificables como las de José Ángel Toirac y Octavio César Marín (Deco’Arte) o la de Roberto Ramos Mori, presentes en esta curaduría. Diseño de ambiguos interiores o diseño “procesual”, ambas obras sugieren espacio para múltiples cavilaciones. Otras piezas dentro de la muestra resultan particularmente atrayentes, por la fecundidad y preciosismo del diseño que interviene en el objeto artístico per se (Arantza Vilas), por el recurso tecnológico empleado (Interlaced, de Raúl Valdés –Raupa- y Edel Rodríguez –Mola-), el ingenio mordaz (Taquicardia del corazón agónico y puntual de los dibujantes de editoriales y periódicos, Fabián Muñoz), o por una proyección universalista apreciable en el reciclaje de materiales y métodos creativos.
Bajo esta premisa, Celia Ledón y Mayelín Guevara, han instalado de conjunto un grupo de maniquíes que visten espectaculares diseños y sofisticados conjuntos de accesorios y joyería, como alternativa de diseño ecológico o reciclaje creativo. El stress del arte más reciente ante el inminente peligro ambiental se levanta en algunas elaboradas propuestas a nivel internacional, y ocupa aquí una sólida y original perspectiva donde se trenzan imaginación y sutileza.
Por su parte, la obra de Idania del Río Gracias cerebro por dejarme en paz hace coexistir soluciones tradicionales o curiosas para conciliar el sueño. Su cama simbólica se convierte en un espacio de libertad, de diversidad; a través de la relación íntima entre la almohada y el pensamiento. Lo que te “quita el sueño” es una idea universal, que comprende infinitas proposiciones. Incluso, conduce al espectador, contradictoriamente, a no dejar su cerebro en paz e involucrarse con sus propios insomnios, o repensar aquellas almohadas que faltarían, cifra indefinida. Rotunda metáfora la de esta joven artista. Personalmente, yo pondría la cabeza en tres o cuatro de esas almohadas, sin grandes contratiempos de conciencia.
Aun cuando no pretenda ser concluyente, pienso que el sentido inicial o tal vez último de esta curaduría, radica en el necesario abandono de prejuicios, clasificaciones y posturas demodé. La invitación D’DISEGNO… resulta interesante sobre todo para mentes abiertas, pensamientos expandibles y una sensorialidad en pleno goce de sus facultades estéticas.
Tomado de OnCuba.