Como homenaje a su persona y a la importancia de su legado como estandarte en obra restauradora de nuestro patrimonio histórico, la Oficina del Historiador celebra cada año el natalicio del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, primer Historiador de la Ciudad de la Habana.
Como ya es costumbre, historiadores, intelectuales y museólogos participaron en la ceremonia, efectuada esta tarde en el patio del Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad, sitio en donde se conserva el despacho de Roig, en lo que fuera la segunda sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad, institución creada y dirigida por él en 1938.
El Dr. Eusebio Leal Spengler, continuador de la obra de Roig, evocó a su predecesor al recordar su nacimiento, un día como hoy pero de 1889, en el número 40 de la calle Acosta. Al referirse a su vida comentó: “Fue hombre elocuente, orador de combate, escritor incansable. La Oficina terminaba su trabajo a la una de la tarde y el Dr. Roig se iba a su casa, primero en la calle Cuba, luego en Tejadillo, e iba a lo que es necesario: leer y estudiar. Ninguna ciencia, arte o manifestación de los saberes se puede conservar sin estudio y renovación. Al momento de su muerte el Doctor había acumulado una vida de esfuerzos; su carácter le permitió dominar confrontaciones dificilísimas, sufrir traiciones, decepciones, olvidos, sin embargo se sobrepuso a todo eso.”
Leal además destacó la labor de Emilio Roig en la presa de su época y en las revistas Carteles, Mundo Gráfico, Social; asi como en la creación de instituciones como la Comisión de Monumentos, la Junta Nacional de Arqueología y Etnología y la Sociedad Cubana de Estudios Históricos Internacionales.
Al referirse a la labor de la actual Oficina del Historiador en la salvaguarda del patrimonio cultural cubano y en la continuidad de la obra de Emilio Roig, Leal expresó: “Estamos comprometidos con nuestra propia memoria para continuar realizando este acto. Me complace pensar, y al mismo tiempo hay un cierto velo de angustia, que lo comenzamos a celebrar en igual fecha, pero del año 1967 del pasado siglo. Muchos de los jóvenes que están aquí hoy no habían nacido, y fue la tenacidad y la perseverancia lo que llevó a realizar el gran esfuerzo de reunirnos cada año para sentar las bases de una institución, que en su forma nueva tenía que ser continuidad creativa de lo que el Dr. Roig había realizado. Es necesario jugar ese papel de guardián de la memoria y el recuerdo, y transmitir esa necesidad y urgencia a otras generaciones. La obra del museo y de la Oficina trató y trata de ser memoria viva, perenne de la cultura cubana y habanera. Es por eso que al recordarme hoy del Dr. Roig, cuando están aquí algunos de mis colaboradores, les advierto que tendrán que ser los más jóvenes los guardianes de esa memoria en el futuro. Si se pierde seremos algo soluble en el tiempo, seremos fácil presa de lo que se lleva el viento; solo la memoria salva, el olvido nada entrega.”