Por: Yohany Le-Clere, promotor cultural del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas
Este domingo 9 de junio se clausuró el Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas que tuvo lugar en la capital cubana desde el 25 de mayo. Esa temporada de conciertos permitió que durante 16 días se presentarán 17 pianistas de ocho naciones, —España, Egipto, Rusia, Belarús, Estados Unidos, Corea del Sur, China y Cuba—, los cuales interpretaron obras de compositores como Bach, Lecuona, Chopin, Cervantes, Bartok oRachmaninov, y de otros contemporáneos como Leo Brouwer, Juan Piñera, Ernán López-Nussa, Tania León, Frank Fernández o José María Vitier.Todos estos compositores de épocas diferentes ostentan un importante acervo musical. Muchos de ellos han resistido la prueba del tiempo, otros se van ganando un lugar en el imaginario popular, pero sin dudas, sus producciones han enriquecido y aun hoy enriquecen el patrimonio musical.
El Encuentro de Jóvenes Pianistas, gestionado por el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas y la dirección de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador, ha sido una idea cuidadosamente curada, como una de las estrategias de aplicación del patrimonio musical que contribuye a su permanencia en el imaginario popular. Afirma la musicóloga Miriam Escudero—directora del Gabinete de Patrimonio Cultural Esteban Salas—, que «el Encuentro es un espacio que propicia el disfrute de obras musicales de valor patrimonial; que moviliza una cantidad importante de actores implicados en la salvaguarda de ese patrimonio. De esos actores el más importante es el público, grupo del cual participamos todos en algún momento, y es en última instancia quien perpetúa la memoria del patrimonio mediante sus hábitos de consumo, enseñanza y práctica».
La confluencia de compositores e intérpretes de diferentes países, a decir, un ruso interpretando la música del cubano Juan Piñera o una norteamericana interpretando la música de Bach, dan muestra de que el Encuentro ha sido una plaza que tributa al respeto y promoción de las diferentes culturas. En este mismo sentido destacan dos hechos inéditos, el primero que una joven estudiante de solo 15 años de edad y de origen chino, asumiera la interpretación integral de las Danzas para piano de Ignacio Cervantes, lo que permitió el diálogo respetuoso de dos culturas tan distantes. El segundo hecho, que no por fortuito —al ser producto de la ausencia de uno de los pianistas programados— deja de ser de gran importancia en la promoción de la música cubana, es el estreno de la integral de los Bocetos para piano del maestro Leo Brouwer. Como valor añadido a este Encuentro, en su contribución a la salvaguarda del patrimonio cultural, destaca el hecho de que los Bocetos hayan sido dedicados y titulados con el nombre de diez importantes artistas de la plástica cubana.
La permanencia del patrimonio musical en el imaginario popular, o en otras palabras, la salvaguarda del mismo, exige ir mucho más allá de la reproducción mimética de un repertorio. Antes bien, demanda la constante actualización de los repertorios así como su adecuación a las necesidades y posibilidades de la contemporaneidad, tanto a nivel objetivo como subjetivo. Esta adecuación implica desde el uso de medios sonoros, espacios de ejecución de la música hasta muchos otros detalles como la cantidad de personas a las que está dirigida.
A nivel subjetivo los repertorios también necesitan ser actualizados pues en la reproducción, y más que esto, en la transmisión del patrimonio en general y de la música en particular, se necesita renovar desde una perspectiva cultural contemporánea la eterna interacción entre el intérprete y el compositor. El intérprete a su vez incide en la subjetividad del público que precisa de una traducción a códigos contemporáneos que facilite el proceso de recepción de la música. De esta forma, la transmisión del patrimonio musical se establece en un entramado que propicia la repetición una y otra vez de ese proceso y por consiguiente la perpetuación del patrimonio musical de una generación a otra. Según el antropólogo Javier Marcos Arévalo, «la tradición, para ser funcional, está en constante renovación, y se crea, recrea, inventa y destruye cada día».
La excelencia interpretativa es un aspecto a tener en cuenta si se quiere perpetuar la memoria histórica, dado que el criterio estético en la contemporaneidad es un elemento de juicio y valor para consumir un determinado producto. Este aspecto fue tenido en cuenta para la selección de los programas de cada intérprete, cada día Salomón Gadles Mikowsky, director artístico del Encuentro, disertaba sobre la excelencia de los repertorios escogidos y su adecuación a las necesidades y posibilidades de cada pianista. La continua asistencia de personas y el incremento en cada jornada fueron muestras de la aceptación de los programas ofrecidos en el evento. La musicóloga Claudia Fallarero en referencia al criterio estético ha dicho que «la clase de Salomón es la clase de la sutileza».
Salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial, contentivo del patrimonio musical, significa velar por que siga formando parte activa de la vida de las generaciones presentes y se transmita a las venideras. Los festivales, encuentros, temporadas de conciertos forman parte de las propuestas, que aún sin proponérselo, tributan a este empeño.