Por: Dariana Rodríguez
Acércate, ven hasta aquí, que hay cosas que pueden dejarte temblando, sin siquiera imaginarlo. Temblores que te inundan y casi ni los sientes. Los objetos hablan, toman fuerza y se burlan del espectador. Se apoderan de tus espacios en blanco, de tus temores, de tus soledades. Prometen no abandonarte ni saliendo de la sala. Les gusta amarrarse a tus pies e invitarte a danzar o dejarte inmóvil.
Definitivamente los escandinavos traen aires mágicos en su equipaje, vienen con una misión irrevocable: conquistar. Seducen, embriagan, someten al público a sus deseos y traspasan las fronteras entre artista-público que define el tablón del escenario. Desde el pasado jueves y hasta el sábado la sede de danza Teatro Retazos acogió tres presentaciones como parte de las 2das Jornadas de Intercambio Cultural con Artistas Escandinavos TRÁNSITOS-HABANA: KomNära, Still Shivering y Cosas.
KomNära (Acércate) fue el punto de partida, la arrancada y el momento de preparación. Lidia Wos, la mesa, la silla, la lámpara son, desde el inicio, una misma forma, latente e incapaz de detenerse. Con extrema técnica, ligereza y romanticismo se sumerge en un espacio de reflexión. A media luz se ve Lidia casi flotando por encima de todo, derritiéndose, desarmándose, desvistiendo ante nuestros ojos una nueva manera de danzar. Ven, llégate hasta aquí, experimenta las sensaciones de aprehenderte de los objetos, de sentir que formas parte, que eres parte.
Una maleta a medio cerrar, una mujer, un pelo rubio, una camisa azul, es lo que se alcanza a ver con una mirada inicial. Comienza el segundo número. Un español perfecto, pero no solo entendible, también con un acento cautivador. Se traslada el público a una sala de relajación, donde Johanna Jonasson incita a cerrar los ojos y comenzar a pensar en imágenes que surcan el absurdo. Escenas mentales donde puedes mover tu ombligo de lugar y llevar tu nariz al centro de tu cerebro y simplemente oler. Baile, música, interpretación, maestría definen a Still Shivering (Aún temblando). Ni Miguel Azcue ni Johanna podrían haber encontrado un nombre más certero para su presentación, supongo que fue la primera sensación que les produjo una vez conformada, el sentimiento mutuo que resultó de su puesta en escena. El ir y venir de la ropa, el cambio de pelo, la transformación de la imagen y la expresión conducen la interpretación. Una búsqueda y exposición de las variables personalidades del individuo son cuestionadas. Cindy Sherman puede sentirse homenajeada, pues logra Johanna un tránsito grupal por las múltiples máscaras a las que nos somete la cotidianidad.
Acertadamente justo después de las luces vinieron los 15 minutos de receso, espacio este para recobrar de alguna manera la extraña sensación que deja la obra de sentir temblando incluso los sentidos.
Cosas es eso, cosas, múltiples elementos conjugados, mezclados, perfectamente amalgamados. Es una fusión de idiomas, cantos, saberes y realidades. Es la creación de una bailarina, excelente por demás, que ha venido a conformarse desde la aprehensión de culturas y géneros danzarios. La música flamenca abre la presentación, desde la voz de Alma, e impresionantes sonidos, imposibles de imitar, surgen de todo su cuerpo, creando una ritmicidad espectacular. Y “dancing, cheek to cheek”, nos lleva justo ahí, al cielo, donde logra que“we’re out together dancing cheek to cheek.”
Es el tránsito de Alma Söderberg por diferentes países, llegando a la concepción de una obra que no se somete a los límites de ningún género. Su rostro, solamente su expresividad, refleja su capacidad de emocionarse ante el ritmo, la sonoridad. Su cuerpo se mueve a partir de voces y resonancias totalmente nuevas. La realidad transita hacia los espacios abstractos y poéticos. Se transforman las cosas en un impresionante mundo artístico.
Es tiempo de luces. Azul, rojo, rojo, azul. Alma parece que ha encontrado su espacio de inercia, y ya están en punto los sonoros aplausos para evitar que se mantenga quieta. Vuelven a unirse las tres artistas escandinavas para recibir de vuelta la magia que han dejado en el escenario. Impresionante, poético, inspirador me siguen pareciendo palabras un poco vagas para intentar describir las sensaciones que produce el espectáculo.