Por: Armando Arriete Álvarez, museólogo del Museo Napoleónico de La Habana
Muy cerca de la Universidad de La Habana, en la intersección de las calles San Miguel y Ronda; muchas personas tanto nacionales como extranjeras no imaginan que pueden encontrar tras las paredes de la majestuosa edificación que allí se levanta. Se trata de la más extensa e importante colección de la época napoleónica existente fuera de Francia.
El Museo Napoleónico de La Habana, institución inaugurada el 1ro. de diciembre de 1961 en La Dolce Dimora, es un palacete renacentista construido entre 1926-1929 por los afamados arquitectos Evelio Govantes Puente y Félix Cabarrocas Ayala. Antiguamente perteneció a Orestes Ferrara Marino (1876-1972), ciudadano de origen italiano, nacionalizado en Cuba a principios del siglo XX tras haber participado como insurgente en la guerra de 1895, epopeya en la que obtuvo el grado de coronel del ejército mambí; y más tarde, como miembro del partido Liberal. Desempeñó diversas responsabilidades hasta llegar a ser presidente de la Cámara de Representantes y finalmente representante de Cuba en la Unesco, cargo que desempeñaba en el exterior al producirse el Triunfo de la Revolución Cubana, el 1ero de enero de 1959.
En este museo se muestra una importante y heterogénea colección de arte militar correspondiente a los siglos XVIII y XIX, adquirida en las prestigiosas casas de venta Sotheby¨s en Londres, Parke Bernet en New York, Lambert y Davoout en París. Recrea la obra de importantes artistas y artesanos fundamentalmente franceses y de otras latitudes del continente en los períodos de Monarquía Borbónica, Revolución Francesa, y Primer Imperio Napoleónico. Asimismo, representa en sus diversas y múltiples piezas la amplia gama de cuerpos de ejércitos de estos períodos y la iconografía que los caracterizó y distinguió entre sí y de los restantes cuerpos europeos.
En ellas se aprecian fundamentalmente las profundas transformaciones operadas en la sociedad francesa y en el gusto estético de la burguesía al rechazar el estilo Rococó; una vez que ésta, se apoderó del poder político tras la demoledora revolución de 1789 en Francia e iniciara el derrumbe de las viejas monarquías feudales en toda Europa. Esta nueva clase ascendente, promovió y difundió el interés por el mundo antiguo tras los hallazgos de las excavaciones realizadas en las ciudades Herculano y Pompeya a mediados del siglo XVIII que constituyen la base que sustenta el estilo Neoclásico, predominante en esta colección de armas.
Existe además; una pequeña colección de armas haitianas, significativa por su ornamentación – semejante a la anterior – y significación histórica; que perteneciera al ciudadano cubano Antonio Juan Nieto Cortadella; la misma presenta gran relación con la anterior por los fuertes lazos de dominio, dependencia y por tanto culturales existentes entre Francia y Haití en siglos anteriores. Es importante resaltar en la colección, la alta representación de personalidades haitianas que participaron en el período insurreccional que los condujo a la independencia del coloniaje francés y que más tarde alcanzaran la magistratura de presidentes y emperadores en Haití a lo largo del siglo XIX.
Lo anterior resulta significativo en el armamento ya que las manufacturas fueron prodigas y creativas atendiendo a la gran cantidad de cuerpos de ejércitos existentes entonces, y las dotaron de elementos ornamentales y materiales que los distinguen entre sí. Además, estos cuerpos portaron armas, uniformes y otros aditamentos con figuras, insignias, inscripciones etc. que tienen gran importancia y significado en cada una de las etapas de la sociedad francesa y haitiana de entonces y que tributan a la sociedad contemporánea.
La ornamentación en ambas colecciones: Julio Lobo y Nieto Cortadella. La innumerable variedad de armas que el hombre ha creado en el transcurso del tiempo las ha agrupado en
diversas denominaciones que responden a diferencias que existen entre unas y otras según su objeto, naturaleza, forma, dimensiones y modo de obrar; ejemplo de ello se aprecia en la colección de armas que atesorael museo Napoleónico de La Habana; ésta es representativa de la historia de Francia y de Haití en la Época Moderna; fundamentalmente el período revolucionario iniciado en 1789 y el I Imperio, aunque cuenta con obras de la segunda mitad del siglo XIX de ambas naciones y de principios del siglo XX haitiano.
En esta época el estilo neoclásico despertó el interés por el estudio del arte en la antigüedad en toda Europa; y la sociedad francesa lo reflejó en todas sus esferas y también en sus
colonias de entonces, ejemplo de ello es apreciable en el arte militar de la época, razón por lo cual el armamento presenta abundante ornamentación con elementos que representan a las antiguas culturas griega, romana y egipcia. Nuestra colección de armas tiene gran número de obras con una variada gama de elementos que confirman lo antes planteado.
En la colección, las armas blancas cuentan con mayor representatividad; en sus empuñaduras – parte mayormente ornamentada del arma – existe un grupo de elementos que coinciden tanto en las armas francesas como en las haitianas; ello es demostración de los fuertes lazos existentes entre la otrora metrópoli y su colonia entonces. Entre los más representativos se encuentran: la hoja de acanto, la flor de lis, la encina, cenefas, cadenetas, escudos, flores, figuras geométricas, gorro frigio, gotas de diamante, hojas de guirnaldas, imágenes, inscripciones en la empuñadura, hojas de laurel, león o cabeza de león, el águila, motivos vegetales, olivos, palmetas, pomo ovalado con rosetón o botón y el yelmo.