Por: Yimel Díaz Malmierca
El Festival Mozart Habana, fundado en 2015, ha devenido cita trascendente de la música clásica en Cuba. La jornada se convierte en punto de encuentro y pretexto para reunir en la capital a prestigiosos músicos nacionales y extranjeros.
El evento lleva el sello de Ulises Hernández Morgadanes, excelso pianista y compositor a quien no basta hacer sonar la música, disfruta además enseñarla y gestionarla, para lo cual recurre, por ejemplo, a organizar eventos y espectáculos únicos, que se convierten en oportunidades de aprendizaje para los jóvenes instrumentistas.
Uno de esos eventos gestados por el Maestro Ulises Hernández es este Festival que, desde el pasado 1ro. y hasta el 8 de octubre, ha conectado las principales salas de música del Centro Histórico de La Habana Vieja con música de excelente factura y magistrales interpretaciones.
¿Cómo surge la idea de organizar el Festival Mozart Habana y cómo evalúa la acogida recibida ocho ediciones después?
El Lyceum Mozartiano de La Habana de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH) se creó en 2009. Entre los años 2013-2015 tuvimos un proyecto con la Unión Europea que se llamó «La Música Clásica Europea en el entorno de La Habana Vieja», que sirvió para darnos a conocer en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.
El impacto del proyecto y la magnitud de las figuras mundiales de la música que nos visitaron, llevaron a crear, en el 2015, el Festival Mozart Habana. Desde entonces todos los años, en el mes de octubre, desarrollamos el evento.
Con el devenir, se ha fortalecido y tiene una programación cada vez más variada, que incluye estrenos de obras de compositores cubanos y extranjeros de prestigio mundial. En cada edición se suman excelentes artistas que desean compartir música y conocimientos.
Vale recordar que fuimos los pioneros en abrir, dentro de un festival, espacio para la docencia en forma de clases magistrales. Eso es algo que hoy sucede en casi todos los eventos de música que se organizan en Cuba.
¿Qué personalidades se han presentado en el contexto del Festival?
La lista es muy grande, pero podría mencionar algunos nombres como Ronal Zollman (director belga); Walter Reiter (director y violinista inglés); Jorge Rotter (director argentino); Renaud Capuçon (violinista francés); Florent Heau (clarinetista francés); Tomas Hengelbrok (director y violinista alemán); Sarah Willis (cornista alemana); Johannes Honsig-Erlenburg, presidente de la Fundación Mozarteum de Salzburgo; Rene Pape (barítono alemán); Benjamin Schmud (violinista austriaco); Roberte Mamou (pianista francesa); Lester Chio (clarinetista cubano-francés); Ariane Haering (pianista estadounidense); Libia Hernández (directora cubano-holandesa); Michelle Schumann (pianista estadounidense); Tatiana Tchijova (violinista rusa); Dora de Marinis (pianista argentina); Ella Van Poucke ( violonchelista holandesa); Michael Dabroski (violinista EEUU); Florián Schule (clarinetista alemán)…
En realidad, son muchos más pues hay que sumar a todos los músicos cubanos que han estado en el Festival. Podría estar dándote nombres hasta mañana.
¿Qué conciertos resaltaría de entre todos los organizados a lo largo de ocho ediciones?
No puedo separar ninguno, pues el nivel ha sido muy alto. Solo te diría que los conciertos que hacemos en La Catedral de La Habana siempre tienen una aureola muy especial. El público se emociona de manera diferente, y salimos de allí renovados espiritualmente.
¿Cómo confeccionan el programa? ¿Qué elementos jerarquizan a la hora de definir compositores y repertorios?
Todas las ediciones del Festival tienen a Mozart y sus obras como denominador común. Utilizamos el repertorio de este compositor como pretexto para la convocatoria, ya que son piezas de suma importancia en el repertorio de un músico clásico. A esa propuesta le sumamos música cubana y de otros compositores para que el evento ofrezca un amplio abanico de posibilidades sonoras
La edición de este año ha rendido honor a los músicos Julián Orbón (Avilés, Asturias, 1925- EE.UU., 1991) y Alicia de Larrocha (Barcelona, 1923-2009). ¿Cuál es la relación de esos músicos con Cuba?
Julián Orbón tiene un significado muy especial para los cubanos, a pesar de nacer en España. En la década del 40 del siglo XX, junto a otros importantes maestros de nuestra música, sentó las bases para una escuela cubana de composición, es el reconocido grupo de Renovación Musical, que bajo la dirección de José Ardévol, impactó en la generación de músicos que vino después.
Orbón desarrollo acá una intensa vida intelectual, fue parte del grupo Orígenes y compuso obras musicales para diferentes formatos que son de gran interés.
Alicia de Larrocha, por su parte, es admirada y respetada como una de las más grandes pianistas del mundo. No creo que nos haya visitado, pero este año celebraremos su centenario con la presencia del pianista español Javier Negrín, quien interpretó obras que habitualmente eran parte del repertorio con que Larrocha viajó el mundo.
¿Qué propone el Festival Mozart Habana este año?
Como siempre, hemos previsto una comunión de músicos para enriquecer nuestra cultura musical. En lo personal, considero que los intérpretes encuentran aquí la oportunidad para reciclarse al compartir nuevos conocimientos y experiencias.
Estrenaremos muchas obras cubanas, especialmente en la clausura y en el concierto de los jóvenes pianistas, el miércoles 4 de octubre, en la Basílica Menor de San Francisco de Asís.
Proponemos, sobre todo, un espacio para el disfrute de la música
¿Qué importancia tiene que un evento como el Festival Mozart Habana tenga lugar en el sistema de salas de concierto creado y gestionado por la Oficina del Historiador?
Para el eterno Historiador de la Ciudad Eusebio Leal lo más importante, una vez recuperadas y restauradas las instalaciones que dedicó a la cultura en el Centro Histórico, era que se ocuparan del quehacer cultural, fuera la manifestación que fuera.
En mi caso, me comisionó la creación del Lyceum y la vida musical de esta institución, y cuando apareció el Festival y otro evento que llamamos La Ruta de Mozart me hizo saber que todas las salas y espacios libres como plazas, museos etc. de la antigua ciudad estaban a nuestra disposición para que la música de Mozart inundara La Habana Vieja.