Por: Dariadna Barrios Tabares
En su devenir el programa Rutas y Andares ha ido evolucionado,creciendo, fortaleciendo su carácter inclusivo mediante el desarrollo de distintas acciones enfocadas en garantizar los derechos culturales y la participación de aquellas personas que por razones diversas se le dificulta el acceso, entre ellas, las personas con discapacidad.
Con este afán inclusivo, en 2008, fue incorporado el servicio de interpretación a la Lengua de Señas Cubana en algunos recorridos. En 2014 nació el proyecto Somos Uno que, durante el verano y en otros momentos del año, propone recorridos y talleres para infantes y adolescentes con discapacidad intelectual, visual, físicomotora, sordos e hipoacúsicos, con trastorno del espectro autista, con diferentes enfermedades y residentes en hogares de asistencia social. En varias ocasiones especialistas y artistas han llevado las propuestas hasta escuelas especiales, centros pediátricos, hogares de asistencia social e, incluso, a las propias casas de los beneficiarios, como sucedió en los años de la Covid-19.
En la edición de 2023 se han unido muchas voluntades para ampliar las opciones de participación de estos públicos. Se han mantenido los recorridos con servicio de interpretación para personas sordas y, como parte del proyecto Somos Uno, se han concebido propuestas con niños/as y adolescentes con discapacidad físico motora y con los del Hogar de Asistencia Social San José del municipio Centro Habana. Una de las acciones más retadoras ha sido el Andar y sentir La Habana.
La accesibilidad cultural en el Centro Histórico, que cobró vida a partir de una idea inicial y el acompañamiento de Jorge Luis Cabrera López, coordinador de cultura, deporte y recreación dela Asociación Nacional del Ciego (ANCI).
Otro momento especial ocurrió el 11 de julio durante el recorrido realizado con dieciocho estudiantes de la escuela Solidaridad,centro pedagógico para niños/as y adolescentes con discapacidad físico motora, acompañados por profesoras y familiares. Este andar resultó una lección de vida, amor, valentía y humildad para los especialistas y colaboradores de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) que tuvimos la oportunidad de participar. Imposible no conmoverse cuando lo que recibes supera con creces lo que das.
La visita incluyó al Castillo de La Real Fuerza (Museos Arqueológicos de La Habana), el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa, el Museo de la Ciudad, el Museo del Chocolate, una presentación de Danza Teatro Retazos y culminó en la Casa Eusebio Leal Spengler. Se sumaron Gigantería Habana, el proyecto de Estatuas Vivientes y el equipo del estudio-galería La Marca.
Cada una de estas propuestas implica un proceso de diseño en el que se involucran a los destinatarios. Esta vez, se tuvieron en cuenta las medidas para evitar barreras físicas, además de lo relativo a la experiencia cultural y la comunicación.
No obstante, estas barreras se impusieron en más de una ocasión,por lo que el recorrido evidenció la urgencia de continuar mejorando la accesibilidad del Centro Histórico para que todas las personas tengan las mismas oportunidades de conocer y disfrutar su patrimonio. Mucho nos queda por andar, pero estos intercambios te mueven desde lo personal, sientes gran orgullo de ser parte del proyecto de la OHCH, que me ha aportado tanto como profesional y como ser humano.
Esta acción contó con el apoyo del proyecto de cooperación internacional «Fortalecimiento de programas inclusivos para personas en situación de discapacidad del territorio, desde un enfoque de derechos y equidad de género», financiado por la Asociación de Entidades Locales Vascas Cooperantes-EUSKAL FONDOA.