Por: Yimel Díaz
Carlos Manuel de Céspedes nació en Bayamo el 18 de abril de 1819 y la fecha convoca cada año a trabajadores y visitantes de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) a rendirle honores ante la más hermosa escultura que han dedicado al Padre de la Patria en Cuba. Para recordar el aniversario 204 de su natalicio, ante la estatua del iniciador de las luchas por la independencia y primer presidente de la República de Cuba en Armas, se realizó en la mañana de este martes 18 de abril, en la Plaza de Armas, el acto organizado tradicionalmente por la Oficina del Historiador.
Las palabras centrales estuvieron a cargo de Álvaro Verdes, director de la Casa Simón Bolívar, quien destacó la figura de este prócer de nuestra historia. Al encuentro asistieron Luis Antonio Torres Iríbar, Presidente del Consejo de Defensa Provincial y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la capital; el Gobernador de La Habana, Reinaldo García Zapata; Alexis Acosta Silva, intendente de La Habana Vieja; Perlas Rosales, Directora Adjunta de la OHCH; Directora de Patrimonio Cultural de la OHCH; Katia Cárdenas, Directora de Gestión Cultural de la OHCH; así como otros directivos y trabajadores de la Oficina.
La estatua de Carlos Manuel de Céspedes fue develada el 27 de febrero de 1955 en la Plaza de Armas, donde mismo permanece hoy, pero el hecho estuvo precedido de una larga lucha de patriotas y republicanos por retirar de aquel pedestal la figura que le precedió, la del rey español Fernando VII.
Al finalizar la guerra contra España, el pueblo exigió que se retiraran algunos de los símbolos del poder colonial, entre ellos las esculturas de los reyes Isabel II y Fernando VII que por entonces coronaban dos de las más importantes plazas públicas de la ciudad, el Parque Central y la Plaza de Armas. La propuesta era sustituirlas por José Martí y Carlos Manuel de Céspedes, respectivamente.
La escultura de Isabel II fue retirada en 1899, pero La de Fernando VII en un primer momento quedó resguardada por el improvisado campamento que a su alrededor montó el ejército estadounidense en los primeros días de la ocupación militar. Luego quedó allí, como recordatorio de la inercia de los gobiernos republicanos de entonces.
En 1919, al cumplirse el primer centenario del libertador bayamés, el coronel Cosme de la Torriente presentó al Senado un proyecto de ley (Ley Torriente) que fue aprobado por el presidente Mario García Menocal que establecía la construcción de un monumento a Céspedes.
No obstante, lo más que consiguieron fue rebautizar la Plaza de Armas como Plaza Carlos Manuel de Céspedes, hecho anunciado el 8 de enero de 1923. Hubo que esperar 36 años para que finalmente, al centro del hermoso espacio público, en simetría con el resto de los elementos, se colocara la escultura de mármol en cuya inscripción se lee: “A Carlos Manuel de Céspedes. Padre de la Patria y Primer Presidente de la República”.
Esta mañana, cuando los rayos del sol comenzaban a filtrarse por entre los frondosos árboles de la Plaza, fue colocada, a los pies de patricio, una ofrenda floral que rinde honor a su memoria.