Por: Yimel Díaz Malmierca
Poco después de concluidos los festejos centrales por el aniversario 503 de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana, y una vez que culminaron también las obras en el edificio de Prácticos del Puerto, las fuerzas constructoras especializadas de la Oficina del Historiador se adentraron intensamente en las labores de restauración del inmueble anexo, Narciso López, priorizado por su comprometido destino social.
El inmueble, ubicado en calle Narciso López, entre la Avenida San Pedro y Enna, se encontraba en pésimas condiciones y ha renacido como parte de las obras que la ciudad regala a propósito del cumpleaños 503 con 13 apartamentos y la sede del proyecto Cultura entre las manos, destinado a convertirse en centro cultural de referencia de la comunidad de personas sordas de Cuba.
Yanela Gispert de la Osa, creadora del proyecto y directora de la nueva sede, comentó que tendrán un salón multifuncional para celebrar reuniones y conferencias; así como un aula donde se impartirán cursos de idioma, fundamentalmente Lengua de Señas Cubana, y Español e Inglés como segunda lengua escrita para personas sordas.
También contarán con biblioteca, espacio de socialización en el patio interior y aula taller donde se impartirán cursos de orfebrería, pintura, cerámica, cocina, computación, teatro y manualidades diversas.
Los resultados de esos talleres serán expuestos en nuestra Galería y en el árbol que es parte de la imagen del manual de identidad de Cultura entre las manos, explicó Yalena, el cual quedará enriquecido con las instituciones que se nos han sumado y el trabajo lingüístico con la lengua de señas, a la que hemos añadido algunas señas vinculadas al patrimonio, como la del Templete, por ejemplo, que se representa con una mano que semeja un árbol, mientras la otra le da la vuelta.
El proyecto Cultura entre las manos nació en el año 2008, en la emisora Habana Radio, con el propósito de buscar, desde un medio sonoro, una alternativa de comunicación para un público muy específico, el no oyente, detalló Yalena. A lo largo del tiempo, ocuparon distintos espacios del Centro Histórico, como el convento de Belén, la casa de México, y la biblioteca Rubén Martínez Villena.
El proyecto tiene como sustento conceptos asociados al desarrollo humano, al ámbito de la motivación y la educación participativa. Actúa en sinergia con instituciones como la Asociación de Sordos de Cuba (aúna, lidera y convoca a la comunidad sorda); la Facultad de Lenguas Extranjeras, de la Universidad de La Habana (asesora los cursos de lengua de señas y otros que impartimos); la dirección de Cooperación Internacional e la OHCH; y la Oficina del Historiador en su conjunto.
Yalena precisó que Cultura entre las manos se han articulado con el proyecto “Fortalecer los programas de inclusión social de personas con discapacidad”, que cuenta con el apoyo de la Asociación de Entidades Locales Vascas Cooperantes, Euskal Fondoa, así como la Empresa Restaura y la Dirección de Inversiones de la Oficina del Historiador.
La especialista opina que haber sostenido Cultura entre las manos durante todos estos años permitió validar el proyecto a través de la investigación científica y su impacto en el desarrollo humano y la comunicación. Tales resultados condujeron a soñar también con una sede diseñada a partir de lo que identificamos como necesidades y demandas de la comunidad sorda, sus familiares y amigos.
El salón multifuncional permitirá aumentar la frecuencia de encuentros que antes eran mensuales, sostuvo Yalena. En ellos abordamos temas diversos, mayormente solicitados por la comunidad sorda, como son el patrimonio, la historia, la crisis económica y financiera mundial, la historia de los nombres de las calles de la Habana Vieja y muchos más. Esas conferencias son impartidas por expertos, gesto que la comunidad sorda agradece pues consideran que la atención que esas personas ilustradas ofrecen equivale a saldar al menos una parte de la deuda grande de acceso al conocimiento que han padecido.
En la biblioteca hemos previsto trabajar en el doblaje de algunas películas cubanas a la lengua de señas, para lo cual seguramente contaremos con la ayuda del Instituto de Superación y Desarrollo del Sordo, y del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas que ya lo hace con los dibujos animados, anunció Gispert de la Osa.
“Queremos que esta nueva sede se convierta en un centro cultural inclusivo de las personas sordas, sus familiares, amigos y todo aquel que quiera ser amigo, al cual se vinculen además los vecinos que completan el edificio”.