Abela y Rodda en proscenio

 Por: Yimel Díaz Malmierca

Parte de ese mundo de personajes humanos (o humanoides) que acompaña y desborda el imaginario de Eduardo Miguel Abela Torrás (La Habana, 1963) habita por estos días la galería Rubén Martínez Villena luego de quedar inaugurada allí la muestra personal Desnuda en proscenio.

La exposición la integran 12 piezas (carboncillo sobre lienzo) inspiradas en ilustraciones que el artista realizó para el poemario homónimo de Patricia Rodda Santana (La Habana, 1987): “

“Es actriz de formación y escribe de afición, confesó Abela a Habana Cultural. Ella y su esposo (Orlando Inclán, arquitecto de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y curador de la muestra) son mis amigos y me pidieron le ilustrara sus poemas. En principio pensé hacerlo sin mucha pretensión, pero un buen día llegaron con la noticia de que ya tenían editorial para publicarlo, y entonces vino la idea de hacer otras ilustraciones en grande para exponer el día del lanzamiento”.

“La idea era sacarlas del libro, darles un poco más de libertad, siempre dentro del mundo de la ilustración, pero no las mismas del libro”, comentó Abela, hijo y nieto de otros dos grandes Abela de las artes plásticas cubanas —Eduardo Jesús Abela Alonso (1932-2011) y Eduardo Félix Abela Villareal (1891-1965)—, y quien conserva un espíritu travieso, juvenil, ocurrente, culto y simpático que habitualmente queda vertido en su obra, irreverente y aguda.

Las piezas de esta muestra tomaron gran parte del tiempo de las últimas semanas, sin descuidar la exposición colectiva que desde hace años organiza junto al argelino radicado en París, Mustapha Boutadjine (Argel, 1952), y otros amigos. Esta acción les ha permitido construir un puente de intercambio cultural con Francia y ha contribuido a difundir allí la obra de artistas cubanos como Ernesto Rancaño, Alicia Leal, Rafael Pérez Alonso, y del propio Abela, entre otros: “lgunos de los participantes de este año serán Yasbel Pérez Domínguez, Ignacio Mérida, Osvaldo Díaz Moreira, y Daymara Orasma”, adelantó.

El poemario Desnuda en proscenio, del sello editorial Aurelia Ediciones, contiene versos de la actriz de teatro, productora y gestora cultural Rodda Santana y ha sido considerado por la crítica literaria ecuatoriana Aleyda Quevedo Rojas como “un viaje hacia adentro, a lo más hondo del alma y de la mente, no solo del personaje central, sino también de la voz femenina, que en todo poema rompe barreras, límites, fronteras, modelos, dogmas, muros. Poemas con personajes y voces a los que podemos darles rostro, cuerpo y formas, gracias al trabajo de Abela”.

Josefina de Diego García-Marruz (La Habana, 1951), por su parte, anotó en la contratapa del libro que “Desnuda en proscenio, primer poemario de Patricia Rodda, está escrito a la manera de una represen­tación teatral. La desnudez pudiera ser entendida como el resultado de una inmersión en el yo más íntimo de la autora, del cual emergerán imágenes y emociones que dotan de voz a personajes que se disputan el protagonismo en escena. Todo ello se alcanza a partir de un lenguaje desinhibido que aporta originales asociaciones poéticas. Es como si Patricia Rodda construyera personajes que se transforman en poesía y les confiriera aristas que abarcan un registro que va desde lo tierno a lo perturbador. Su voz es irreverente, amorosa, explosiva, delicada, onírica, pero siempre osada en su perenne búsqueda de la libertad”.

Por eso resultó coherente que durante la presentación y la apertura de la muestra participaran varias actrices consagradas —Deisy Granados y Tahimi Alvariño, entre ellas— para ponerle voz a versos como “Viviré desbordada,/ fuera del renglón/ y no usaré el punto final/ porque es engañoso./ ¡Siempre hay más!/ ¡Mucho más!” (Bla bla bla); o “A veces encuentras almas,/ gemelas les llaman./ A veces esas almas arrasan/ dejando solo sal./ A veces hay que reencarnar/ el alma asesina./ A veces basta encender una vela/ y que descansen en paz.” (Luz).

Rodda Santana ha estado vinculada a la compañía El Misterio, del Centro de Teatro de La Habana y fue cofundadora del proyecto sociocultural urbano Sinfiltro, que le ha propiciado participar en talleres de formación para adolescentes y performances sobre el tema de género en el barrio habanero de San Isidro.

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