La obra incansable de rescate y restauración del Dr. Eusebio Leal Spengler, no solo se circunscribe al Centro Histórico de la Habana Vieja. A esta labor se le agradece la salvaguarda de otros inmuebles, que son símbolos de nuestro patrimonio construido. Un ejemplo lo constituye el rescate de la Casa de las Tejas Verdes, que le da la bienvenida a todo el que llega al Reparto Miramar a través del túnel de la Quinta Avenida.
Cuando el tiempo amenazaba con borrar todo atisbo de esplendor de una de las casas más singulares de La Habana Extramuros, Eusebio Leal logró, con esa fuerza incansable que acompaña a los grandes hombres, rescatarla de las ruinas. Con la transcripción de este Andar La Habana, dedicado a la historia y restauración de este inmueble, queremos rendir tributo a la gran obra de rescate y salvaguarda de nuestro patrimonio, que nos ha legado a las generaciones presentes y futuras nuestro eterno historiador.
Hemos terminado, para felicidad de todos, la casa de las tejas verdes de la quinta Avenida. Confieso que dilaté la visita a la casa; para mí fue más importante luchar por ella que la labor que se ha hecho luego, a esa estoy acostumbrado, por eso esperé, y cuando llegué, pude observar una de las cosas más maravillosas que he visto. Es ir desde el futuro hasta el pasado, es una conjugación diferente a lo habitual, muchas veces decimos no se puede ir al futuro, sino desde el pasado, hoy decimos vamos a ver el pasado desde el futuro.
Amar la ciudad: la verdadera razón de un homenaje
Eusebio Leal Spengler
Eusebio Leal: En el corazón de la Plaza Vieja, de La Habana o edificios del mismo estilo en la calle reina, no es extraño ver reproducido por reinterpretar los códigos de la arquitectura del período colonial, de la arquitectura barroca, sobria como lo fue en Cuba, también en la Quinta avenida en columnas cuyo carácter y cuya definición evoca Carpentier en su precioso ensayo que no dejamos nunca de celebrar.
Narradora: En el solar número 20 de la manzana número 17 del reparto Miramar se edificó la casa de las Tejas Verdes. El solar tuvo varios propietarios, pero sin dudas el más notorio fue Alberto de Armas y Martín a quién se debe la construcción el inmueble que fabricó a sus expensas con licencia que le concedió el ayuntamiento de Marianao.
Fue construida en el año 1926. El 10 de febrero se le concedió la licencia de fábricas y el día 26 de noviembre, Jorge Luis Echarte Mazorra, arquitecto director de las obras, las declaró terminadas, y solicitó su habitabilidad. La recién terminada casa, hacía esquina a la quinta avenida y estaba ubicada en la cuadra entre las calles 2 y 4.
María Victoria Zardoya Loureda (Profesora de la Facultad de Arquitectura CUJAE): Esta casa se construyó a finales de los años veinte.
El arquitecto fue José Luis Echarte padre y de hecho en la memoria descriptiva, con la cual solicitó el permiso, dijo que iba a ser una casa en estilo gótico tudor, justo porque es un momento, estos años 20, donde predominaba toda una postura ecléctica de convivencia de diferentes estilos históricos y es una casa tan interesante cuando la analizamos desde punto de vista arquitectónico, independientemente de los códigos estilísticos que la inscriben dentro del espíritu ecléctico de esos años.
Su volumetría se rige por los principios académicos de composición, no responde a una estricta simetría y un juego volumétrico en sus empinadas pendientes, en el trabajo con el cilindro y el cono, una chimenea que tenía originalmente, que ya no tiene, que también contribuyen a ese juego volumétrico que realmente fue interesante y novedoso en el momento en el cual fue construida.
Narradora: Numerosas leyendas rodean la historia de este inmueble, dotándolo de un hálito de misterio muy atractivo. Se dice que el color de sus tejas, pretendía igualar la belleza de los ojos de Esmeralda, la amante de Carlos Miguel de Céspedes, personaje que vivía en lo que hoy es el restaurante 1830.
Pero reiteramos que la realidad es la siguiente, la Casa de la Tejas Verdes fue edificada por el señor Alberto de Armas para residir en ella y así lo hizo junto a su esposa Concepción Fernández Ramírez y sus hijos, hasta 1943, año en que compró el inmueble la señorita Luisa Rodríguez y Faxas, una joven nacida en Barcelona, pero ciudadana cubana, procedente de una acaudalada familia y conocida por su singular belleza.
Luisa habitó la edificación hasta 1999, año en que falleció producto de una enfermedad.
Dicen que vivía rodeada de sus perros y tenía hábitos de vida un tanto diferentes. Para ella las horas estaban invertidas, dormía durante el día y por la noche desarrollaba su vida dentro de la mansión, dando así lugar a una nueva fábula, por la Casa de las Tejas Verdes deambulaban fantasmas.
No podemos afirmar si existen, pero algo es seguro, hoy todos, hasta los fantasmas, admiramos la restauración de una de las más bellas edificaciones de La Habana.
Eusebio Leal: Recuerdo que en este lugar que era un jardín, un patio sin construir, un terreno rústico, se sembraron durante mucho tiempo hortalizas y finalmente, van a plantarse las flores.
Fruto del trabajo, pasamos de la necesidad a la urgencia por la belleza. En el jardín también se han colocado hermosas esculturas.
Ahora en la casa, que en 1946 era ya la residencia, cuya propietaria la ocupó hasta hace muy poco tiempo, murió en su casa y esa casa es todo un símbolo de permanencia de la familia, y al mismo tiempo de tránsito de una propiedad para convertirse en un bien público, en un lugar para todos. Pienso que la señora, que muy joven, con 20 años, vino a habitar este palacio, estaría muy complacida, de ver su casa transformada, como una obra bella, en la cual, en cierta medida o en gran medida se honra su memoria.
Eusebio Leal: Primera vez en mucho tiempo que la armonía de un piano se vuelve a escuchar en esta sala. Cuál fue la filosofía de la restauración de la Casa de las Tejas Verdes, ir del presente al pasado, por lo general en la restauración es lo contrario, vamos del pasado al futuro. Aquí se trató de hacer a la inversa, devolver la casa a la vida, soplar sobre ella ese espíritu, esa característica del trabajo, que no es matar, convertir en pieza de museo, sino precisamente devolver a la vida.
Eusebio Leal: Primera vez en mucho tiempo que la armonía de un piano se vuelve a escuchar en esta sala. Cuál fue la filosofía de la restauración de la Casa de las Tejas Verdes, ir del presente al pasado, por lo general en la restauración es lo contrario, vamos del pasado al futuro. Aquí se trató de hacer a la inversa, devolver la casa a la vida, soplar sobre ella ese espíritu, esa característica del trabajo, que no es matar, convertir en pieza de museo, sino precisamente devolver a la vida.
Luego, cuando en el año 2006, comenzó su rehabilitación, fue motivo de nuevas especulaciones relacionadas con el uso a que se destinaría. Hoy es un espacio para el estudio y promoción de la arquitectura moderna y contemporánea.
La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana asumió su rehabilitación, a cargo de un capacitado grupo de especialistas, que tenían como principal objetivo, la restauración y remodelación del inmueble para su conservación. Las primeras acciones ejecutadas estuvieron encaminadas a detener su deterioro, causado principalmente por la entrada de las aguas pluviales por la cubierta, en la que numerosas tejas se habían perdido. Así toda la estructura de madera que conformaba la cubierta tuvo que ser restaurada, sustituyéndose muchas de las vigas, a las que se aplicaron tratamientos impermeabilizantes y contra hongos e insectos. Todas las tejas de cerámica esmaltada originales que aún se conservaban, fueron restauradas y se reprodujeron con exactitud todos los faltantes. Lo mismo ocurrió con otros elementos originales que se encontraban en buen estado, como los pisos de mármol, la carpintería y la herrería.
Abiel San Miguel (Inversionista): La cubierta fue un reto porque hay muchos encuentros de volumen dentro de este pequeño espacio que parece grande pero no es tan grande tampoco, sigue siendo un espacio pequeño y el problema era, la cantidad de madera que necesitábamos primeramente para restaurarlo y no podíamos desmontarla completa. También teníamos otro tema, las inclemencias del tiempo, cada vez que nos invaden los ciclones y la lluvia no podíamos dejar la casa completamente desmantelada, si no lo poco que quedaba se iba a destruir.
Entonces optamos por empezar por secciones y fuimos desmontando y haciendo a la misma vez. O sea, íbamos desmontando una parte, terminábamos ese espacio, pasábamos al otro y así consecutivamente. Muy importante, tuvimos la oportunidad, en esta zona, bueno en la Habana Vieja lo tenemos quizás todo más concentrado, pero aquí tuvimos la oportunidad de tener un terreno que se nos concedió con un permiso temporal y ahí pudimos instalar entonces una carpintería y una yesería, y es muy importante porque son muchos detalles, lo complicado de la restauración es el pequeño detalle que estás viendo constantemente, cada día, y que tienes que hacer. Siempre recuerdo un diseñador con el que trabajamos en un momento, que decía menos, es más. Y creo que esta casa, como casa, realmente era eso, menos, es más. No es exuberante su diseño, pero es exquisito cada cosa que había dentro de la casa e incluso de lo que se quedaba.
Narradora: En el interior de la casa se respetó la distribución original de los locales. En la planta baja conservaron el portal, el recibidor, salón de estar, despacho, comedor, local de servicio, cocina y baño para visitas. Imagen 21.
En la planta alta, se eliminó una habitación para crear un vestíbulo, quedando entonces cuatro habitaciones y tres baños, dos intercalados y uno privado.
Para el ático se concibió una nueva función, salón polivalente para conferencias y consulta especializada, por lo que fue preciso la creación de nuevos espacios, sala de navegación por internet y terraza.
De este modo la rehabilitación del inmueble supuso la comunión entre lo heredado y lo moderno. Por un lado, se repusieron y restauraron los elementos existentes, como los numerosos detalles ornamentales de yeso en paredes y techos y por otro se aplicaron criterios de diseño contemporáneos en cuanto a climatización, detección de incendios y de intrusos.
Eusebio Leal: En el torreón qué nos recuerda los antiguos palacios alemanes, que inspiraron al arquitecto Echarte, está la sala de navegación, para que lo jóvenes arquitectos puedan comunicarse con los proyectos, con la información del mundo actual del diseño. La casa es por tanto una casa viva y si no la habitan hoy familias propiamente o personas o niños que corran por la sala o por la escalera, sin viven aquí los pensamientos y las ideas de belleza y hermosura que una vez inspiraron su construcción.
Narradora: La Casa de las Tejas Verdes abre sus puertas como centro promotor para la arquitectura moderna y contemporánea, con un salón de conferencias en el ático, el inmueble, se torna referencia obligatoria para estudiantes y profesionales de la arquitectura, ingeniería e historia del arte, pues ofrece una sin igual oportunidad para conocer las características arquitectónicas y constructivas de las primeras décadas del siglo XX en Cuba y particularmente en el reparto Miramar.
La casa además cumple una importante función desde el punto de vista cultural, pues en sus salones, se desarrollan diversos proyectos culturales, cómo los ciclos de conferencias y conversatorios a cargo de arquitectos, ingenieros, diseñadores e historiadores, que se imparten el último miércoles de cada mes o el servicio de visitas dirigidas para todo aquel que desee recorrer el inmueble. Sus áreas exteriores qué fueron revitalizadas a partir de un complejo proyecto de paisajismo, también se suman a esta programación cultural, acogiendo interesantes talleres interactivos con la comunidad, principalmente con los niños y ancianos. Este espacio que se puede contemplar en su totalidad desde la terraza y ventanas traseras de la casa, destaca por ser el primer jardín francés de la zona, ambientado con ornamentos no naturales, como hermosos espejos de agua y obras escultóricas.
Fruto del trabajo conjunto de arquitectos, ingenieros, inversionistas, historiadores, constructores y artesanos, es devuelta a la vida la Casa de las Tejas Verdes, cuyo maravilloso trabajo de rehabilitación obtuvo el premio Nacional de Restauración y Conservación de Monumentos 2010, galardón encaminado a estimular la labor de protección y rescate de los monumentos y del patrimonio edificado, histórico y natural de nuestro país.
Eusebio Leal: Por eso esta mañana estamos en la Casa de las Tejas Verdes, haremos un recorrido contemplando la obra de muchos grandes de nuestra restauración, desde los mármoles de los pavimentos hasta las escalinatas, los florones de los techos, las hermosas escocias, las puertas y sus cristales son la obra íntegra de un trabajo amoroso, devolver una página del tiempo perdido, de lo contrario, todo verdaderamente se habría perdido.
Fuentes bibliográficas
- Tomado del Programa “Andar La Habana”, con Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana: La Casa de las Tejas verdes. Devolverle la vida a una casa: 2011