Entrevista al fotógrafo Néstor Martí, a propósito de la exposición Huellas del Art Nouveau, inaugurada en la Vitrina de Valonia.
Por: Katia Cárdenas para el Programa Vitrales de la emisora Habana Radio
Bienvenidos a Vitrales, revista que trae el acontecer de la parte más antigua de la ciudad. Será el Art Nouveau el tema central de nuestro programa de la tarde y el pretexto es precisamente una exposición que se ha inaugurado en Vitrina de Valonia, esta institución que se encuentra en la Plaza Vieja del Centro Histórico de la ciudad. Hoy además del placer de volver a los estudios de la emisora Habana Radio, estaré conversando con Néstor Martí quien es el autor de estas fotografías que ahora se exhiben en esta institución. Muy buenas tardes Néstor y bienvenido a Vitrales.
Buenas tardes, muchas gracias por la invitación.
Cuantas imágenes saldrían de esta maravillosa vista de Habana Radio. Y esas vistas privilegiadas de La Habana también las has tenido en la cotidianidad porque Néstor Martí es el fotógrafo de hace 25 años. Yo recuerdo tu entrada cerca también de mis inicios en la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), haciendo imágenes documentales de la vida cultural, patrimonial, del Centro Histórico y ahora se detiene a hacer otro paseo. Cuéntame un poco esta dicotomía o no tal, de hacer esa imagen por encargo, cotidiana, reporteril y esa otra imagen más reposada que realizas también con bastante frecuencia.
Por ahí está la clave, un poco en los tempos que cada una exige y demanda. Recordarás la primera edición del libro Para no olvidar, con el que tuve mi primer acercamiento a la arquitectura, en cuanto a la fotografía. También soy graduado de Historia del Arte y como tal la arquitectura siempre me gustó; pero ya el acercamiento a la interpretación fotográfica de un inmueble, es otra cosa, y realmente tiene sus dificultades.
Lo que marca básicamente para mí es el tempo, la foto reporteril, la memoria, es el instante que define todo, y es un poco el momento. En las primeras el tiempo es más reposado, se hace casi como a la antigua, da igual la cámara si es analógica, es el tempo del trípode, y por otra parte la foto reporteril maneja otras dinámicas. Es un poco eso y un poco también abordar la ciudad en su sentido más amplio, de una forma distinta, más allá del paso de la cotidianidad y la rutina diaria.
¿Y el tema de la arquitectura? Me hablabas como referencia el Para no olvidar, que también tiene esa conjunción de la mirada de la arquitectura con la mirada documental, memorial. Pero en el tema de la arquitectura has hecho trabajos continuos que te han llevado incluso a publicaciones. Cuéntanos.
El primero fue el Para no olvidar Vol. I que ha sido el más interesante o más cotizado de esos libros, de esa colección de libros de Eusebio Leal. De alguna forma, la vida me llevó en uno de esos avatares a realizar algunas publicaciones importantes en mi carrera de arquitectura. Recientemente publiqué junto a la arquitecta Madeline Menéndez el libro El Vedado. Tradición y modernidad en la arquitectura habanera, que es un acercamiento a la tipología en el Vedado de la arquitectura doméstica. Anteriormente, participé en la realización del libro Great houses of Havana, en el cual fui coautor de fotografía con Adrián Fernández. Casi al unísono hice uno en coautoría con Chip Cooper, director de fotografía de la Universidad de Alabama. Con ambos se logró una buena publicación, lo que le llaman en inglés coffee table book, que es el libro grueso de carátula dura, de papel cromado.
Después con Michael Connors participé en el libro Habana Moderna: siglo xx, arquitectura e interiores, de la editorial Rizzoli, la cual es además una editorial de origen italiano sumamente importante en Estados Unidos. Para mí fue un escalón superior en varios sentidos, incluso a nivel editorial, el tipo de trabajo, etc. Y abarcó, ya no La Habana antigua, sino la modernidad que a veces para la fotografía permite aprovechar otros elementos.
Néstor Martí fotógrafo, pero también historiador del arte y esa simbiosis de formación en el ámbito de las artes, lo ha hecho aguzar el ojo y encontrar más allá de la fotografía documental, por encargo, de a diario. Lo ha llevado a hacer maravillosos ensayos fotográficos que han sido publicados en libros, con editoriales cubanas o extranjeras y han servido también como base para importantes exposiciones personales y otras colectivas. Y ahora esta mirada aguzada que ha tenido a la arquitectura como uno de los temas recurrentes porque es precisamente en el andar por La Habana Vieja, con una cámara en la mano, que se convierte en una necesidad de enfocarse en la maravillosa arquitectura de nuestra ciudad. Pero en ese camino, quisiera saber cómo Néstor llegó al Art Nouveau.
Primeramente, en el proceso de estudio, tenemos la gran suerte de tener presencia del Art Nouveau en Cuba. En estos procesos se comienza a identificar y a diferenciar cosas como el Art Nouveau del Art Déco. Una vez que lo identificas, lo empiezas a reconocer y amar, porque ya empiezas a reconocer los propios detalles, las cosas que están cerca de uno, las cosas que no. Yo no sé si yo quisiera vivir siempre en una casa Art Nouveau, pero si me encanta verlo, entonces en ese momento fue mi primer acercamiento.
Ya después en el segundo libro que hice como autoría en la parte de fotografía Habana Moderna: siglo xx, arquitectura e interiores de Rizzoli, también tuve un acercamiento porque precisamente esa modernidad arquitectónica empieza con el Art Nouveau, ya a finales del xix, principios del siglo xx. Entonces ahí empieza la toma de las fotos del Art Nouveau. La portada del libro es una casa de este estilo y realmente es muy agradecido. Es muy triste en el sentido de que hoy se conservan ejemplos, aunque muchos en malas condiciones, por las técnicas constructivas que se usaron. Pero también hay ejemplos hermosos que hay que reconocer en esa amalgama que crea la ciudad como pasado reciente y no tan reciente. Para muchas personas es importante reconocerse en la ciudad propia y de alguna forma yo tengo que hacerlo por profesión. Recuerdo por ejemplo cuando se hizo un libro de la calle Obispo. La calle Obispo es una calle de tránsito que tiene una velocidad determinada. Cuando vas hacer fotografías de esa calle, obviamente no puedes ir a la misma velocidad y es esa alegoría del tiempo que a mí me gusta mucho: cambiar el tiempo, cambiar la visión totalmente.
Y entonces en ese cambio de visión, cómo poder hacer una selección de las fotografías Art Nouveau, del Art Nouveau habanero, que sabemos que tiene algunos ejemplos recurrentes y que quizás cuando hablamos de una exposición sobre el Art Nouveau habanero se hacen necesarias e imprescindibles una serie de imágenes que son muy elocuentes de este movimiento. ¿Cómo tratar de hacer algo diferente o dar una visión particular del Art Nouveau? ¿Cuál fue tu intencionalidad?
En primer lugar, todas esas cosas siempre se ponen en el paño, cuando uno quiere hacer una muestra, de casi cualquier cosa, sobre todo de un tipo de fotografía que se acerca a lo profesional. Es decir, no estamos hablando de una fotografía únicamente personal, sino que debe mostrar una serie de cosas que muestren que ese edificio es Art Nouveau y por qué lo es, en ese sentido es profesional.
Por otra parte, la fotografía de arquitectura tiene sus características, tiene determinados elementos que, de no hacerlos, casi que se cometen errores y en el gremio están muy mal vistas. Por ejemplo, que no haya líneas convergentes, sino más bien rectas. Si las líneas van a ser convergentes, en mi caso es buscando una expresión de algo, pero no por error. No siempre el defecto es un efecto. Si va haber un defecto técnico clásico, que eso sea un efecto, que sea con toda intencionalidad, no como un argumento a posteriori.
Hay determinados lentes especiales que se usan para la arquitectura como los desplazables, que ayudan a corregir esos paralelismos, pero además de eso están los temas. No excederse en detalles, dentro de los detalles; abundar un poco en las cosas que más identifican al Art Nouveau, como la herrería que es una de las cosas más significativas. Incluso, yo me imagino que en la época muchas de las casas que no tienen una estructura Art Nouveau sino más bien eclécticas quisieron modernizarse con rejas Art Nouveau, es muy probable. Eso pasó en las casas del siglo xviii y xix que se modernizaban, aunque no era un cambio total. Probablemente muchos de los ejemplos que existen de casas en el mismo Vedado, casas ecléticas con muchos elementos Art Nouveau, o la misma casa Crusellas ubicada en Reina, tienen elementos del Art Nouveau totales en su decoración, pero la estructura de la casa no es propiamente una estructura Art Nouveau como lo es el Cetro de Oro en la misma avenida. En ese caso toda su estructura si está pensada desde un Art Nouveau. En ese sentido a la hora de la selección de imágenes uno tiene que hacerse el haraquiri porque todas las fotos de uno son como los hijos y uno se enamora de ellos. Pero quizás en el proceso de desapasionamiento, debe venir el historiador del arte y el crítico a llamar a la razón.
Hemos estado conversando sobre esa necesidad del fotógrafo de la vida cotidiana y esa necesidad también de experimentar, de hacer las fotos más reposadas, más estudiadas, y así lo has estado haciendo con varios estilos arquitectónicos y varios detalles de la ciudad. Ahora has llegado al Art Nouveau una vez más. Pero ahora de toda esa suerte de imágenes que has captado durante tanto tiempo y más recientemente, cómo poder seleccionar para hacer una muestra sobre el Art Nouveau.
Realmente esta exposición es una segunda edición que me pide la Embajada de Bélgica a razón del Día Internacional del Art Nouveau, el pasado 10 de junio y la vez anterior fue también en el marco de celebraciones con la Embajada de Bélgica.
Ya tenía algunas imágenes y realmente lo que hice fue tratar de acercar al público general a imágenes que estuvieran un poco escondidas. Yo estoy viviendo hace muchos años en el municipio Diez de Octubre, que también tiene una riqueza arquitectónica interesante y hay muchos ejemplos, más de los que uno cree de Art Nouveau. En este caso me interesaba eso, incluso mostrar completas algunas casas que son difícil ver en otros lados.
Mis exposiciones muchas veces las determinan algunas directrices obligatorias, como por ejemplo en el caso de la arquitectura los detalles y visiones generales, pero también el espacio que muchas veces manda. En la primera edición fue en la Escalera del Arte de la Alianza Francesa; y la dinámica de la escalera y de algunas pequeñas paredes, creaba diálogos entre las imágenes que un poco me ayudaron a la hora de la selección y aquí lo que dictó fue la horizontalidad de esa gran galería. También ese gran espacio se concibió siempre el color como detalle importante, aunque hay dos o tres imágenes en blanco y negro; pero realmente el color iba a ser el detalle dominante. Muchas veces para la arquitectura yo he preferido el color, aunque hay ejemplos donde perfectamente puede funcionar el blanco y negro, pero en este caso preferí el color. Tiene una presencia notable, en ese espacio tan blanco, con esas columnas tan poderosas, que ese Art Nouveau sobrevive y eso también me ayuda a organizar en grupos de cinco, tres, dos, depende como el espacio lo vaya marcando.
¿Cuántas piezas tiene esta exposición?
Son en total 31 piezas
Entre las piezas vi que había detalles, pero también edificios, escaleras…cuéntame un poco cómo seleccionar.
El Art Nouveau tiene muchos elementos decorativos y como tal el detalle se impone. En algunas predominan las rejas, o detalles en los mosaicos, incluso en la yesería del techo. La casa Crusellas tiene una yesería distinta a las demás y por supuesto es parte de ser consistente o coherente con un estilo determinado.
Se suma a nuestro diálogo el arquitecto Orlando Inclán de la OHCH, quien es el coordinador de la red de Art Nouveau en la Habana. Inclán en la presentación de la exposición de Néstor, decías que el Art Nouveau era el estilo de la felicidad.
El Art Nouveau tiene que ver con ese inicio de siglo, también finales del siglo xix y principios del siglo xx. Tiene que ver también con esa reacción ante una arquitectura demasiado industrializada, demasiado fría. El Art Nouveau viene a celebrar la vida, celebrar los inventos naturales más fuertes con impacto visual. En la sociedad hay un acercamiento a la cultura japonesa, que también es parte de ese inicio que conmemora el Art Nouveau y es esa felicidad, porque es sobre todo una celebración, desde lo natural, desde lo orgánico. Tiene que ver también con la vuelta a la arquitectura y a esos elementos que se hablaban, esos detalles desde la manufactura, desde la elaboración del hombre. Así, llega a La Habana y se da con ese cambio de siglo, con el inicio de la república en 1902. También llega a unirse al gran crecimiento de una Habana que había estado mucho tiempo detenida por el dominio colonial y que crece frenéticamente durante las dos primeras décadas del siglo xx. El Art Nouveau es también entonces parte de ese crecimiento, parte de esa euforia que recibe los principios del siglo.
Y me decías que ese Art Nouveau habanero llega por dos vías fundamentales.
Básicamente, en 1898, nos independizamos de España y ya hartos de mirar a la metrópolis, se trasladó la atención a otra parte de Europa, más enfocada hacia Bélgica y París. Allí irían los primeros arquitectos que van a graduarse y esa entrada franco-belga es la parte más académica del Art Nouveau y por donde nos llegan también esos edificios con rasgos más estilizados en los que se puede leer más esta corriente depurada y que son edificios como estos que están en la casa Crusellas que aparecen en la calle Reina.
Pero hay otra vertiente muy importante que viene de manos de los migrantes españoles, esa migración tan fuerte a principios del siglo xx, de los cuales también somos herederos. En ese sentido, se introduce el modernismo catalán por los maestros de obra que comienzan a construir a imagen y semejanza de lo que estaba pasando en Barcelona. Como referente primero Gaudí, pero no solo Gaudí construyó en Barcelona, también un grupo de arquitectos importantísimos que trabajaron el modernismo catalán. Entonces, aquí nos llegaron ejemplos tan cercanos en estética, pero también en fechas como los Jardines de la Tropical, que es un referente inmediato al parque Güell, realizado tres o cuatro años después del parque Güell.
Fueron realmente estos migrantes catalanes quienes trajeron consigo la manera de hacer, trajeron también no solo el modernismo catalán sino elementos de ese modernismo catalán que después se usaron en otras obras que no tenían nada que ver con el Art Nouveau. Todo ese eclecticismo que se construyó en La Habana durante sus primeras décadas del siglo xx como la baldosa catalana, presente en prácticamente todas las viviendas de los edificios de la ciudad, ahora por suerte se ha retomado.
Estamos hablando de un estilo muy peculiar europeo por el que existe una red del Art Nouveau y La Habana forma parte de ella. Quisiera que Inclán en su condición de coordinador me hablara un poco del concepto de esta red, qué significa, cuál es su papel, su objetivo y cómo se pudo incluir La Habana en ella.
Esta red que funciona hace varios años en Europa, agrupa a más de 14 ciudades. La Habana pertenece a ella como única ciudad fuera del continente europeo, sin duda por el valor patrimonial que tiene su arquitectura, pero también es un reconocimiento a la gestión de su patrimonio. Esto por supuesto tiene que ver con la figura de Eusebio Leal y la Oficina del Historiador que permitió desde los primeros años del siglo xxi que La Habana se sumara a este esfuerzo de la red donde el principal objetivo es divulgar el patrimonio Art Nouveau y protegerlo.
La red cuenta con un sitio web, se hacen actividades, encuentros, exposiciones, entre otras. Además, hay una exposición en el antiguo Palacio del Segundo Cabo, impresionante, millonaria además porque se hizo con recursos de la comunidad europea donde recoge esta esencia del Art Nouveau sobre todo en su relación con la naturaleza. Es una exposición curada por todas las ciudades que participamos en ellas y que gracias al empeño de Leal hoy se exhibe en La Habana. Muy pronto abrirá el Edificio de los Pelicanos, en Mercaderes 265 que es también herencia del modernismo catalán y que tiene estos pájaros irreales en la fachada que también son parte de la muestra de Néstor. Precisamente la planta baja del edificio asumirá esa linda exposición del Art Nouveau, que hoy está en el Segundo Cabo y ojalá también la de Néstor Martí.
Creo que el objetivo fundamental de la red es agrupar y divulgar el patrimonio (…) Recordemos los oficios, esa escuela de arte que inauguró Fernando Aguado y Rico en 1898 en La Habana, la cual permitió que hoy podamos ver esos detalles fotografiados por Néstor Martí: de la herrería, de la piedra, de los vitrales. Esos oficios que hoy también la Oficina a raíz de la creación de la Escuela de Artes y Oficios en La Habana Vieja tiene en cuenta esa necesidad de contar con hombres y mujeres que sepan hacer, trabajar el hierro, la piedra, que sepan rescatar las esencias y que tengan esa unión, enlace y empatía con lo natural, con las cosas vivas.
La pandemia nos ha demostrado la necesidad de volver a contactar con la naturaleza, con la esencia de lo natural y el Art Nouveau es eso, sale de esa inspiración. Exactamente, es esto lo que nos está transmitiendo también Néstor desde esta espectacular exposición, las ganas de la vida plasmadas desde detalles de piezas arquitectónicas. Esta es una manera de celebrar la vida, de recuperarnos, una señal de que La Habana empieza a caminar; pero también que tenemos una memoria por la cual debemos sentirnos satisfechos y que sigue representando un reto por el cual tenemos también que trabajar.
Este reto es también elocuente en la exposición porque lo mismo encontramos una imagen que es bella e impoluta, pero también tenemos una imagen de un espacio, un edificio que a lo mejor está pidiendo a gritos que lo restauren. Esta es también una misión de la exposición. El arte también hace eso, llama la atención, y urge rescatar esas maravillas que tenemos de nuestra arquitectura.
Y en esa búsqueda de la belleza quisiera que Inclán me llamaras la atención por alguna imagen diferente. Qué miradas peculiares hace Néstor Martí desde el punto de vista documental.
Yo creo que es también la arquitectura de la periferia. Los barrios como Diez de Octubre, los aledaños a la calzada de Jesús del Monte, Luyanó que crecieron a partir de esas primeras décadas del siglo xx. Hay piezas que no han sido muy divulgadas porque están más distantes del caminante común y hay piezas como por ejemplo Massie Lapurdaa, que es una escuela primaria ahora.
Néstor Martí: Es una casa de 1919, que conserva su herrería, la carpintería, sus losas rotas, su vitral que es impresionante también. En el 2019 cumplió sus 100 años, es una sobreviviente digna.
Orlando Inclán: Hay también otras piezas que a veces no están tan asociadas al Art Nouveau o al modernismo catalán y sin embargo son parte de este proceso como la escuela que estaba en Línea, entre 8 y 6 que era el antiguo instituto Inclán, donde está la torre, una de las imágenes más bonitas de la exposición.
Yo creo que lo interesante de la exposición y lo que se agradece a Néstor es que él logra llamar la atención desde distintas miradas. Esa mirada que evidentemente ya está muy entrenada. O sea, Néstor lleva muchos años en la Oficina del Historiador y ha logrado ese entrenamiento también a fuerza de la necesidad de lo cotidiano. Ha logrado un entrenamiento que a los ojos comunes se escapa y muchas veces no sabemos entender el fenómeno. Él nos lo está mostrando de una manera muy clara, muy elaborada, es un aporte no solo para las personas sino para el propio registro de ese Art Nouveau o modernismo catalán que nos lo está regalando de nuevo. Realmente ya él está ahí, pero desde la mirada, desde el lente de Néstor, es otra mirada hacia estos elementos y esta arquitectura. (…)
A mí me gustó mucho la portada de la exposición. Es ese detalle que puede pasar desapercibido y que está en muchas de las viviendas de las puertas de La Habana. Ese detalle de la carpintería, esa planta, esa florecilla casi dibujada, porque estamos hablando de arquitectura, de detalles arquitectónicos. Aunque si vamos también al objeto, al mueble, a las lámparas, tenemos una visita obligada a la casa del Vedado, en la calle 23 entre E y F.
(…) Es en Vitrina de Valonia que se recibe, se presenta esta exposición. ¿Por qué Vitrina de Valonia es el sitio escogido por Néstor para llevar su exposición? Me acompaña también Lysbeth Daumont quien es la directora de esta institución.
Lysbeth Daumont: Mi respuesta tendría que ver primero con la relación que existe entre Bélgica y Cuba, que de alguna manera se pone de manifiesto y se desarrolla en nuestra institución. El Art Nouveau como movimiento y estilo artístico, arquitectónico y gráfico surge en Europa. Bélgica fue uno de esos primeros sitios en el que se desarrolla, justamente con Víctor Horta como precursor. Dentro de las prioridades en la divulgación de la cultura de Bélgica hay dos prioridades fundamentales, una es el Art Nouveau y la otra es la historieta. Entonces el Art Nouveau es por supuesto uno de nuestros principales temas desde hace muchos años.
Por otra parte, ya habíamos realizado actividades de conjunto con la red Art Nouveau que tiene su sede en Bruselas y que además se encarga de la promoción de todas estas ciudades que poseen una predominancia de este estilo. La Habana tiene el privilegio de estar incluida en este mapa mundial del Art Nouveau. Además, celebraba cada 10 de junio el día mundial del Art Nouveau …
Todos los caminos llevaron esta muestra hacia la Vitrina de Valonia, un lugar que además permite el gran espacio expositivo. Pero yo creo que la casa es mucho más conocida por la historieta, aunque el Art Nouveau ha sido también pretexto de otros grandes encuentros y de proyectos de Vitrina de Valonia, cuéntanos un poco.
Desde las primeras Semanas de la Cultura Belga es un tema fundamental que se ha desarrollado de alguna manera en talleres para niños, que luego también se sumó a los adolescentes, con los propios profesionales de la historieta. Se realizó el año pasado una compilación de historietas dedicadas justamente al Art Nouveau. Es decir, es un tema que se trabaja constantemente, primero para que el público descubra esas pequeñas huellas de las que hablábamos, que a veces no son ejemplos tan visibles.
(…) Otro ejemplo importante fue cuando estuvieron en La Habana los especialistas de la Casa Horta, de Bruselas, quienes desarrollaron aquí un trabajo con los niños para explicarles cómo son los oficios relacionados con el Art Nouveau y que vieran en cuántas formas se puede desplegar ese trabajo, ya sea a través de la vidriera, la herrería, la carpintería y los modos de yeso, que es lo que más se ve en nuestra ciudad. Los trabajos de los niños, junto con una muestra fotográfica fueron expuestos en la casa de Víctor Horta en Bruselas, en el año 2016. Esta acción fue de los ejemplos más significativos; pero el trabajo con el tema ha sido una constante.
Ahora tienes la exposición de Néstor Martí en Vitrina de Valonia. ¿Qué tiempo va a permanecer? ¿Qué piensa Vitrina de Valonia hacer con esa maravillosa exposición?
La vamos a extender durante todo el verano porque en realidad es una muestra muy necesaria y para que nuestro público, asiduo del periodo de Rutas y Andares, pueda tener la oportunidad de disfrutarla. También estamos pensado realizar recorridos por nuestros talleres que, aunque son dedicados a la historieta siempre tratamos de relacionarlos con el patrimonio en general. En este caso, haremos énfasis no solo en la exposición, sino que a partir de ella los participantes podrán ir a los diferentes lugares donde más se concentran estos ejemplos. También retratarlo porque la fotografía es algo muy importante dentro de la historieta. Es el principal referente que tiene sobre todo en temas como este. Puedes hacer dibujo al natural, pero como existen las herramientas de las cámaras y los móviles es importante tener fotografías en los diferentes ángulos para poder así insertar los personajes y recrear una historia.
(…) Y hablando del Art Nouveau sé que habrá un futuro que de alguna forma lo adelantaba Inclán que será ese espacio visitable, permanente también en el Centro Histórico de la ciudad, el cual contará con la gestión de la Vitrina de Valonia. Cuéntanos un poco.
Este centro Art Nouveau estará ubicado en la Casa de los Pelicanos que está en Mercaderes, entre Teniente Rey y Amargura. Allí va ser la sede de la exposición Naturaleza del Art Nouveau, exhibida en el Palacio del Segundo Cabo en el año 2016. Es una exposición que hace anualmente la red Art Nouveau y que en ese año estuvo dedicada a la naturaleza. También habla de la influencia en movimientos artísticos como la danza. Recuerdo como en los videos de Loïe Fuller, bailarina francesa, quien con una gran estructura de madera lograba recrear los movimientos de esta línea sinuosa en el medio de un gran escenario. Ella fue también una de las maestras de Isadora Duncan, que también se inscribe en esta influencia del Art Nouveau a nivel danzario. El edificio será la sede de todas las actividades relacionadas con este tema y me imagino que la muestra de Néstor se pueda sumar a la exposición permanente.
El arte juega una función de instigar, propiciar, llamar la atención de un patrimonio que debe salvarse, porque precisamente la belleza debe salvarse. Entonces eso es un propósito que seguiremos manteniendo dentro de nuestros proyectos, como lo será en esta casa dedicada al Art Nouveau, yo creo que va a llamar mucho la atención.