Bolívar en La Habana

Por: Yimel Díaz Malmierca

Cada 24 de julio el museo y el parque Simón Bolívar, ubicados en Mercaderes y Obrapía, en los predios de la Oficina del Historiador de La Habana, se llenan de un ajetreo singular. Diplomáticos, políticos, funcionarios, estudiosos, niños, abuelos y un diverso entramado de curiosos acuden al simbólico acto que la institución organiza a propósito del aniversario del natalicio del prócer de la independencia y de la integración latinoamericanas.

Bolívar nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Realizó estudios militares en España y llegado el momento se opuso a la condición colonial en que la potencia europea mantenía a las naciones de América. Condujo al Ejército Libertador hasta lograr la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Bolivia. A la vez, sentó las bases para esa unidad no conquistada aun en América Latina.

El Libertador falleció el 17 de diciembre de 1830 en Santa Marta, Colombia. Sus restos fueron sepultados en la catedral de esa localidad, donde permanecieron hasta ser  trasladados a la ciudad de Caracas, en 1842. Allí son custodiados con celo por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

A la edad de 16 años, luego de ganar el grado de subteniente en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua, el joven Simón salió del puerto de la Guaira rumbo a Madrid. Viajaba en el buque San Idelfonso, de 74 cañones, uno de los más importantes de la Armada Española, el cual iba escoltado por el San Fulgencio. Este era el primer viaje de Simón a la metrópoli  y llevaba el propósito de completar la educación militar que había recibido hasta entonces.

El 25 de marzo de 1799 los navíos entraron al puerto de La Habana, donde tenían previsto realizar una breve escala de un viaje que finalmente duró 115 días. Aquí permanecieron dos días. No hay detalles de la estancia, más allá de los registros de la entrada y salida de los buques. No obstante, los estudiosos se atreven a asegurar que lo más probable es que el impetuoso joven haya bajado a tierra, caminado por las empedradas calles de la villa y degustado la comida de alguna fonda ya extinta en la zona portuaria.

A finales de 1998, a propósito del 200 aniversario de este hecho, la OHCH acuñó una moneda conmemorativa que en el anverso tiene el rostro adolescente del futuro Libertador de América, y en el reverso, el navío San Idelfonso, así como la fecha de su arribo a suelo cubano.

Un lustro antes, el 24 de julio de 1993, había sido develada la estatua pedestre de Bolívar, la misma que este domingo se llenó de flores. La obra, fundida en bronce, es una réplica de la escultura original moldeada en Roma por Pietro Tenerani en 1843 e inaugurada en la Plaza Mayor de Bogotá, tres años después.

A un costado de la plaza se halla el museo dedicado a Bolívar, también inaugurado aquel 24 de julio de 1993. Ocupa un palacio doméstico de estilo neoclásico construido entre los años 1806 y 1817 que, entre sus múltiples usos, sirvió de vivienda a los marqueses de Aguas Claras, a los condes de Villanueva, y al estadounidense Santiago Burnham, quien colocó sus iniciales (SB) en un  rosetón encima del arco del zaguán, detalle que parecería una premonición acerca del destino final del inmueble.

Durante la primera mitad del siglo XX, la edificación hospedó además a los consulados de Suecia y de Brasil; luego se convirtió en una ciudadela  que tras el triunfo revolucionario albergó a unos 24 núcleos familiares. La obra restauradora de la OHCH permitió reubicar a todas esas personas en otros espacios y entregar a la sociedad una institución de elevado compromiso social, cultural y comunitario.

Aquel proyecto fundacional del museo Simón Bolívar en La Habana Vieja contó con la cooperación del Ateneo de Caracas; la Fundación Casa Simón Bolívar, de Venezuela; y el Gobierno del hermano país. Múltiples artistas donaron obras que hoy integran la colección de la Casa y se exhiben en exposiciones permanentes y transitorias que nos hablan de la historia de la nación bolivariana, de las principales figuras independentistas de la región y de las expresiones culturales que nos abrazan desde la diversidad.

El museo cuenta además con la biblioteca Simón Rodríguez, que atesora más de 10 mil ejemplares, entre ellos una excelente bibliografía sobre la vida del Libertador y los 34 tomos que recogen casi todos sus decretos políticos.

 

 

Comments are closed.