Por Francisco Delgado
El amanecer de este 27 de noviembre fue inspiración para un encuentro emotivo con la memoria de la historia nacional. En el escenario histórico de la acera del Louvre en La Habana, donde en 1871 el entonces capitán del Ejército Español Nicolás Estévanez se manifestará públicamente contra la injusticia cometida por el gobierno de su país al fusilar a los ocho estudiantes de medicina, se quedaba en el registro de la memoria la demostración del gesto de dignidad, valor y civismo de este ser humano.
En este sitio monumento nacional, que recrea al actual Hotel Inglaterra, se desarrolló el tradicional acto de conmemoración que cada año realiza la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, en compañía de los jóvenes estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas, una representación de la Asociación Canaria de Cuba y los trabajadores de la instalación hotelera.
El Doctor Félix Julio Alfonso, Historiador Adjunto de la Ciudad, significó momentos transcendentales de aquel horrendo crimen cometido por los voluntarios españoles, al cual distinguió en su connotación como Alfa y Omega de la Historia de Cuba.
Ante la presencia de los noveles estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas, destacó Félix Julio la osadía de aquellos ocho estudiantes que en el Cementerio Espada fueron capaces de revelar sus sentimientos patrióticos en defensa de la independencia del país, y gritar a viva voz, sin temor a la muerte: ¡Viva Cuba Libre!
“El 27 de noviembre de 1871 es una fecha imprescindible de recordar para la actual generación de jóvenes cubanos y también para la Oficina del Historiador por el simbolismo de la rebeldía y las implicaciones ideológicas en la gesta independentista”, así lo reconoció el Historiador adjunto Félix Julio.
El también Decano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana recordó que tras un oscuro y expedito proceso jurídico caracterizado por disímiles manipulaciones y absurdas conspiraciones, fueron condenados a la pena de muerte estos ocho estudiantes, cuando tres de ellos, no habían participado en los hechos, y uno se encontraba fuera de La Habana, en un fraudulento acto de omisión a la entonces vigente Constitución.
Asimismo citó una de las frases más renombradas aquel día dicha por uno de los voluntarios españoles a uno de los estudiantes en el momento de la sentencia: “Alfonsito, ni con todos los millones de pesos de la fortuna de tu padre podrás salvarte de que te vuelen la tapa de los sesos.
Aquella frase despótica mostraba el desprecio y el poder que imperaba en la entonces robada República Colonial destacó, Félix Julio, donde también ocurrieron otros hechos abominables como el incendio del teatro Villanueva, y el saqueo realizado en el Palacio de Aldana, además de los tantos vicios y actos corruptibles perpetuados por estos hombres al servicio de un poder español desgarrador.
El drama de este acto histórico volvió a la memoria de los habaneros con más pretextos para seguirlo investigando, cuando el Historiador adjunto de la Ciudad, Félix Julio, habló del protagonismo de Emilio Roig de Leuchsenring, quien reconoció que tenía en su poder los documentos probatorios “que hablaban de aquellos cinco negros criollos que trataron de llegar al Cementerio para ayudar a los estudiantes de medicina, en una acción totalmente salvadora, donde la piel oscura y cubana también hablaba del honor y la gallardía por la defensa de la independencia nacional”.
Por otra parte, recordó los hechos ocurridos donde el capitán del Ejército español Federico Capdevila, que había actuado como abogado de oficio en la defensa de los jóvenes, extrajo su espada, la quebró en público como expresión de protesta y renunció a continuar prestando servicios como oficial de las fuerzas armadas colonialistas. En ello destacó: “todavía resuenan sus palabras dignas y valientes cuando dijo: ‘Mi obligación como español, mi sagrado deber como defensor, mi honra de caballero y mi pundonor como oficial, es proteger y amparar a los inocentes: lo son mis cuarenta y cinco defendidos’”.
Asimismo, significó Félix Julio, el hecho de la nota titulada “El 27 de noviembre de 1871” circulado en Madrid y que fuese escrito por José Martí y firmado por Fermín Valdés Domínguez, uno de los más fieles defensores de esta causa, que hizo hasta lo imposible por rescatar los cuerpos de los estudiantes. También citó el pasaje en que José Martí pronuncia un discurso ya enfermo sobre el acto de fusilamiento de los estudiantes de medicina, y casi terminando sus palabras llega a caer en sus hombros un mapa de Cuba como una suerte de expresión metafórica del abrazo de la Patria a uno de los hijos más humildes y consagrados a su deber.
El acto realizado en ocasión de conmemorarse el aniversario 150 del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina dio inicio con las notas del Himno Nacional interpretada por la Banda Nacional de Conciertos bajo la dirección del maestro Igor Corcuera Cáceres, y culminó, luego de la intervención del Doctor Félix Julio Alfonso, junto a la marcha fúnebre interpretada también por la Banda de Conciertos.
Tomado de Habana Radio