“La Habana me hizo prisionero de sus muros para siempre”

Por Yoel Lugones

Con una remembranza al eterno Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, y una evocación a su caminar de más de medio siglo por estas calles y barrios de gentes humildes y laboriosas, como bien afirmó el Doctor Félix Julio Alfonso, comenzó el tradicional acto que cada año realiza la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH) por un nuevo aniversario de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, esta vez su 502 onomástico.

Antes de la tradicional ceremonia, en el Museo de la Ciudad, fue develada por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República y Primer Secretario del Partido, una tarja justo sobre un banco donde el enamorado de la capital cubana a veces se sentaba para descansar en medio de la vorágine de la jornada.

“Quise encerrar a La Habana Vieja en las paredes pétreas de un museo, pero ella me hizo prisionero de sus muros para siempre”. No podía plasmarse mejor frase en esta placa que nos evoca a un Leal incondicional, entregado, defensor a ultranza de un proyecto al cual se aferró hasta los últimos días de su existencia.

Pero, además, en los portales de ese sitio emblemático, el otrora Palacio de los Capitanes Generales y donde residió la Oficina del Historiador por muchos años, el Doctor Leal ha sido perpetuado con una estatua a tamaño natural que le hiciera el conocido escultor cubano José Villa Soberón y la cual fue develada también por el Presidente de la República.

Eusebio, con el brazo levantado y con el gesto solidario, amable y respetuoso que siempre lo caracterizó, parece que saluda, como era usual, a cada persona que pasa, a cada ser que defiende La Habana con el mismo fervor con que él lo hizo.

Luego, la tradicional peregrinación y ceremonia, con los pioneros custodiando las Mazas del Cabildo, atravesando la Plaza de Armas hasta el Templete – sitio fundacional –, edificación de estilo neoclásico, inaugurada en 1828 durante el gobierno del Capitán General Francisco Dionisio Vives (1823-1832).

A la cita acudieron Luis Antonio Torres Iríbar, Primer Secretario del Partido en la capital; Reynaldo García Zapata, Gobernador de La Habana; Perla Rosales, Directora General Adjunta de la OHCH, entre otras personalidades, junto a directivos y trabajadores de la Oficina.

En las palabras centrales, el Doctor Félix Julio Alfonso afirmó que a Eusebio le quedaba mucho por hacer y “su ejemplo de consagración a la obra de restaurar La Habana Vieja, debía constituir motivo de inspiración para quienes tenemos la dicha y el compromiso de continuar, desde la fidelidad y el respeto, aquella colosal faena”.

“Hoy – continuó – nuevamente lo vemos salir a caminar, en la hermosa y conmovedora escultura que le dedicó su gran amigo el artista José Villa Soberón, con paso rápido y nervioso, con la mano en alto, en gesto de saludar y dar ánimo a sus compatriotas; y con libros y documentos en la otra, como símbolo de su profunda condición de intelectual comprometido con las mejores tradiciones de la cultura cubana”.

El Historiador calificó a Eusebio como una criatura singular, “donde se daban cita, en amoroso haz, el hombre práctico, el soñador, el admirador de la belleza, el político, el historiador, el orador sublime, el protector del patrimonio, el romántico, el mecenas, el patriota, el fundador, el constructor, el arquitecto, el artista y el filántropo”.

“Eusebio, discípulo aventajado del comandante Fidel Castro, a quien tanto admiró y cuya amistad fue esencial a lo largo de su vida, también militaba en el bando de los apurados y los inconformes. Era de los que pensaban que un minuto perdido en actos que no fueran creadores era un agravio, y que cada fundación era un suceso de felicidad y de amor”, aseveró el Decano del Colegio Universitario San Gerónimo, quien también alegó que el mejor de todos los homenajes, el más entrañable para honrar su memoria, es el de hacer cada día lo que corresponde a sus colaboradores, cada uno en su puesto, llevando adelante esa utopía benefactora que es la salvaguarda y gestión del Centro Histórico de La Habana.

Para Alfonso, hoy La Habana llega a su 502 aniversario inmersa en una verdadera fiesta de pueblo, con sus plazas, parques, avenidas, escuelas, universidades y fábricas abiertas, vencedora de la terrible pandemia que azota al mundo, gracias a la eficaz y perseverante gestión del Gobierno y el Partido, la resiliencia de la sociedad y el talento y el heroísmo de nuestros médicos y científicos.

Asimismo, apuntó que “renace la ciudad antigua en el quehacer permanente de la Oficina del Historiador, que combina de manera armónica y solidaria las obras de carácter cultural con las labores de contenido social”, además de fortalecerse la alianza estratégica de la OHCH con el gobierno municipal y provincial y los consejos populares, en el ejercicio y la búsqueda de nuevas formas y proyectos para el desarrollo local, de los cuales la Oficina, en sí misma, es un ejemplo de buenas prácticas y éxito sostenible.

“Tenemos pues, muchas razones en este 502 aniversario para seguir siendo, como reza el lema, «Leales a Leal», que es lo mismo que decir Leales a Cuba, a la Patria Amada que nos contempla orgullosa, a su noble y valeroso pueblo, a la generación histórica que hizo la Revolución, a los héroes y mártires de nuestra historia; y también a esa ciudad misteriosa, espléndida, maravillosa, alegre y revolucionaria; por cuyas plazas y calles anduvo un intrépido caminante durante más de medio siglo, con zapatos que fueron gastados por el tiempo, y que como invoca la hermosa lápida que se ha develado en el patio umbroso del antiguo Palacio, trató de apresarla entre las paredes de un museo, y terminó siendo prisionero de la magia de sus muros para siempre”, concluyó.

La ceremonia concluyó con la tradicional vuelta a la ceiba y la actuación de la cantautora Rita del Prado, con un tema dedicado a este árbol símbolo de la urbe.

Tomado de Habana Radio

 

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