Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
El Parque Central de La Habana es un espacio arbolado, concebido como plaza pública, sitio de recreo y esparcimiento. Sede de manifestaciones y actos patrióticos, en su centro se encuentra la primera estatua de José Martí erigida en Cuba.
Terminado en 1877, luego de haber sido derribadas las Murallas en el siglo XIX, fue uno de los espacios menos arbolados y de mayor proporción de pavimento. Después de 1959 se le incorporaron árboles, fuentes y esculturas.
Los jardines destacan por sus 28 palmas reales en alusión al día del natalicio del más universal de los cubanos. Se distinguen, además, ocho tumbas simbólicas en forma de canteros o jardineras, con las cuales se rinde tributo a los estudiantes de Medicina injustamente fusilados el 27 de noviembre de 1871.
Desde 1875 se encontraba en este sitio la estatua de la reina española Isabel II, hasta que terminó la dominación hispana en Cuba, el 1ro de enero de 1899. Luego, con motivo de la instauración de la República, el 20 de mayo de 1902, se colocó allí una estatua de calamina fundida que representaba a la Libertad, la cual se derrumbó a causa de un ciclón.
En 1905 se colocó en el medio del parque una estatua de José Martí, a instancias de una encuesta popular realizada en 1899 por el semanario El Fígaro. La concibió el escultor cubano, residente en Italia, José Villalta de Saavedra; fue la primera que se levantó del Apóstol en Cuba.
Siempre vivo, el Parque Central de La Habana es una gran encrucijada citadina, punto de encuentro y referencia para los cubanos., que lo atraviesan cada día en todas direcciones. En ese entorno el caminante percibe una sinfonía peculiar: el sonido del tráfico, las peñas deportivas, la risa de los niños, el pregonar de los vendedores de periódicos y el cantar de los pájaros.