Por Yoel Lugones
Para que las enseñanzas, el ejemplo y el legado del eterno Historiador de la Ciudad de La Habana permanezca no solo en los colaboradores habituales que permanecieron a su lado durante muchos años, sino también en las nuevas generaciones, una nueva sala ha quedado inaugurada en la Casa Eusebio Leal Spengler.
Con el nombre de “Verba Volant” se produjo la primera iniciativa en este espacio, la cual contó con la participación de jóvenes de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH) que sostuvieron un diálogo con Sergio González, colaborador durante más de 50 años del Doctor Leal, además de ser amigo entrañable y como una familia más.
El encuentro contó con la participación de Perla Rosales, Directora General Adjunta de la OHCH; Johanna Aedo, Directora de Inversiones; Magda Resik, Directora de Comunicación de la OHCH, entre otros colaboradores y directivos de la propia Oficina.
Al decir de Resik, esta cita con los jóvenes se distingue mucho por lo que representa este nuevo espacio, que toma su nombre de una frase en latín a la que Leal le rendía mucho culto: “me imagino que él asociara las dotes de Cayo Tito, un gran orador de la Roma antigua, famoso por sus grandes discursos ante el Senado y que aunque fue un hombre de muy bajo estrato social logró imponerse en esa época por su oralidad, por su capacidad para transmitir con un verbo exaltado, con un gran dominio del latín sus pensamientos. A Leal esa frase le encantaba, porque traducida al español significa que las palabras vuelan en la oralidad, pero quedan cuando se traducen al blanco y negro, a la letra impresa. Y toda la producción literaria de Leal partía de su oralidad, de su capacidad de expresarse”.
“Debemos transmitirle a ustedes lo que hemos vivido en estos años de la Oficina del Historiador, para que se entienda de dónde venimos, porque si no volvemos a ese pasado, si no le transmitimos a ustedes, incluso desde el punto de vista emotivo, lo que vivimos, ¿cómo ustedes van a reproducir mañana la obra que fundó Leal?”, expresó Magda Resik a los presentes.
Y precisamente este mensaje fue el inspirador de una conversación donde se evocó a un Leal dirigente, guía, pero también amigo, familia, compañero. Entre anécdotas personales y risas – porque de esta manera también hay que recordarlo – Sergio González narró momentos importantes y fundacionales de la Oficina: desde cómo conoció al Historiador, en el momento en que trabajaba en la Biblioteca Nacional como Jefe del Departamento de Restauración, hasta su trabajo como asesor por más de cinco décadas.
Varias preguntas formuladas por Resik fueron conduciendo a González a develarnos aspectos de la trayectoria profesional de Leal: un hombre entregado por completo al trabajo, que desde muy joven se entregó a un ideal y a un sueño que fue convirtiendo en realidad, la restauración y rescate de La Habana Vieja. “Así – recordó Sergio – fue enamorando a muchas personas que fueron identificándose y comprometiéndose con él”.
Muchas de las anécdotas contadas tuvieron como eje central la restauración del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, la primera gran obra rehabilitadora emprendida en la ciudad, concluida en 1979. A partir de 1981 es que Leal comienza a dirigir las obras de restauración del Centro Histórico de La Habana.
Entre incomprensiones y batallando duramente fue fundando la Oficina que actualmente se erige como puntal en la rehabilitación de la zona más antigua de la urbe. El asesor durante muchos años del Historiador recordó cómo Eusebio hablaba con pasión contagiosa de su ciudad, a la que le dedicó toda su vida. Recordó cómo recibió y guió a presidentes, embajadores, artistas, y múltiples personalidades, y con la misma devoción hablaba con las personas más sencillas de La Habana Vieja, pues siempre concibió una obra indisolublemente ligada al desarrollo social, no simplemente orientada a salvar edificios o plazas.
Hubo un nombre muy importante evocado: el de Fidel Castro Ruz, quien recorrió el Centro Histórico habanero acompañado por los dos en más de una ocasión. Fidel siempre apoyó a Leal y por eso está el Decreto Ley 143 del Consejo de Estado firmado por él, que es el monumento a la política más avanzada a escala mundial en la preservación del patrimonio de cualquier nación, pues concedía personalidad jurídica a la Oficina, capacidad de poseer bienes patrimoniales y subordinaba mucho al interés de salvar la Habana Vieja.
Para González una de las virtudes mayores de Eusebio Leal era su visión de futuro. Con él compartió tristezas, alegrías, desvelos… tantas y tantas palabras pudieran resumir la significación que tuvo para Sergio conocer a Leal y trabajar con él, pero estas lo resumen todo: “Fue un hombre humilde y sabio, pero sobre todo un buen amigo”.
Tomado de Habana Radio