Por Evelyn Fernández
Residencia de los Capitanes Generales españoles y cárcel pública de La Habana, sede del gobierno interventor norteamericano, Palacio Presidencial, centro de la alcaldía, el ayuntamiento y las oficinas del municipio de La Habana, el Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, es el primer Museo en Cuba especializado en la historia de la Ciudad. Ubicado, en calle Tacón núm. 1 e/ Obispo y O´Reilly, en la Plaza de Armas, fue en primera instancia un espacio sagrado donde estuvo la primera Iglesia de la otrora villa de San Crisóbal; aunque, con el paso del tiempo, se convirtió en uno de los sitios políticos y sociales más importantes de la Cuba colonial.
Así, como parte de la jornada por el aniversario de la inauguración del Museo de la Ciudad, que comenzó este viernes, un grupo de jóvenes de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) visitaron sus salas transitorias para conocer más sobre su historia y simbolismo. El recorrido fue dirigido por el Dr. Michael González, director de Patrimonio Cultural de la OHCH, quien destacó que “un día como hoy se fundó el Museo de Capitanes Generales, pues se creó dos veces; en primer lugar, por el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring; y luego, por el Dr. Eusebio Leal Spengler.”
Asimismo, explicó que, como parte del programa de acciones del Primer Congreso Nacional de Historia, el 8 de octubre de 1942, el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, inauguró el Museo Histórico Municipal, en el único salón disponible de los locales donde se había instalado la Oficina del Historiador, en el antiguo Palacio Municipal. A su vez, mencionó que tras la muerte de Roig de Leuchsenring en 1964, Leal Spengler fue nombrado nuevo director de la institución y líder de las obras de restauración del inmueble destinado en su totalidad, a partir de entonces, a Museo de la Ciudad. Siendo así, el 22 de octubre de 1968 reabrió sus puertas al público con sus primeras salas en la planta baja, y luego se amplió hasta su conformación actual.
“Se hacen visibles dos fechas importantes que tienen que ver con la fundación del Museo (…) Es entonces que se acudió al simbolismo, a partir de ese afán constante del Dr. Eusebio Leal Spengler de volver siempre a su punto de partida, pues definía el Museo como una casa para él y el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring”.
La historia de este Palacio se percibe en cada puerta, objeto o puntal. Es entonces que el Museo de la Ciudad se convierte en el gran aglutinador del patrimonio. A su vez, González señaló la sensibilidad que se debe tener con respecto a la historia del patrimonio y cómo debe irse a los objetos, para que sean estos los que cuenten su historia.
Durante el recorrido por la exposición Museo de la Ciudad: el lugar más amado, que se exhibe en la sala transitoria del Museo de la Ciudad, se puede descubrir el poder de rescate del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring con todo su simbolismo y las piezas que refunda y agrega después el Dr. Eusebio Leal Spengler. Así, se puede conocer esa unidad dialéctica que establecida entre los dos Historiadores, que se apropian de este inmueble como su Cuartel General.
En ese sentido, al entrar a las salas el visitante podrá observar la placa del antiguo Museo Municipal de la Ciudad de La Habana y una fotografía que recrea ese primer salón, inaugurado por Emilio Roig de Leuchsenring en los locales de la OHCH, en el entresuelo del Palacio Municipal; los soportes que sostenían la lápida de la puerta principal que nombraba a la antigua Cárcel de La Habana, construida por el Capitán General Miguel Tacón; el retrato de José Martí, de Armando García Menocal; los de Félix Varela y José de la Luz y Caballero, ambos de Federico Martínez; el de Carlos Manuel de Céspedes, de J. Devich, así como el primer modelo de bandera cubana diseñado por Narciso López y un grupo de patriotas exiliados en Nueva York, entre otras piezas significativas del Museo y que remiten a la historia de Cuba.
“Fusión entre el pensamiento de Roig (…), que buscaba lo autóctono de Cuba, de nuestras guerra de Independencia; por eso tiene cuadros de Martí, Gómez y Maceo, figuras importantes a los que dedica gran atención. Asimismo, vemos cómo Eusebio mantuvo esa tradición de rescate en su contexto, por lo que se hace visible esa continuidad de pensamiento”, reveló.
El palacio posee 40 salas de exposiciones permanentes, dedicadas a mostrar la historia de las guerras de independencia en Cuba. Otras, revelan cómo era la vida señorial en España y Europa y cómo ello incidió en la sociedad cubana de la etapa colonial. En la planta baja se exhiben coches, carruajes y otros elementos de la transportación, máquinas de extinción de incendios y la maqueta de la locomotora similar a la que en 1837, por vez primera, inició viaje desde La Habana. Están la Sala de Arqueología, de Arte Sacro, la muestra de bóvedas subterráneas y el despacho del primer Historiador de la Ciudad, el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring. Además, se muestra una sala muy representativa dedicada a las banderas, en la que se evidencia la primera bandera cubana enarbolada el 19 de mayo de 1850.
Luego de este viaje por la historia, los visitantes pudieron disfrutar, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, de la presentación de la Camerata Romeu, dirigida por Zenaida Romeu, concierto que, con un repertorio de Venezuela, Brasil, Cuba y Argentina, será llevado al Festival Internacional Cervantino, que transcurrirá en México.