Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Una bella escultura que identifica a La Habana atrae la atención de cuanto caminante atraviesa el final del paseo de Isabel Segunda o del Prado, a unos pasos de la Avenida Máximo Gómez -la popularmente nombrada calle Monte-, y a cien metros del Capitolio Nacional. Se trata de la Fuente de la India.
Su inauguración, el 15 de febrero de 1837, constituyó un acontecimiento en la entonces aún joven villa de San Cristóbal de La Habana. En 1863, por acuerdo del Ayuntamiento, se trasladó al Parque Central, y en 1928, cuando ese campo se transformó en Plaza de la Fraternidad, retomó su posición actual, o sea, la inicial.
La Fuente de la India o de la Noble Habana es una representación donde figura la imagen de la mítica india Habana, esposa del cacique Habaguanex, regente de la zona antes de la llegada de Cristóbal Colón y de la cual se cree que toma el nombre la capital de Cuba.
El monumento está inspirado en una leyenda de una bella aborigen que recibió en el siglo XVI a los navegantes españoles, quienes realizaban el bojeo a Cuba, en 1509. Según los cronistas de la época, al llegar los españoles al actual puerto de La Habana una india sentada sobre una colosal roca los observaba en silencio y luego se acercó a ellos cautelosamente. Con un gesto circular de sus manos hizo referencia a la espaciosa bahía y al monte virgen y pronunció la palabra “habana”. Uno de los marinos trazó enseguida un boceto de la nativa sentada sobre la roca y la llamó “La Habana”.
De unos tres metros de altura, la India es una fuente de mármol blanco sobre un pedestal cuadrilongo con cuatro delfines, uno en cada esquina. Sobre una roca marmórea está sentada la bella joven, mirando hacia el Oriente como si observara en el horizonte a algún ser perdido. Aunque su rostro es el de una nativa, la estatua presenta un perfil típico de una mujer griega, que, para su época, era el prototipo de la perfección femenina. Lleva en la cabeza una corona de plumas y, sobre el hombro izquierdo, el carcaj repleto de flechas, mientras que con la mano derecha sostiene el extremo superior de un escudo oval.
La majestuosa figura de la India Habana ha sido inspiración de poetas, y también de cuentos fantásticos. Se dice que la noche anterior a su inauguración sopló en la villa un viento tan fuerte que varios árboles y viviendas resultaron derrumbadas. Sin embargo, la tela que cubría la estatua ni siquiera se movió.