Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Con unas pocas armas de fuego y blancas, cientos de hombres a caballo se reunían el Diez de Octubre de 1868 en los alrededores de Manzanillo (…) esperando las órdenes de Carlos Manuel de Céspedes, en su ingenio Demajagua. Ese día se pronunció el grito de “¡Viva Cuba Libre!”, enarboló la bandera y se juró fidelidad a la misma.
Desde 1968 la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) realiza un tradicional acto conmemorativo para evocar la histórica hazaña. Esta vez, la rememoración por el aniversario 153 del inicio de las Guerras por la Independencia se efectuará el sábado 9 de octubre, a las 10:00 a.m., en la Plaza de Armas, en el Centro Histórico de la capital.
Ese día será recordada la epopeya y honrará al Padre de la Patria, y primer presidente de la República de Cuba en Armas. Así, se rendirá tributo al hombre y al héroe, al soldado, al patricio, al incomprendido, al pionero y al albañil de los cimientos independentistas en Cuba y soberanos en la historia nacional.
Al pie de la estatua de Céspedes, en la zona colonial de La Habana, este Diez de Octubre se evocará el hecho que protagonizara el hombre de grandes pasiones, cuya vida estuvo colmada de sucesos trepidantes, avatares románticos y sueños libertarios.
Sobre él, el Historiador de La Habana, Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, ha expresado: “Carlos Manuel de Céspedes se alza a la admiración, el respeto y el amor de los cubanos; la estatua del Padre de la Patria, el Libertador de los esclavos, el mártir de San Lorenzo, como símbolo sagrado que recuerde a las presentes y a las futuras generaciones, la impar significación que tiene en nuestra historia su esclarecida personalidad, y para que cuantos hijos de esta tierra crucen frente a este monumento, se detengan unos instantes y exclamen, con el mismo fervor con que Martí lo hizo para exaltar a su predecesor excelso: ‘Sé bendito, hombre de mármol’’.
Desde mediados del siglo anterior, se colocó en el centro de la Plaza de Armas, a la sombra de palmeras y ceibas, el monumento consagrado a Céspedes. Ello se logró, sobre todo, gracias al empeño fervoroso del Dr. Roig de Leuchsenring, para honrar eternamente su memoria.
El Padre de la Patria representa la figura cimera de las guerras independentistas criollas hace más de un siglo y medio. Hacendado elegante y culto, eligió dejar a sus esclavos en libertad para iniciar el largo camino de la justicia social en la Isla caribeña.
De esta manera, el 27 de febrero de 1955, en el aniversario 81 años de su muerte, fue ubicada la escultura de mármol blanco, en el centro de la primigenia plaza de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana.
También como parte de la tradición, el propio sábado 9 de octubre se le rendirán honores a Céspedes frente a su retrato, que ahora se encuentra en la exposición transitoria en el entresuelo del Museo de la Ciudad.
Seguidamente, a las 11:00 a.m., habrá una sesión de la Academia de la Historia de Cuba y presentará el libro La Revolución de 1868. Estudios históricos de la Academia de la Historia de Cuba, de los sellos Ediciones Imagen Contemporánea y Boloña, con la intervención de Magda Resik, Directora de Comunicación de la OHCH; Michael González, al frente de Patrimonio Cultural de esta institución; Oscar Zanetti Lecuona, compilador del volumen, y el académico e historiador, Eduardo Torres Cuevas.