El Art-Nouveau surge en Bélgica y Francia a finales del siglo XIX pero llega a Cuba de forma tardía. Desde el punto de vista formal, este estilo se basa en el trabajo de la línea curva que serpentea imitando el tallo de la vid.
Los motivos decorativos siempre se relacionan a la flora y a la vegetación. En los interiores se trabaja el hierro con una belleza superior a la del neoclásico y las cenefas y rodapiés son de azulejos decorados con los motivos florales.
El trabajo con el vidrio también alcanza gran maestría en lámparas, mamparas, vitrales, etc. Predomina el sentido femenino de la languidez y la superficialidad.
En Cuba el Art Nouveau sufrió una influencia extraordinaria de la obra de Gaudí y del cual se tomaron los elementos fundamentales que identifican a la arquitectura habanera hasta cerca de 1930.
De esta forma aparecen muchísimos espacios, entre los que se destacan la construcción ubicada en las calles Gertrudis y Revolución en La Víbora llamada Mairá L´Ampurdá, la Casa de la Loma del Mazo en la Víbora, la casa de Crusellas (1908) de la calle Reina, el Cetro de Oro y el Palacio Cueto en La Plaza Vieja de La Habana.
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