Atractivo recorrido Tras la Ruta de Leal coleccionista

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

En la Calle de Madera se congregaron en la mañana de este viernes jóvenes de la reserva de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), para participar en Tras la Ruta de Leal coleccionista, que abarcó a cinco instituciones: Museo de la Ciudad, Museo de la Orfebrería, Museo de Arte Colonial, Museo Castillo de La Real Fuerza y Museo de Arte Sacro Basílica Menor y Convento de San Francisco de Asís.

La directora del Museo de Naipe, Laritza Simeón, coordinadora del recorrido, señaló que desde esas instituciones y, a partir de sus colecciones, se valorarán objetos y conocerán testimonios a favor de la defensa del patrimonio. Se ofrecerá, dijo, una mirada a la “memoria histórica de los museos, nacidos de la visión, el conocimiento, el esfuerzo y la dedicación del ilustre habanero, el Dr. Eusebio Leal Spengler (1942 – 2020), continuador de las batallas emprendidas por hombres como Rodríguez Morey y Emilio Roig de Leuchsenrring, quienes fueron directores del Museo Nacional y del primer Museo de La Habana, respectivamente”.

Los participantes se reunieron en el patio del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, con la presencia de las especialistas Sally Dávila y Cindel Velázquez. Esta última comentó sobre las diferentes etapas de la rehabilitación del inmueble, donde el Historiador Roig de Leuchsenring tuvo su oficina a partir de 1938, y que comenzara a restaurarse en 1967. Ya en esa etapa, al frente de las obras estaba el entonces novel Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler.

Evocó cómo fueron interviniéndose las salas en las diferentes plantas y su paulatina apertura al público, así cómo la manera en que se engrosaron los fondos de la colección. De manera particular, se refirió a la recuperación del mobiliario original despacho de Roig de Leuchsenring, inaugurado el 23 de agosto de 1970, fecha de su natalicio.

En tanto, Dávila comentó que, en la misma medida en que se rehabilitaba el inmueble –obra de mayor importancia arquitectónica del Barroco en la Isla caribeña– se fue conformando la colección del Museo, creada por Roig en 1942. Manifestó que, al fallecer este, la primigenia colección de la institución –muy pequeña– se transfirió a la Academia de Ciencias. La especialista destacó los esfuerzos de la viuda de Roig, María Benítez, en la recuperación de las piezas, y seguidamente dijo que el gobierno y las organizaciones gubernamentales también apoyaron el posterior incremento de los fondos del hoy Museo de la Ciudad, beneficiado, además, con las contribuciones del Museo Nacional, fundado en 1913, y algunos donativos privados.

Como colofón, en el otrora Palacio de los Capitanes Generales –la primera obra donde intervino el Dr. Leal y comenzó la restauración del entorno colonial de la capital cubana, a quien él consagró toda su vida–, los andantes apreciaron una pequeña muestra conformada por dos piezas, expuestas junto al banco en el cual el Historiador solía sentarse para meditar y retomar energías. Las obras fueron un bello crucifijo y un plato de mayólica, ambas del México virreinal.

Una segunda parada efectuaron los andantes en el Museo de la Orfebrería, que –nacido como Sala de Platería del Museo de la Ciudad–, es fruto de un largo proceso del coleccionismo, que comenzara el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring (1889 – 1964) y continuara el Dr. Leal Spengler. Allí admiraron la muestra de la sala de aseo, que abarca piezas del siglo XIX, fundamentalmente jarras y palanganas, que, en el argot de la orfebrería serían aguamaniles y cofainas con punzones cubanos, y objetos encargados por familias habaneras a Europa, sobre todo a Francia.

La directora del Museo de la Orfebrería, Rosa Iris Parets Menéndez, explicó que entre las piezas hay aguamaniles más pequeños, como jaboneras, perfumadores y pomos para talco. Se destaca, dijo, una importante colección de la marca Tiffany y una representatividad de ejemplares realizados en La Habana, por platerías y plateros del siglo XIX, y citó a los cinco hermanos españoles

Misa Besada, que vinieron a Cuba en busca de fortuna, llegaron a tener 4 platerías en la ciudad y confeccionaron por años los florones para adornar los altares de la iglesia de la Catedral.

La especialista, graduada en Bibliotecología y Ciencias de la Información, señaló que la colección está ligada a la historia del inmueble, pues en esa edificación tuvo su casa y taller el platero Gregorio Tabares, y se dice que, por la cercanía con el antiguo Palacio de los Capitanes Generales, se estableció en ese espacio una Casa de Acuñación de monedas en la época del gobierno español.

A continuación, el grupo se dirigió hacia la Plaza de la Catedral, donde se encuentra el Museo de Arte Colonial. Al recibir a los visitantes en la sala de exposiciones transitorias, las especialistas Nathalie de Armas Gómez e Irene García Guerrero, comentaron sobre la valiosa exhibición, que reúne piezas donadas por Pedro Morales Coronado, célebre coleccionista que radicaba en los Estados Unidos y amigo del Historiador, Dr. Eusebio Leal Spengler. Fruto de este vínculo, Morales entregó, en 2010, a la OHCH significativos objetos y se organizó, en ese propio año, la muestra Legado familiar. Pedro Morales Coronado, inaugurada por el propio Dr. Leal, en el hoy Museo de la Ciudad, frente a la Plaza de Armas.

Está conformada por botones nobiliarios y troquelados, galones de librea, charreteras militares, cartucheras, mapas, documentos y retratos familiares, además de grabados de valor artístico, de los franceses Federico Mialhe -vinculados a los ingenios- y Eduardo Laplante -vistas de La Habana- y escudos relacionados con la familia Morales. Asimismo, se apreciaron algunos ejemplares de la colección de vajillas de familias aristocráticas cubanas del siglo XIX, de manufacturas europeas, también donada por Morales, una de las más grandes que posee la OHCH, integrada por lozas con cuños y sellos nobiliarios, porcelanas, platos, azucareras, soperas, fuentes, tazas u otros objetos de servicios de mesa.

Una vez en el Museo Castillo de La Real Fuerza, el director de la antigua fortaleza, Antonio Quevedo Herrero, y el especialista, Oireniel Torres Sevila, explicaron a los visitantes, cómo desde las colecciones de ese recinto cultural, el eterno Historiador demostró su afán de socializar el patrimonio arqueológico habanero y cubano.

Las colecciones de La Fuerza sobre el mundo arqueológico son diversas y cuentan con una originalidad única. En ese entorno se exhiben objetos relacionados con los primeros años de la vida colonial en la ciudad, la cotidianeidad dentro del Castillo y temas relacionados con la arqueología subacuática y el mundo aborigen.

Quevedo habló en torno al impulso brindado por el Dr. Leal al desarrollo de la labor arqueológica en el Centro Histórico, sobre sus estudios y acercamiento a las culturas precolombinas, la creación y capacitación de un equipo de especialistas, la fundación del Museo de Arqueología, y de sus accionar a favor del rescate y la conservación de maquetas, instrumentos de medición, cerámicas y restos. A su vez, guió un recorrido didáctico por las salas recién inauguradas en la institución patrimonial.

El último sitio visitado fue el Museo de Arte Sacro Basílica Menor y Convento de San Francisco de Asís, donde se encontraban los jóvenes Emilio Alejandro Sarandeses Morera y Amanda Beatriz Ramos Márquez, organizadores de una pequeña muestra, que recibió el apoyo del Departamento de Conservación de ese recinto cultural.

Sarandeses Morera explicó que la exposición aborda el aporte realizado por Leal, de manera directa o indirecta, en la conformación de las colecciones de la mayoría de las instituciones de la OHCH. Tras presentar a los visitantes una maqueta de la Basílica, donada al reconocido intelectual hace años por un artista nacional, el graduado de Historia del Arte mencionó la entrega de Eusebio para devolver el esplendor al majestuoso templo. Asimismo, en el recorrido se admiraron piezas de cerámica del siglo XVIII, encontradas durante las obras de restauración del coro alto del recinto, en tanto el joven especialista recordó que el propio Leal acudió allí para preocuparse por ese hallazgo e impulsar una investigación arqueológica.

Igualmente, se exhibieron obras de arte religioso, algunas de más de 300 años de antigüedad, entre ellas, la impresionante Virgen Dolorosa, de madera policromática, así como medallas de la colección Amado Blanco –uno de los primeros diplomáticos cubanos a partir del triunfo de la Revolución–, donadas a la institución por Leal. Además, se mostró un Cristo, obsequio que realizara el Papa Juan Pablo II durante su visita a La Habana, en 1998, al líder cubano, Fidel Castro.

Esta ruta se organiza como parte de las acciones de capacitación del proyecto de cooperación internacional “Promoviendo el desarrollo cultural en La Habana Vieja: intercambio entre ciudades del Sur para el rescate patrimonial”, con la colaboración de KCD ONG y financiamiento del Ayuntamiento de Bilbao.

 

 

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