Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Cuando el Gobernador Luis de las Casas llegó a Cuba, en 1790, el antiguo Palacio de los Capitanes Generales –obra de mayor importancia arquitectónica del Barroco en la Isla caribeña–ya se encontraba en fase de terminación y él pudo instalarse allí con su familia, y así se convirtió en el primer morador oficial. Sin embargo, el inmueble -residencia del Gobernador, Casa Capitular y cárcel- finalizó su construcción en 1838, durante el mandato del Capitán General Miguel Tacón.
En su salones se efectuaron, en 1898, las ceremonias oficiales del cese de la dominación española en el país y de su ocupación militar por los Estados Unidos, y luego, en 1902, la de instauración, aún bajo tutela norteamericana, de la mediatizada República de Cuba. A partir de ese año el edificio pasó a ser vivienda del presidente de la República, y cuando se inauguró, en 1920, el Palacio Presidencial -actual Museo de la Revolución-, como residencia oficial del primer mandatario, el palacio colonial devino sede del Ayuntamiento y la Alcaldía de La Habana.
Su valía patrimonial aumentó cuando, en 1938, se estableció allí la Oficina del Historiador de la Ciudad, dirigida por el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964).En 1967, el gobierno revolucionario decidió comenzar a reparar el vetusto edificio para instalar el hoy Museo de la Ciudad. Al frente de las obras de rehabilitación estaba el entonces novel Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler. Desde esta obra –la primera donde intervino el artífice– comenzó la restauración del entorno colonial de la capital cubana, a quien él consagró toda su vida.
A Eusebio se le podía encontrar allí desde el amanecer, caminando con la agilidad de una ardilla, sorteando las lomas de tierra, cruzando como un equilibrista sobre tablones y supervisando cada excavación arqueológica que iba desentrañando enigmas, ocultos por más de cuatro siglos en los cimientos del emblemática mansión, donde había estado ubicada la Parroquial Mayor. La apertura oficial del Museo de la Ciudad fue en 1968.
La institución patrimonial posee unas 40 salas de exposiciones permanentes, dedicadas a preservar la memoria de las gestas independentistas cubanas y el fragor de la búsqueda de la identidad nacional, hasta la victoria del 1ero de enero de 1959. Sus ambientes habitacionales rememoran épocas señoriales y recrean espacios interiores, que, a su vez, exhiben colecciones enaltecedoras del patrimonio cubano.
Sin duda alguna, el otrora Palacio de los Capitanes Generales –situado frente a la fundacional Plaza de Armas y que ocupa toda una manzana–, atrae desde su exterior la mirada del caminante. Quien realiza una parada ante la puerta principal del hoy Museo de la Ciudad, puede apreciar un hermoso patio, en cuyo centro se erige la estatua de mármol blanco del Almirante Cristóbal Colón, del escultor italiano J. Cucchiari, ubicada allí en 1862.