El Escorial de los Mares

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

En 1769 el Santísima Trinidad fue botado al mar en el ya desaparecido Real Astillero de La Habana. Siglos después de su impactante desfile por el puerto de la antigua villa de San Cristóbal, cuando toda la ciudad colonial contemplaba su paso, el navío continúa en el fondo del mar, en un sitio aún cubierto por un velo de misterio.

El buque, uno de los proyectos más ambiciosos de la Corona española del siglo XVIII, se fabricó con maderas preciosas americanas. De tres puentes iniciales, pasó a tener cuatro, y se convirtió así en el más grande y artillado de su tiempo, con 140 bocas de fuego y una gran capacidad para una tripulación de cientos de marinos. El escritor español Benito Pérez Galdós bautizó al galeón como el Escorial de los Mares.

La nave se probó en alta mar y se le detectaron varios desperfectos, corregidos en los astilleros de Ferrol y Cádiz. A pesar de las modificaciones para aumentar su flotabilidad y poderío de vela, el barco sería una obra con muchos problemas de navegación. Participó en numerosas batallas y viajó por 36 años, hasta que encontró su final el 21 de octubre de 1805 durante la batalla de Trafalgar, donde se enfrentaron fuerzas franco – españolas y británicas. Apresado por los ingleses en muy malas condiciones, estos se empeñaron en llevarlo a Gibraltar, pero lo impidió un temporal ocurrido el 24 de ese mes.

Gracias a un proyecto de cooperación entre la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Organización No Gubernamental canadiense Amigos delSantísima Trinidad, y el apoyo del Museo Naval de Madrid, el Santísima Trinidad resurgió en una atractiva maqueta a una escala de 1:25.

Emplazado en una de las bóvedas del Museo Castillo de La Real Fuerza, el modelo naval es la pieza más visitada en esa institución patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Comenzó a construirse en el Castillo de San Salvador de La Punta y después se trasladó, a comienzos de 2009, hacia su asentamiento definitivo. En su concepción intervinieron el modelista naval histórico Juan Carlos Zuloaga Izquierdo y los artesanos cubanos Nelson García, Lázaro García, la artista Duchi Man y el ingeniero eléctrico Vladimir Torres.

La maqueta naval se encuentra en una urna y es interactiva. El visitante puede admirar la minuciosa labor de sus artífices en la confección de los interiores del barco, con cortes muy detallados, los marineros, los mástiles y las velas en miniatura. Posee, además, cientos de comunicaciones digitales y eléctricas para que el público imagine cómo era la vida a bordo en un velero del siglo XVIII.

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