La calle de los Oficios

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Se afirma que en 1584 la calle de los Oficios era una de las cuatro con que contaba el trazado de la capital cubana. La vía unió a la Plaza de Armas, el entonces centro administrativo de la colonia española, con la de San Francisco, eje medular, por su cercanía al mar, de un activo mundo comercial y portuario. Oficios desembocaba en la Alameda de Paula, un bello paseo marítimo que se convirtió en un importante punto de reunión para la sociedad habanera.

La arteria recibió ese nombre debido a la diversidad de oficios que allíco existían: menestrales, tenderos y artesanos compartían con representantes eclesiásticos e ilustres familias. Con el tiempo, todos comenzaron a llamarla calle de los Oficios, nombre que nació de los propios pobladores.

A pocos pasos de la Plaza de Armas, se encuentra una de las primeras edificaciones conservadas hasta el presente en esa calle. Se trata del inmueble de Oficios número ocho, cuyos primeros dueños fueron los descendientes de la familia Cepero y Nieto. Luego, en el siglo XVII se convirtió en la primera casa del Obispo, morada de quienes oficiaban misas en la Iglesia Parroquial Mayor, como Diego Evelino de Compostela.

A partir de agosto de 1891 radicó en esa morada la institución benéfica Monte de Piedad. En los años 90 de la pasada centuria se estableció allí el Museo Numismático, y en la actualidad es sede de la Dirección de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que ofrece una atención personalizada al público y  organiza múltiples propuestas culturales, como el tan gustado programa estival Rutas y Andares para descubrir en familia.

Hoy en la calle de los Oficios pueden apreciarse, además, gran variedad de instalaciones rehabilitadas y modernos espacios que se dan la mano con el pasado, como restaurantes, hostales, parques, galerías de arte, proyectos culturales, tiendas y bancos. Parte de esta arteria son la Plaza San Francisco de Asís, un escenario mágico con su centenaria Fuente de los Leones y sus palomas; la Lonja del Comercio, edificación que exhibe una fachada renacentista e interiores vanguardistas; la Basílica y el Convento de San Francisco de Asís, magníficas joyas de la arquitectura española muy bien conservadas, donde se ofrecen conciertos y se encuentra el único Museo de Arte Sacro en Cuba.

También el caminante admira en esa calle la galería Carmen Montilla y el Estudio Galería los Oficios -taller del reconocido pintor Nelson Domínguez-; y muy próximo, la construcción de estilo neoclásico, que acogiera al Palacio de Gobierno en la primera década republicana, el pasado siglo, devenido Museo Palacio de Gobierno y sede del Poder Popular de La Habana Vieja. Más adelante, la Casa Museo Alejandro de Humboldt invita a recorrer sus áreas, que preservan la obra y el legado histórico del sabio alemán, considerado como el Segundo descubridor de Cuba.

Comments are closed.