Máximo Gómez, hombre de virtudes probadas

Por Evelyn Fernández

Como es tradición cada año la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) conmemora fechas destacadas de grandes próceres de la Patria. En ocasión del aniversario 116 de la desaparición física del General Máximo Gómez, se recordó este jueves, ante el monumento erigido por el escultor italiano Aldo Gamba, a este “dominicano de nacimiento y cubano de corazón”, como expresó José Martí.

A la cita acudieron el Sr. Flavio Amaury Rondón de Jesús, Embajador de la República Dominicana en La Habana; Perla Rosales, Directora General Adjunta de la OHCH; el Dr. Félix Julio Alfonso, Historiador Adjunto de la OHCH; el Dr. Michael González, Director de Patrimonio Cultural de la OHCH; Yoel Cordoví, Presidente del Instituto de Historia de Cuba; así como otros directivos y personalidades.

Las palabras centrales estuvieron a cargo del Dr. Félix Julio Alfonso, quien destacó los ideales de este gran patriota. “Recuerdo las innumerables veces que escuché hablar al Dr. Leal sobre Máximo Gómez; no solo como gran guerrero sino también como hombre de familia, amigo leal y ciudadano humilde”.

Asimismo, destacó cómo hasta sus últimas horas Máximo Gómez pensaba en los destinos políticos de Cuba y reorganizarla, según expuso en el Manifiesto de Montecristi, documento que firmó junto a José Martí, el 25 de marzo de 1895 en República Dominicana. “Hoy se dará inicio a la Jornada por el Día del Historiador, en la que inspirados en el ejemplo de Máximo Gómez, comenzarán a trabajar en aras de su honra y el trabajo cotidiano en la investigación y la docencia relacionada con esta figura”.

Nacido el 18 de noviembre de 1836 en  Baní, en República Dominicana, el estratega militar, viajó a Cuba acompañado de su madre y hermanas. El 14 de octubre de 1868 se incorporó al Ejército Libertador y dirigió la primera carga al machete. Por su ejemplo y capacidad para preparar un ejército es declarado ciudadano cubano y lo ascienden a General durante la Guerra de los Diez Años. Más tarde, al cesar la contienda marcha con la mujer y sus hijos al exilio.

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