El cartel, símbolo de historia y diseño cubano

Por Liritza López

La gráfica ha figurado entre los itinerarios de las Artes Visuales en el Centro Histórico. La galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena privilegia entre sus perfiles las muestras dedicadas al diseño comunicacional, especialmente los carteles. Desde 2009 el espacio acoge propuestas conformadas a partir de las colecciones personales de apasionados de este soporte; inicialmente ideadas por Michel Corría, Damián Viñuela y Pepe Menéndez, las más recientes correspondientes a la curaduría de estos dos últimos.

Sin limitarse a los valores del patrimonio cartelísticos del Instituto Cubano de Cine e Industria Cinematográfica (Icaic), los coleccionistas han presentado en sus exposiciones la cultura, la historia y el diseño cubanos desde diferentes perspectivas. Asimismo, los períodos abarcados en las compilaciones gráficas de sus proyectos, delinean la vitalidad de una tradición nacional de creación de afiches.

Una revisión a las doce exhibiciones llevadas a cabo en la galería permitió vislumbrar el vasto universo del cartel cubano y sus diferentes líneas de creación. Siendo así, ilustraron la riqueza y diversidad de las exposiciones desarrolladas iniciativas como Play! (2012), dedicada al tema deportivo; Alerta (2013), consagrada a los afiches de carácter combativo; Azúcar (2014), que realiza un periplo por la visualidad y connotación de ese producto cubano; Cubanos (2017), destinada a insignes personalidades de la Isla y manifestaciones de nuestra idiosincrasia; y La Habana (2019), concebida como homenaje a la Ciudad en su aniversario 500, entre otras.

La aproximación a las memorias de esta docena de proyectos, proporciona una visión sobre la gráfica cubana de finales del siglo xx e inicios del xxi. En tal sentido, se pueden distinguir las muestras América (2011) y África (2020), como referentes para una valoración desde el arte y el diseño. Así, dos continentes se redimensionan desde lo que fue -en primera instancia- un medio de promoción de sucesos y eventos políticos, artísticos y sociales de Cuba.

La exposición América involucró 35 piezas diseñadas entre los años sesenta hasta los dos mil. Un recorrido cronológico contó como primeros exponentes el cartel “Cristo Guerrillero” (1966), de Alfredo Rostgaard; “Semana Internacional de solidaridad con América Latina” (1969), de Jesús Forjans; y “Un cantar del pueblo latinoamericano” (1974), de Umberto Peña. Hacia los años ochenta figuraron “El Salvador” (1980), de Rafael Enríquez; “Unidad latinoamericana” (1985), de Faustino Pérez, y “Martín Fierro” (1989), de Muñoz Bachs. Para el final correspondieron los afiches de “Culturas de la Amazonía” (2004), de Nelsón Ponce; “South of the border” (2009), de Giselle Monzón; y “América Latina y el Caribe entre la independencia de las metrópolis coloniales y la integración emancipadora” (2010), de Pepe Menéndez.

Al igual que su antecesora, la exposición África también parte de diseños de los primeros años de la revolución hasta nuestros días. Un total de 54 carteles hicieron aflorar disímiles estéticas. En una línea del tiempo se pudieron apreciar carteles como “Jornada de solidaridad con el Congo” (1969), de Jesús Forjansa; “Jornada de solidaridad con los pueblos de África del Sur” (1969), de un autor no identificado; “Luanda ya no es de San Pablo” (1972), de Antonio Pérez (Ñico); “Sahara Occidental” (1978), de Rafael Enríquez; así como creaciones recientes como “Año Internacional de los Afrodescendientes” (2011), de Anabel Cano, y “La diversidad cultural en el Caribe” (2015), de Lily Díaz.

Dibujantes, diseñadores y artistas de diferentes generaciones confluyeron bajo la singularidad de un tema y la analogía de un formato, para exponer la universalidad de lo cubano. A su vez, recrearon el acervo cultural e histórico de dos regiones y su transcendencia en nuestra nación durante el período revolucionario. De este modo, múltiples obras plasman los presupuestos conceptuales de acaecimientos y cónclaves nacionales.

Desde esta modalidad del coleccionismo contemporáneo se ofrecen continuas miradas a la dimensión estética o connotativa del cartel, a favor de la perdurabilidad de una tradición y las relecturas de la historia.

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