El síndrome Picassiano, de la cordura al delirio

Por Massiel Arbona

“¿Qué es el arte? Si lo supiera, tendría buen cuidado de no revelarlo.”

Pablo Picasso

La obra cubista de Pablo Ruiz Picasso ha ejercido una notable influencia en la visualidad del arte posterior al tiempo de este autor. Los símbolos presentes en su cuadro el “Guernica” se han convertido en objetos reconocibles dentro de la iconografía picassiana y son motivos de representación constante en el arte contemporáneo. Un guiño aquí, una analogía allá, una frase intertextual, todas ellas maneras de aproximarse a su obra para demostrar no solo su vigencia; sino también sus nuevas interpretaciones y miradas renovadoras. Siendo así, las influencias de la obra pictórica de Picasso se extienden más allá del plano formal, alcanzando otros niveles de significación y potenciando nuevos discursos visuales. Un ejemplo de ello han sido algunas de las exposiciones que han acogido las galerías de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en los últimos años.

La exposición Guernica de Picasso, 80 años tuvo como principal objetivo rendir homenaje al octogésimo aniversario de este cuadro, que ha devenido símbolo de la pintura de vanguardia y es, además, la obra por antonomasia que refleja la caída de los pilares modernos. La muestra de carteles fue concebida a partir de la premiación del concurso convocado por el proyecto Cartelón, a propósito de los 80 años del “Guernica”. Las bases establecían la realización de carteles inspirados en la obra de Picasso y en homenaje a las víctimas del terrible suceso acontecido en la ciudad vasca. La concepción de las piezas debían estar pensadas para su posterior impresión en serigrafía y se restringió a solo tres el uso de colores. Así, un conjunto de 30 carteles se exhibieron en la galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena.

La simplicidad, la geometrización de los motivos, la monocromía o el trabajo de varios tonos de un mismo color y la limpieza en la composición, fueron algunos de los rasgos más distintivos de los carteles presentados. Estas obras cumplieron con las normas básicas del diseño eficiente, que son, a su vez, características que aluden al afamado cuadro de Picasso. Además, esta muestra formó parte, durante el mes de agosto de 2017, de la Ruta especial sobre la Guerra Civil Española, como parte del proyecto de verano Rutas y Andares de la Oficina del Historiador.

Por otra parte, Picassum Tremens fue el nombre de la exposición que se desarrolló en la maison Víctor Hugo, de octubre 2013 a enero de 2014. Con una aproximación al universo picassiano, en ella se exploró la iconografía del autor y sus figuras antropomorfas, arlequines, signos y matices; incluso pasajes biográficos afloran en las piezas de modo alegórico como paratextos en las obras de varios autores cubanos consagrados y otros más contemporáneos. Entre ellos figuran Pedro Pablo Oliva, Alicia de la Campa, Eduardo M. Abuela, Arístides Hernández (Ares), Hilda María Enríquez, Reinerio Tamayo, Sinecio Cuétara y Gabriel Cuétara y Ángel Rivero, quienes desde sus visiones y poéticas personales reinterpretan el trabajo del autor malagueño para adaptarla al contexto cubano a través del humor, la parodia y el intertexto.

En palabras de la profesora María de los Ángeles Pereira “Picassum Tremens deviene, entonces, esa conmemoración festiva, sincera y espontánea con la que solemos homenajear en esta tierra el recuerdo imperecedero de un pariente o de un amigo cercano (…) Así celebramos hoy, a lo cubano, las perpetuas lecciones de Picasso”. Y es que realmente esta muestra tiene mucho de esa mezcla variopinta que caracteriza a los cubanos y que representa una marca distintiva en cualquier parte del orbe.

Sirvan estas dos exposiciones como botón de apertura del amplio espectro de temas y proyectos que se acogen en la red de galerías de la Oficina del Historiador y que van marcando la ruta de las Artes Visuales en el Centro Histórico.

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