Por Liritza López
Diversos son los perfiles de las instituciones culturales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Entre ellas se encuentra el Museo de Arte Sacro y Basílica Menor de San Francisco de Asís, que se distingue por potenciar las muestras de la producción plástica actual y abordan el universo religioso católico.
Una mirada a las propuestas que han tenido lugar en este centro permite aproximarse a los modos de la representación artística religiosa. Sus formas tradicionales cobran vigencia en las exposiciones de los artistas Yunielsi Fandiño Céspedes y Nicomedes Díaz Gijón.
La muestra Ad Aeternum (A lo eterno), de Fandiño Céspedes, expuesta entre abril y mayo de 2011, presentó piezas de madera policromada y marfil de delicada factura. Las líneas de la caída del ropaje, tanto en el esculpido como en el de tela, marcan una conexión con el estilo de decoración andaluza. El conjunto evoca el sentido de lo perpetuo al infundir la devoción. Se conjugan oficio y fe del artista a favor de recuperar la tradición y develar el culto íntimo. A juicio del Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, el artífice desde su primera juventud, ha tratado de ser discípulo de aquellos maestros que florecieron en Quito, en la antigua Guatemala o en el Cuzco, y que, como un émulo de la gran escuela española de Sevilla o Valladolid, ha logrado dejar el sello indeleble de su personalidad.
Asimismo, en diciembre del mismo año se inauguró otra exposición de similar naturaleza, bajo el título Imaginería, tradición de fe, de Díaz Gijón. Compuesta por diez pinturas y cuatro esculturas realizadas en madera policromada, la exhibición conmemoraba el aniversario 400 del descubrimiento de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en la bahía de Nipe. Por tal razón, entre las piezas sobresalió una escultura de la Patrona de Cuba.
En esta propuesta la tradición cristiana adquiere nuevos matices de modernidad, a partir del empleo de una técnica mixta en la concepción de las obras, tanto en las pictóricas como las escultóricas. Es el caso de pinturas como el “Éxtasis de Santa Teresa” (2011) y “La Virgen anunciada” (2011), en las que la forma del marco dota a la representación del lienzo de una singular originalidad. De este modo, el artista se asienta en la creación de imágenes para la veneración que perdurará en la espiritualidad colectiva. Entonces, su obrar se enaltece en la continuidad de la imaginería y la comunión de la fe.
Por otro lado, en septiembre de 2012 se abría paso a la producción artística contemporánea con la exposición Sucedáneos de fe, integrada por obras de doce artistas cubanos aunados por la curaduría de Dennys Castellano y Sergio Fontanella. El evento se complementó con un ciclo de seis conferencias, dedicadas fundamentalmente a la figura de la Virgen de la Caridad analizada desde diferentes perspectivas.
Los curadores apostaron por obras pertenecientes a la renovación del arte cubano acontecida a partir de los años 80; un compendio que presentó la recreación de la Virgen de la Caridad, que como refería el catálogo de la exposición, “en su condición de asidero moral, de apoyatura espiritual y, sobre todo, símbolo identitario”. En consecuencia, las piezas expuestas manifestaron la pluralidad de los modos, símbolos y formatos de las actitudes críticas de los creadores en torno a la religión y la fe.
Desde las imágenes inspiradas en la iconografía e historia de la Santa Patrona cubana como las de Eduardo M. Abela, Agustín Bejarano, Alejandro Aguilera, Lázaro Saavedra, Rubén Alpízar, Sinecio Cuétera, Jairo Alfonso y Danillo Vinardell; hasta las instalaciones de Rubén Torres Llorca, Lázaro Saavedra y Fernando Rodríguez, que procuraron una reflexión sobre las creencias mediante la conjugación de diferentes signos y situaciones, se advierte que lo sucedáneo -en términos de la representación plástica de temas religiosos- se refiera a la postura interpretativa del artista respecto al universo espiritual colectivo.
La religiosidad católica es parte de la historia y cultura cubana, y sus proyecciones en el arte han evolucionado según lo ha hecho el pensamiento humano. La imaginería, con fines de ilustración o catequización potenciada por la iglesia, ha legado una pinacoteca sobre la iconografía cristiana para la continuidad de un oficio y de recreaciones artísticas actuales. Así, los modos tradicionales y contemporáneos de la fe, plasmados en imágenes, aparecen como uno de los itinerarios de las artes visuales en el Centro Histórico.
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