Este 28 de enero, en ocasión del aniversario 168 del natalicio de José Martí, se inauguró en la casa donde nació el más universal de los cubanos la exposición simbólica De Martí a Fidel, con la cual cierra la Jornada Maestro y Discípulo, que se desarrolló desde el pasado 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana.
A continuación, reproducimos las palabras textuales del Historiador René González Barrios, para la muestra, que establece una correspondencia entre los pensamientos del Apóstol y del líder de la Revolución Cubana, lo cual se evidencia en imágenes y frases de ambas personalidades sobre determinados temas.
“La épica mambisa marcó su vida. De haber nacido en la época gloriosa, sin duda, hubiese integrado las las del Ejército Libertador. Céspedes, Gómez, Agramonte, Maceo y Calixto lo inspiraron, pero fue José Martí, quien denió decisivamente su existencia.
Las ideas del Apóstol de nuestra independencia, fueron la sabia que alimentó su conducta ética y moral y su formación política e ideológica. Del héroe captó el espíritu rebelde y justiciero, su humanismo, independentismo y antiimperialismo. Quijote de su tiempo, desaó imposibles para materializar los sueños irrealizados de Martí.
Su vida lo tuvo como brújula. Más que imitarlo -que lo hizo-, lo tomó de bandera para emprender la Revolución martiana, solidaria y soberana, ejemplo universal de dignidad y resistencia.
Martí lo acompañó en la Universidad de La Habana, lo llevó al Moncada, le aconsejó en el juicio y en la prisión; fue su inspiración en el exilio mexicano y en la Sierra Maestra. Su columna rebelde, la número Uno, llevaría el nombre del Apóstol. Con ella entró en Santiago y en La Habana. Con ella combatió en Girón la invasión imperialista.
El busto de Martí en la cima del pico Turquino, Santa Igenia, Playita de Cajobabo, la Plaza de la Revolución, las calles de La Habana en las marchas de las antorchas, la Fragua Martina, la casa natal, Dos Ríos, donde quiera que estuvo el Apóstol, allí lo visitó, como si en cada contacto se llenara de energía.
En sus oficinas repletas de libros, jamás faltó la imagen del mítico cubano que le sirviera de estímulo, sellando sus destinos. Hoy el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, en pulcra roca, simbólicamente cuida al Apóstol en el cementerio de Santa Igenia, de Santiago de Cuba, donde tantas veces lo visitó.
Sea esta exposición el homenaje honesto y puro del más martiano de los jóvenes de la generación del Centenario; del discípulo al Maestro”.