Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Junto a la urna que guarda los restos mortales de Jean Baptiste Vermay, en El Templete, en el entorno colonial de la capital cubana, fue colocada una ofrenda floral en recordación de los 203 años de la fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro, el 12 de enero de 1818, por el joven francés.
Al sencillo acto asistieron el director de San Alejandro, Lesmes Larroza, y la especialista del Museo de la Ciudad, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), Sally Dávila, quienes explicaron que debido a la actual compleja situación epidemiológica que atraviesa el país por la Covid 19, no se pudo realizar la peregrinación prevista, con la participación de estudiantes y profesores.
En el homenaje, Dávila agradeció la presencia del representante del centro docente, dedicado a la enseñanza artística, en el templo neoclásico, inaugurado el 19 de marzo de 1828, en cuyo interior se exhiben tres grandes lienzos, todos realizados por Vermay, que representan una advocación a la primera misa, el primer cabildo -a la sombra de una ceiba- y un óleo central, pintado con posterioridad. En este último aparece una escenificación de la ceremonia de bendición del lugar y la misa del obispo de Espada, en presencia del Capitán General, la aristocracia y altos funcionarios del gobierno colonial.
Comentó la llegada de Vermay a La Habana, su posterior establecimiento en la otrora villa de San Cristóbal, y su huella indeleble en Cuba, de manera particular como creador de la primera escuela oficial de dibujo y pintura en la Isla.
El artista falleció en 1833 a causa de la gran epidemia de cólera que azotó a la ciudad; inicialmente fue enterrado en el Cementerio de Espada, pero después sus restos se trasladaron en una urna para El Templete.
La especialista de la OHCH también se refirió a la siembra de las diferentes ceibas en el entorno del monumento, y a la rehabilitación que recibió el sitio fundacional hace unos años atrás, cuando se le restituyeron sus dimensiones originales, gracias a investigaciones arqueológicas. Recordó, además, la tradicional Vuelta a la ceiba, que se realiza a mediados de cada noviembre, en la cual lugareños y visitantes hacen largas filas para darle la vuelta al mítico árbol y pedir tres deseos.
Por su parte, Larroza agradeció a la OHCH por mantener vivo el patrimonio cubano; elogió el quehacer de la OHCH, encabezada por el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler ((La Habana, 11 de septiembre de 1942 – 31 de julio de 2020), y sostuvo que esa dedicada labor ha permitido que podamos disfrutar de un recinto tan magnífico, al que podemos regresar a la historia. “Es una manera de cumplir con nuestro pasado, de revivir nuestra memoria”, precisó. Mencionó a la Floristería Cataleya, que donó el arreglo floral ubicado este martes en el monumento de la capital cubana.
“Estamos en un lugar sagrado”, dijo, por lo que representa para La Habana y la cultura cubana en general. Hoy resulta imposible escribir la historia de las artes plásticas sin mencionar a San Alejandro, pues ha sido la madre de las escuelas de arte en Cuba, que ha perdurado en el tiempo.
El joven escultor, graduado de ese plantel, añadió que resulta muy simbólico e importante venir a los pies de la fundación de la ciudad, y rendir homenaje a todos los que han aportado al crecimiento de Cuba y, de La Habana, en particular. Finalmente, reconoció que aún la figura de Jean Baptiste Vermay está rezagada en los estudios historiográficos. “Ha faltado sistematicidad por muchos investigadores y acercamiento a su obra y huellas, como fundador de la Academia San Alejandro y como pintor, poeta y arquitecto”.