Por Evelyn Fernández y Teresa de Jesús Torres
Pasión de muchos, medio de trabajo de otros o reliquia familiar, los autos han marcado la evolución de la sociedad. Así lo evidencia El Garaje o Museo del Automóvil, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), inaugurada este lunes su última fase, donde se conservan autos clásicos, así como accesorios relacionados con el mundo del automóvil, de gran valor para la historia nacional.
Las colecciones de autos de la OHCH han tenido tres sedes: la primera en Oficios esquina a Jústiz; luego en una nave en la Avenida del Puerto y la tercera es donde se encuentra actualmente, en la calle San Ignacio. El Garaje es el único museo de su tipo en La Habana, pero en Santiago de Cuba existe otro, llamado Museo Nacional del Transporte, cuya concepción del espacio es diferente al de la capital cubana.
La restauración de tres parcelas
Desde el principio, la remodelación del Museo del Automóvil ha estado monitoreada por el Grupo de Inversiones Plaza Vieja, de la OHCH; su proyecto nació en la Unidad Básica Restaura de la Oficina, con el proyectista general Daniel García. El recinto está compuesto por tres parcelas, de las cuales dos se inauguraron el pasado año: la 305 y 309. La última fase de rehabilitación abarcó la 307, que se concluirá con vistas al aniversario 501 de La Habana. Sin embargo, se le dio un tratamiento integrador a la fachada para mostrarla como una sola institución.
En entrevista para el Programa Cultural, la Arq. Yaumara Fernández Muik, inversionista residente de la obra, señaló que para la ubicación de El Garaje en San Ignacio se valoró la importancia del eje de esas calles, como una ruta atractiva de recorridos turísticos. Los tres inmuebles que ahora conforman el museo reunían las características idóneas por sus altos puntales e interconexiones. Es preciso señalar que el Historiador de la Ciudad, el Dr. Eusebio Leal Spengler, determinó la ubicación del museo, pues existe una simbiosis entre la colección de autos y motos y la organicidad del espacio.
“Cuando entregaron los locales, estos funcionaban como almacenes del complejo Plaza Vieja, de Habaguanex. Hubo que inyectar, restaurar los perfiles y se les aplicaron resinas; así como se sustituyó todo el acero. Se recuperó ese sistema, porque era importante el valor patrimonial de esta sala, ya que representaba las grandes columnas de hierro fundido introducidas en La Habana en la época de la República.
La especialista consideró que el principal reto de la inversión del Museo fue la restauración de la estructura. Otros desafíos importantes fueron haber restaurado y salvado la colección de automóviles, con la participación de los especialistas de la Dirección de Patrimonio de la OHCH y un grupo de restauradores que, a partir de una investigación, rescataron los autos y las motos”.
“El 11 de noviembre del pasado año abrió sus puertas el Museo del Automóvil de la OHCH, en ocasión de los 500 años de la ciudad, aunque fue de manera parcial, pues aún quedaban por terminar otras salas”, manifestó al Programa Cultural Ignacio Reyes, director del Museo. A pesar del corto tiempo que funcionó, pues la COVID-19 ha causado muchos estragos, ha tenido gran aceptación. “Un día asistieron a las salas más de mil visitantes, lo que muestra el trabajo constante y el reto de seguir superándonos”.
Concebida como un garaje en el que los autos se exponen cronológicamente, la instalación, que reabrirá próximamente, reúne cuatro salas. Una está dedicada al De Soto, de 1949, Custon Convertible Coupe, entregado por el filántropo estadounidense Richard Hermann Driehaus al Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler. La 307, ya abierta, cuenta con el Ford de 1914, el Jaguar de 1989 y La Salle 340 de 1930, entre otros vehículos. Dos salas se encuentran en la parcela 309, en una de ellas se exponen las motocicletas. Además, exhibe parte de la colección con una infografía, que explica al visitante datos importantes de la introducción del automóvil en Cuba, sus modelos y curiosidades. Como aún quedan vehículos por restaurar, se ha considerado una tercera fase del museo; en ese sentido se está buscando un espacio para condicionar, diseñar y exhibir esos vehículos, una vez restaurados.
La colección
Numerosos autos clásicos de alto valor patrimonial –hasta rondar los 40 ejemplares– y accesorios relacionados con el mundo de los vehículos terrestres, integran la colección del Museo del Automóvil. La parcela 307, por donde se accede al inmueble, concentra autos de valor patrimonial, que datan de 1914 a 2003; que son los más importantes y bien conservados.
El modelo más antiguo en exposición es un Ford T de 1914, aunque aún en proceso de restauración se encuentra el Cadillac de 1905. En la sala puede contemplarse el Volkswagen que perteneció al novelista Alejo Carpentier; el Ford modelo A 1928 que se encontraba en la Casa del Vedado, así como el Cadillac V16, de 1930, de Alfredo Sayas; el Daimler modelo de 1980, que fuera propiedad de Andrew Palmer durante su misión con el embajador del Reino Unido en Cuba, en la década de los años 80 del pasado siglo, y el Citroën Méhari, de 1960, de la heroína cubana Celia Sánchez Manduley.
El inmueble atesora también el automóvil oficial Oldsmobile, de 1959, en el que se trasladara Camilo Cienfuegos como Jefe del Ejército, y los tres Papamóviles que utilizara el Papa Francisco en sus visitas a La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, en 2015. No es menos cierto que los amantes del automovilismo apreciarán la restauración del Packard, de 1930; el Alfetta, de 1972; un Chevrolet, de 1927, y un Jaguar Sovereign V12, de 1989, que perteneció a Nicholas Kay, subjefe de misión de la embajada británica quien lo donó en el año 2000.
El Museo del Automóvil exhibe, asimismo, bombas estadounidenses de combustible de los años 40 y 50 y otra manual de 1911, llevadas a su aspecto original, señalizadas con las compañías petroleras que las representaban: la Texaco, la Sinclair y la Shell. Igualmente, semáforos y gasolineras, entre otros atractivos.
Entre las motos, también hay evidencias del proceso de restauración; se presenta una Harley Davidson, de 1944 y 1946, motor Knuclehead; mientras que el de 1948 y 1955 es Panhead. El Museo cuenta con una motocicleta Puma, y una Ducati, de 1971, donada por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, quien también cedió a la institución piezas como el aerodeslizador acuático Kawasaki y un motor Diesel Pegasus.
En la remodelación de las parcelas estuvieron presentes las cooperativas SERCONST-constructor principal para la parte civil- y ADIMACC, encargada del trabajo en las obras a grandes alturas, y los grupos para la implementación del diseño de interiores Cabarrocas, SUMA DISEÑO y Proporciones. También intervinieron los restauradores de los autos, trabajadores por cuentapropia y alumnos y graduados de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, que pusieron su sello en las bellísimas estructuras metálicas con un toque de contemporaneidad, la herrería y el rescate de los lucernarios.
Muy buenos augurios y una feliz vida presentará el Museo del Automóvil, instalación que atesora coches pertenecientes a destacadas figuras de la historia y la cultura cubana y otros que se acercan a hechos ocurridos en La Habana. El Garaje es un regalo para los amantes de los vehículos terrestres, que desean profundizar en historias, tradiciones y curiosidades de este medio de transporte.