Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Las cenizas del Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, reposarán en el Jardín Madre Teresa de Calcuta, de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, donde trabaja un grupo de la Oficina del Historiador de la Ciudad en el acondicionamiento del sitio, situado en el Centro Histórico habanero.
Cuando las condiciones estén creadas, será anunciada la fecha de las honras fúnebres, en el Capitolio habanero, con todos los honores y el tributo del pueblo a quien consagró a La Habana toda su monumental obra y vida.
Uno de los lugares preferidos del Dr. Leal lo seguirá abrazando en la eternidad. Se trata de un discreto espacio del jardín, elegido para depositar los restos fúnebres del intelectual, que fuera consecuente con sus ideas hasta el último instante de su existencia. En ese sitio se vertió tierra de lugares históricos de Cuba, como San Lorenzo, en la provincia de Granma, donde pereció el Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874).
El Maestro fue el artífice de la obra de restauración que se acomete en el entorno más antiguo de la capital cubana, cuyo Centro Histórico y sistema de fortificaciones militares obtuviera la condición de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1982.
El también Director de la Red de Oficinas del Historiador y Conservador de las Ciudades Patrimoniales cubanas siempre evocó la obra de su predecesor, maestro y guía, el primer Historiador de La Habana, Dr. Emilio Roig de Leuchesenring.
En noviembre de 2019, a pocos días de que La Habana exhibiera su corona del quinto centenario, recorrió las calles del Centro Histórico con los Reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, y, en el Salón de los Espejos del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad, recibió de manos de Felipe VI, la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, la más alta de las órdenes civiles de este país europeo.
El Dr. Eusebio Leal Spengler (11-9-1942 / 31-7-2020) recibió otras innumerables distinciones y medallas en Cuba y el mundo, por su incansable y dedicado quehacer a favor del patrimonio material e intangible de una ciudad de más de 500 años, siempre con la mirada puesta en la defensa de la identidad, la cultura y la memoria histórica de la añeja urbe.