El Arca, Teatro Museo de Títeres, diez años de una nave en buen puerto

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Mirando al mar, casi al final de la Calle Obra Pía, se encuentra la antigua Casa Pedroso, edificio con un alto valor patrimonial construido por la familia Pedroso en 1624. Se dice que los Pedroso fueron comerciantes, marineros, traficantes de africanos esclavizados y militares que se imbricaron con las familias más poderosas de La Habana. Tras una restauración capital a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), sobresalen en la vivienda las pinturas murales y los hallazgos arqueológicos. El mayor descubrimiento ha sido la grada o astillero de construcción naval, anterior a inicios del siglo XVII. En el edificio donde otrora habitaban numerosas familias, hace una década nació El Arca, Teatro Museo de Títeres. Con el tema de la animación de figuras como eje temático, allí funcionan articulados el museo, una sala de teatro y un grupo teatral. A propósito de su décimo cumpleaños-22 de octubre-, dialogamos con Liliana Pérez Recio y Rigel González Herrera, primera y actual directoras de la institución.

El grupo de teatro

El grupo El Arca, fue constituido y es constituyente en el proceso de creación de El Arca como institución. Las figuras fundacionales del concepto ARCA han sido: desde el diseño Jesús Ruiz, Jorge Armando Subirat y Mario David Cárdenas; en la dramaturgia Maikel Rodríguez de la Cruz; como teatróloga Yudd Favier y en la dirección Liliana Pérez Recio. Ningún proceso ha sido aislado, en El Arca, todos estuvimos comprometidos desde el inicio con la institución interactuando con cada una de las zonas de trabajo que se interconectan: programación, producción, investigación, docencia y comunicación. Respondemos a la necesidad de fijar la memoria del títere, a la voluntad de ungrupo de artistas de crear desde el lenguaje de la animación de figuras, como una plataforma sólida de acción social, educativa, cultural. Nuestras acciones están respaldadas por el Consejo Nacional de Artes Escénicas con el Centro de Teatro de La Habana. Como no hay camino, sino estelas en la mar, en estos años hemos recibido la colaboración de otros muchos artistas y especialistas, a quienes debemos la continuidad en el tiempo del proyecto. Son imprescindibles los nombres fundadores: Roberto Fernández, Mario González y Miriam Sánchez.

En sus diez años, el colectivo ha estrenado espectáculos para los cuales ha servido como base el estudio del teatro de sombras, la inclusión de medios de proyección digital, la interacción con productos audiovisuales, el vínculo del objeto animado con la danza contemporánea, el diseño de títeres y escenografías a partir del estudio de las artes visuales, en particular el grabado. También, se ha procurado el cuidado de técnicas básicas, como lo son el títere de guante y el de varilla, bien difundidas en la tradición teatral cubana.

¿Qué acciones culturales desarrollará la institución por su décimo cumpleaños?

Estamos trabajando para sacar a la luz un catálogo, que abarca la labor de la institución a lo largo de sus 10 años. Celebraremos las 100 funciones de la obra La Cuca, estrenada en 2015. Pensamos inaugurar una exposición con carteles y programas de mano de nuestros estrenos. Convocaremos al concurso El Arca x 10. Multiplica con nosotros. Esperamos ansiosamente la reapertura de las salas de teatro para reunirnos con el público, nuestra razón de ser; y, sobre todo, anhelamos, antes de que termine el 2020, hacer realidad nuestro sueño mayor por estos días, que es abrir a los espectadores las salas de la muestra permanente del museo.

También es una meta que proyectamos para el futuro mediato, el proyecto de atraer músicos muy jóvenes, en formación, que encuentren un espacio donde presentarse para sus coetáneos sin depender de pagar sumas imposible para la producción y consumo de música cubana contemporánea. Porque como pedía el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal, la casa precisa ser habitada y la música es un eje importante para llamar la producción artística emergente en la isla. La idea es ofrecer un espacio de las artes donde la música se articule con las manifestaciones del teatro visual, lo que nunca ha estado separado en la historia mundial del títere. El teatro de animación es fundado en la encrucijada.

Con una capacidad para 64 personas en su sala principal, la institución ha atraído en sus diez años de quehacer a más de 100 000 espectadores. ¿Cuáles son las obras principales presentadas en esta etapa?

Son innumerables las compañías nacionales y de otros países que han exhibido su arte en El Arca. En 2010 la sala se inauguró con el estreno de El Gato de Lilo, de Maikel Rodríguez de la Cruz, con dirección de Liliana Pérez Recio, que alcanzó las 150 funciones. Le siguieron Brazos Caídosy una versión de Sueño de una noche de verano. Mientras, Miriam Sánchez recuperaba los unipersonales Cuento con caricias y su clásico Los tres pichones. Además, se presentaron los trabajos resultantes de los talleres con los niños apoyados por la Unicef.

Actualmente en repertorio activo tenemos:!Tilín!, espectáculo unipersonal de Liliana Pérez; El nido de doña Coruja, a cargo de Rigel González y dirección de Miriam Sánchez; Liborio, la jutía y el majá, versión del cuento homónimo de Emilio Bacardí con puesta en escena de Sarah Miyares; Jácara te cuenta y Trotamundos, funciones de Narración Oral, esta última, con cuentos de Javier Villafañe; Mi vida en el retablo, homenaje a la actriz Miriam Sánchez; El negrito y los fantasmas, versión de Mario González sobre la obra original La calle de los fantasmas de Javier Villafañe; Bastian y Bastiana, o La verdadera historia de cómo mamá y papá se hicieron novios, versión para teatro de sombras de Maikel Rodríguez de la Cruz sobre la ópera Bastian y Bastiana, de Wolfang Amadeus Mozart con dirección de Lázaro Emilio Hernández Boffil y la colaboración de Laura Liz Gil Echenique.

El mayor colaborador de El Arca ha sido el proyecto Retablo, bajo la dirección de Christian Medina, que en formato de coproducción ha estrenado en nuestra sede: Tuda y Paki, La casa del escarabajo; En el jardín durmió un vampiro y El árbol blanco.

A lo largo de esta primera década han participado en numerosos encuentros en Cuba y otras naciones, entre ellos: el Festival Internacional de Teatro de La Habana; el Taller Internacional de Títeres, de Matanzas; el Festival de Títeres en Maldonado, Uruguay; AsombrArte, en Camagüey; National Puppetry Festival, Puppetry of America, Minneapolis, EE. UU.; Festival Mozart en La Habana; Festival Habana Titiritera; Festival Primavera de cuentos; Bacanal del Títere; Coloquio internacional La diversidad cultural en el Caribe. Casa de las Américas; y Festival Internacional de Teatro de Animación (FITA), Universidad Federal do Estado de Santa Catarina; Cena Animada, Universidad Federal de Uberlândia, y Festival Animaneco, Joinville, estos últimos, en Brasil.

El Arca Museo

Contamos con una colección cubana y otra internacional, que pone énfasis en su carácter didáctico, y aspira a presentarse por medio de una experiencia de inmersión interactiva. Una de nuestras urgencias se relaciona con el modo y los medios para la conservación y la digitalización de un acervo tan diverso en base de datos que debe estar disponible en la web para su democratización. La gestión de colecciones de un museo latinoamericano tiene que salir de la lógica colonial del gabinete de curiosidades. Mientras aguardamos por la inauguración de las salas permanentes, damos protagonismo a la investigación, teniendo como misión primera del museo la producción de conocimientos. Pues comprendemos que el valor de las colecciones depende desu permanente documentación. Trabajamos exposiciones transitorias como medio de producir indagaciones en torno a zonas inexploradas del teatro de títeres cubano. Otra línea de estudio se ocupa de las especificidades de la conservación y la restauración del títere como objeto patrimonial singular. Esta última, a cargo del conservador Huberto Sánchez, en proceso de tesis de maestría en la Universidad de la Artes. En estos años hemos detectado problemáticas comunes a los museos de títeres en América Latina; soñamos con una red latinoamericana de colaboración museológica titiritera.

Gratitud

Antes de concluir queremos expresar nuestra gratitud y lealtad al Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, quien emprendió un concepto de gestión de la cultura que incorporó manifestaciones periféricas, no comerciales -como es el caso del teatro de títeres- al tejido artístico de la ciudad y la nación.

¡Éramos tan jóvenes! Nuestros adultos nos acompañaron y apoyaron con confianza. Crecimos y aprendimos en la lucha por el rigor que debemos al erario público. Aprendimos un funcionamiento transdisciplinar como principio para resistir a las dificultades objetivas y subjetivas. Comprendimos que, por muy difícil que esté la situación, el sueño no se abandona. Aprendimos que los obstáculos no eran gigantes al lado de nuestros objetivos y que el nacimiento de un museo, desde la primera pieza, es un proceso largo, más que una vida. Por lo que ha de ser recorrido con paciencia, constancia y, sobre todo, con humildad para saber que, en las condiciones en que trabajamos, el proceso es lento y meritorio. Debemos destacar que se ha requerido de una gestión diversificada, que se parezca a la naturaleza del patrimonio en sus especificidades y una dinámica horizontal en la organización del trabajo.

¡Buenos vientos para El Arca! Que sepamos gestionar las velas y que la próxima década nos encuentre siendo coherentes, consecuentes y contando con los jóvenes que vendrán para convivir y seguir en la defensa del derecho a memoria de los pueblos, practicando otros modos de estar y ser mundo, trabajando con/para/desde las comunidades que tejen las culturas.

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