Por: Dr. Arq. Daniel Taboada Espiniella
“Respuesta a las inquietudes”
1. “Conjugación de los estilos arquitectónicos en la Casa de la Obra Pía: mudéjar y barroco (moderno) y elementos o estructuras que dan fe de cada uno de estos estilos”.
Respuesta/ En Cuba, durante los siglos XVI, XVII y XVIII de la época colonial, los estilos y las influencias constructivas llegaban de Europa a través de España y, más tarde, en el XIX, también de los Estados Unidos de Norteamérica, situación que se incrementó en el siglo XX durante la época republicana. Los resultados se manifiestan en correspondencia con los materiales constructivos autóctonos y la mano de obra disponible, no siempre la más conveniente o calificada, generalmente esclavos de origen africano, salvo en la arquitectura militar o civil donde aparecen otros estratos superiores de conocimientos con el ingeniero militar, que asegura la eficaz y actualizada arquitectura militar en el Nuevo Mundo y con su presencia pudo influir o asesorar determinada arquitectura doméstica habanera. La calidad del diseño espacial de la casona de Martín Calvo de la Puerta es un ejemplo de ella.
El mudéjar, como su nombre lo indica, llegó con una clara influencia árabe de lo mejor de aquella cultura en la península, especialmente en las manos de alarifes y maestros carpinteros contratados en Sevilla, luego en la región de Cádiz y también de Canarias, última escala antes de cruzar el océano Atlántico rumbo a La Habana.
En la villa de San Cristóbal, la presencia del arco trilobulado siempre fue tenida como señal de antigüedad constructiva, característica del siglo XVII, aunque puede ser un detalle arcaico en el siglo XVIII. La Obra Pía posee una singular serie de tres arcos trilobulados en la planta noble, limitando con entera transparencia espacial la gran caja de escalera principal.
La carpintería de lo blanco protagoniza un rico capítulo constructivo durante los siglos XVII y XVIII con exponentes que han llegado a la actualidad, especialmente las pesadas cubiertas de teja curva (árabe, española, criolla) de barro, sostenidas por estructuras de madera, las eficientes armaduras de par e hilera, entre otras, que alcanzan su más alto grado de realización por tallas y adornos o lacerías de inspiración mudéjar, estructuras que debió tener la casa esquinera fundacional, pero perdidas en el transcurso de la historia, especialmente en el gran derrumbe ocurrido en la década de los 60 del pasado siglo, que promovió su intervención constructiva integral. Los nuevos techos de la ampliación del XVIII, hablan otro idioma en los espacios más representativos, con falso techo de tabloncillo y masilla, de molduraciones barroquizantes, que ocultan las recias vigas de madera criolla.
También se destaca la carpintería de puertas y ventanas de la casona, básicamente de paneles con tallas más sencillas las del siglo XVII conservadas en muros de la casa esquinera, y más elaboradas en cordoncillo las del XVIII, incluidas rejas y la espléndida baranda de pilarotes y balaustres torneados de madera de la escalera principal y la baranda de las galerías al patio en planta noble.
En la planta baja se encontraron y reprodujeron puertas de dos hojas de esqueleto y tabla clavadiza con o sin postigos, modelo propio de áreas de servicio y almacenes. El mismo modelo se seleccionó para el portón de la entrada principal por Obrapía, aunque pudo tener otro diseño más rico. Debe destacarse el extenso catálogo de diseños propios de la casa en cada siglo. Como exponentes conservados relevantes está la puerta de cuatro hojas plegables del salón de fiestas y la luceta trilobulada de tabla recortada de la capilla.
También la carpintería de dos hojas de panel inferior y persiana francesa con luceta rectangular y bajantes laterales de cristales de colores embellotados en madera, aparece en la fachada nueva por Obrapía, superpuesta a otra carpintería interior panelada con cordoncillo, de dos hojas con postigos, la famosa y criolla doble carpintería de moda en el siglo XIX.
La herrería de época no es sobresaliente en la casona, salvo los herrajes, bisagras y pestillos conservados en puertas y ventanas. Una esbelta baranda de balaustres de hierro lisos con aplicaciones de plomo (quizás del siglo XIX) aparece en toda la balconadura de fachadas por Mercaderes y Obrapía, y es evidente sustitución de otra original en el balcón esquinero.
2. Inquietud relacionada con las pinturas murales y hallazgos arqueológicos.
Respuesta/Sobre las pinturas murales y los hallazgos arqueológicos pueden ofrecer información el Museo de Pintura Mural, en la calle Obispo y el Museo de Arqueología, en Tacón. De la época en que se hizo la primera intervención constructiva, que en gran medida fue de restauración, conservación y obra nueva, he informado durante esta pandemia todo lo que recuerdo. Hay que considerar que este trabajo se ha realizado por etapas, sin consultar ni bibliografía accesible ya que la Empresa RESTAURA continúa cerrada. Habría que consultar en los archivos si existe alguna información de la época. (Continuará el próximo viernes)
Equipo de trabajo:
MsC. Marbelys Giraudy Gómez
Dr. Arq. Daniel Taboada Espiniella
MsC. Denny Cabrera Acosta