Por Evelyn Fernández
Como asevera el Historiador adjunto de la Ciudad de La Habana, el Dr. Félix Julio Alfonso, “la mejor manera de honrar la memoria del Dr. Eusebio Leal Spengler es darle continuidad a los proyectos con los que él soñó”. Es por ello que en el Museo Armería 9 de abril, reabierto recientemente al público, se realizó este miércoles un conversatorio con los combatientes de la clandestinidad Julio Travieso y Sonia Moro, quienes dieron a conocer testimonios de la lucha en La Habana ante un grupo de jóvenes trabajadores de la Oficina del Historiador.
El también novelista Julio Travieso relató los sucesos del 7 de febrero de 1958 cuando, luego de ser detenido y sometido a crueles torturas, fuera asesinado el jefe de las Brigadas Juveniles y Estudiantiles del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en La Habana, Gerardo Abreu (Fontán), con solo 26 años de edad. “Fue un extraordinario dirigente, un jefe indiscutible debido a sus capacidades organizativas, valentía y modestia”, destacó.
Asimismo, recordó el plan de la Huelga del 9 de abril, cuando varios combatientes se posicionaron en diferentes sitios de La Habana Vieja. Ese día no solo se llevó a cabo el asalto a la Armería, sino también se volaron registros de electricidad, se realizaron paros y sabotajes en distintos lugares; así como quemas de gasolineras y ataques a diferentes cuarteles de la tiranía, entre otras acciones.
“Con la muerte de Gerardo Abreu “Fontán” la lucha se organizó por varios lugares de La Habana Vieja. Bajo las órdenes de Oscar Lucero y Marcelo Salado, los combatientes decidieron asaltar la armería La Marina (Mercaderes y Lamparilla), en un comando dirigido por Marcelo Pla e integrado por Roberto Casals, Reinaldo Aulet, Carlos Astiazarraín y Marcelo Muñoz. Por su parte, Aldo Rivero y yo paralizaríamos el comercio en las calles Merced, Cuba, Acosta y Luz e incendiaríamos los muelles”, rememoró.
Por su parte, Sonia Moro exaltó el papel de las mujeres en la lucha clandestina. Además, explicó cómo la familia y la sociedad las limitaban por los preceptos rígidos de la época; aunque muchas fueron transgresoras y tomaron la determinación de ayudar en la batalla. En ese sentido, manifestó su apoyo en la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril y su gran admiración por el líder Gerardo Abreu “Fontán”. Para la combatiente clandestina la historia oral y la memoria son fundamentales para poder conocer bien los sucesos trascendentales que marcaron el destino de nuestro país.
Julio Travieso y Sonia Moro son testigos de la lucha clandestina en Cuba. Travieso, con 80 años de edad, es uno de los narradores más importantes de nuestro tiempo. Por su parte, Sonia Moro ganó el Premio de la memoria en el año 2004.