Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Un reducido grupo de pequeños participará este verano en los talleres infantiles Niños Guías del Patrimonio, que se efectuarán en el mes de agosto, en el Castillo de Santo Domingo de Atarés y el Museo del Ferrocarril de Cuba, respectivamente, como parte del Abrazo virtual que Rutas y Andares 2020 ha extendido a sus seguidores, teniendo en cuenta la situación epidemiológica en el país, a causa de la Covid 19.
Así, en la antigua Estación Cristina –hoy Museo del Ferrocarril de Cuba– infantes de la comunidad de La Habana Vieja revivirán viejas tradiciones ferroviarias de la Isla. De una forma amena y divertida, comentarán sobre locomotoras tan longevas como La Junta y la Manning y, en sentido general, acerca del ferrocarril.
El contacto directo con piezas originales, mediante el juego y la investigación, otorgará singularidad a los encuentros. Como ya es costumbre, los estudiantes que participen, ofrecerán un recorrido guiado al público visitante, que será con pocas personas para preservar el distanciamiento social.
El Proyecto Social Infantil Niños Guías del Patrimonio surgió en 2014 como un taller de verano, dirigido al público infantil de Rutas y Andares para Descubrir en Familia. Desde su diseño inicial se convirtió en un espacio de protagonismo infantil, en el que los alumnos de la enseñanza primaria se capacitan como guías de recorridos para, posteriormente, compartir los saberes adquiridos con miembros de su comunidad. Los niños beneficiados han adquirido conocimientos sobre los entornos de su localidad, así como habilidades para la comunicación y expresión oral, lo cual propicia que se conviertan en salvaguardas de su ciudad patrimonial.
Cristina fue una de las tres grandes estaciones ferroviarias de La Habana en el siglo XIX, y la única superviviente. Construida de madera en 1861, se trata de una instalación que ha sufrido importantes modificaciones. El 19 de noviembre de 2002, se inauguró allí el Museo del Ferrocarril de Cuba, y la añeja estación fue declarada Monumento Nacional.
El 1ro de julio de 2012, esa institución se integró a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), y recibió, a partir de finales de 2014, una restauración capital a causa de su marcado deterioro, pues, además de los muy variados usos que le dieron, sufrió desastrosas intervenciones que la lastimaron.
El Museo del Ferrocarril de Cuba reabrió sus puertas con motivo del cumpleaños 500 de La Habana, y de esta manera se revitalizó una edificación única, de relevancia histórica para el patrimonio industrial habanero. Allí se exhibe una colección de locomotoras de vapor, resultado de la importante labor de rescate emprendida por la OHCH en diferentes centrales del país, donde estas centenarias máquinas, luego de una larga vida dedicada a la industria azucarera, se encontraban en desuso.
Desde el punto de vista de la museología, museografía, diseño y equipamiento, y respetando el espíritu original del inmueble, la institución es un recinto contemporáneo. Cuenta con tecnología moderna y carácter interactivo, lo cual propicia al visitante conocer la historia del ferrocarril, las características de los equipos exhibidos e interactuar con ellos.
Un recorrido por el Museo del Ferrocarril de Cuba, guiado por los niños que se beneficien con estos talleres de Rutas y Andares, permitirá al espectador adentrarse en la historia de ese medio de transporte en el país, que se remonta a 1837, cuando Cuba se convirtió en la séptima nación del mundo y primera de Iberoamérica en explotar un camino de hierro.