Revisitando una singular Ruta femenina de Rutas y Andares

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Los Museos de la Catedral de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana se incorporarán al Abrazo virtual de Rutas y Andares 2020, que se iniciará a partir del próximo 6 de julio y se extenderá hasta el 31 de agosto.

La institución volverá su mirada a las colecciones exhibidas en la Ruta femenina, correspondiente a la edición de ese programa estival de 2018. En aquella ocasión, fueron seleccionadas piezas que ilustraban costumbres y atuendos de la mujer durante la etapa colonial.

Siempre los lunes, en el mes de julio se tratarán los siguientes temas en la página de Facebook de esta institución (https://www.facebook.com/catedralmuseos/): Los abanicos de la colección del Museo de Arte Colonial (6); Juegos de manicura del siglo XIX (13); La mantilla, una prenda de mujer (20) y El bordado y las mesas de labor (27).
Los abanicos constituyeron uno de los complementos más apreciados por las damas: mostraban su condición social e, incluso, su tendencia política. Tuvieron  una función decorativa y utilitaria, y mediante ellos también se enviaban mensajes. Con un lenguaje gestual propio, podían ser parte de la etiqueta o de uso ceremonial, o utilizarse como regalo u objeto conmemorativo.

En el segundo encuentro de esta propuesta virtual se abordarán el cuidado de la mujer y su preocupación perenne por embellecer su físico, para lo cual las féminas acudían a diversas herramientas, entre ellas, los juegos de manicura, bucleros y cepillos. Los Museos de la Catedral cuentan con ejemplares de singular belleza de esas piezas cotidianas que datan del siglo XIX, cuyas empuñaduras, en su mayoría, son de marfil y hueso.

La temática escogida para el 13 de julio se referirá a las mantillas y el mantón de manila, prendas de modas y ocasión. En ese sentido, la institución cultural dispone de atractivos modelos de las llamadas mantas de manila, utilizadas en su momento de apogeo por las mujeres aristocráticas para cubrir sus hombros. De vistosos colores y flecos, esas prendas se popularizaron y llegaron a usarse, además, por mujeres menos adineradas.

El último lunes de julio se retomará el tema de la Ruta femenina, relacionado con las labores manuales –como el bordado–, que se realizaban en las mesas de labor, muy utilitarias y de singular belleza. En los siglos XVIII y XIX era necesario que toda joven de clase alta tuviese conocimientos de bordado. Así, la confección de bordados en las prendas de vestir y otros  atuendos –pañuelos, servilletas y manteles–, se integró a la vida diaria de esas “señoritas”.

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