Por Dariana Rodríguez
Hoy las calles han recuperado su tranquilidad habitual, que felizmente se había visto interrumpida durante los últimos cinco días por las presentaciones a propósito del XVIII Festival Internacional Danza en Paisajes Urbanos. Habana Vieja, ciudad en movimiento.
La mañana del domingo amaneció con una variada programación infantil donde los pequeños de Danza BB Compañía y el Taller Infantil de la Cía. Q-band Soho, ambos de La Habana y el Ballet Folklórico Infantil y Juvenil de Valle Bravo de la ciudad de México, hicieron gala de una maravillosa técnica, logrando el aplauso efusivo de los transeúntes.
Como de costumbre Gigantería y la compañía pinareña TECMA guiaron al público por las presentaciones en calles, parques, casas-museos, hasta llegar a la Plaza de Armas donde una vez el Ballet Folklórico de Camaguey regaló una apasionada muestra de nuestras tradiciones folklóricas.
Desde cerca de las cuatro de la tarde, se pudo hacer un recorrido por el Parque Rumiñahui, Las Carolinas, el Parque Simón Bolívar donde variadas compañías danzarias de Chile, España, Costa Rica, México y Cuba estuvieron poniendo punto final al último día de danza en el Centro Histórico.
Con las palabras de Isabel Bustos comenzó la clausura en la Plaza de Armas, poco después de las nueve de la noche. Esta vez la lluvia dejó que finalizara el evento con toda la algarabía que el Festival nos tiene acostumbrados. Una variada presentación de gran parte de las compañías participantes amenizó la noche, culminando con la última función de Butoh Space Dance, uno de los espectáculos que más admiración despertó. El público se aleja, y aún retumba en la zona más antigua de la ciudad la musicalidad que durante cinco días nos ha acompañado.
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