Una década viendo el pasado desde el futuro

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Dando la bienvenida al reparto Miramar, en el municipio habanero de Playa, a la entrada de la Quina avenida, se encuentra la Casa de las Tejas Verdes, un inmueble que durante años despertó la curiosidad de muchos, por su avanzado estado de deterioro. Hace ya una década cautiva por lucir como nuevos sus atributos originales y acoger a uno de los centros culturales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).

Ejemplo singular de la arquitectura doméstica, tipo chalet norteamericano con influencia anglosajona de principios del siglo XX, el inmueble sorprende por las formas geométricas que se entrelazan en su fachada y, además de sus techos de pronunciadas pendientes, destaca un volumen cilíndrico rematado por un cono, todos cubiertos por tejas de color verde, que se convierten en su atributo más distintivo.

La institución patrimonial llega el próximo 24 de junio–cuando se inauguró por el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler y otras personalidades de la cultura cubana– a sus 10 años de creada como Centro Promotor para la Arquitectura Moderna y Contemporánea, el Urbanismo y el Diseño Interior. Abrió por primera vez al público el 6 de agosto de 2010, para los premiados del programa de verano Rutas y Andares dirigido a la familia cubana y un mes después inició su programación habitual.

Los primeros diez años

A pesar de la actual situación epidemiológica que atraviesa el país, la Casa concibió diversas acciones culturales para recordar su primera década de vida. De ello nos ofreció detalles su actual directora, la M.Sc. Arq. Celia Marina Oliva Martínez:

“Ante el complejo escenario epidemiológico y la necesidad del distanciamiento social, diseñamos algunas acciones culturales en plataformas digitales y estrenamos un nuevo identificador institucional, alegórico al 10mo aniversario, concebido por el diseñador Carlos Alberto Masvidal. Cuando recobremos la normalidad y se reinicien nuestros servicios al público, continuaremos con otras celebraciones previstas, como la apertura de la exposición fotográfica Miramar, del rio al mar.

“De manera virtual estamos desarrollando el reto “Descubriendo a Miramar”, en el que, a través de nuestro perfil de Facebook, https://www.facebook.com/casatejasverdes/ convocamos a identificar 10 imágenes de espacios representativos del reparto Miramar. De igual manera lanzamos el concurso de fotografía La ciudad desde mi lente, en el que los interesados, de 12 a 35 años de edad, pueden aportar instantáneas de sus ciudades de residencia. También llevaremos a las plataformas digitales una variante de los Andares Virtuales que se desarrollan cada año como parte de Rutas y Andares. Así, reflejaremos temáticas de arquitectura de la ciudad; comenzaremos en la semana del 22 al 26 de junio, con un recorrido por la Casa de las Tejas Verdes, su historia, dueños, su restauración y resurgir como Centro Cultural de la OHCH, todo apoyado en imágenes”.

Sus orígenes

La conocida Casa de las Tejas Verdes es obra del arquitecto, ingeniero y proyectista Jorge Luis Echarte Mazorra. Se construyó para el señor Alberto (Cocó) de Armas y Martín, un adinerado propietario, quien también fuera mayordomo en el antiguo Palacio Presidencial durante el gobierno del General Mario García Menocal. De Armas compró el terreno en 1925 y encargó la obra a Echarte, quien la concluyó en tan sólo 10 meses. Vivió en la residencia, con su familia, hasta agosto de 1943.

En noviembre de ese mismo año, la majestuosa mansión fue comprada por la señorita Luisa Catalina Rodríguez Faxas, de 20 años de edad, soltera y emancipada por concesión materna. Tras dos matrimonios, esta continuó viviendo la casa, acompañada, durante los últimos años de su vida, por una sobrina de su segundo esposo: Maria Isabel. En 1999 Luisa falleció y la casa fue heredada por ésta, quien también murió seis meses después, sin contar con beneficiarios, y, por ello, en el 2000 el inmueble se convirtió en propiedad del Estado cubano.

La rehabilitación

Por la importancia de la zona residencial donde se ubica y su alto valor arquitectónico, en 2005 la OHCH comenzó la rehabilitación de la Casa de las Tejas Verdes para devolverle su imagen original.

El inmueble se encontraba totalmente destruido; con el tiempo había sufrido un lento deterioro y la pérdida de su cubierta permitió que la entrada de las aguas pluviales provocara daños en los techos de madera y entrepisos de hormigón o de viga y losa. Todo ello causó un serio deterioro en la mayoría de sus elementos componentes y decorativos, según nos informó su actual directora, la M.Sc. Arq. Celia Marina Oliva Martínez.

En este proceso, precisó, fueron reconstruidos y/o restaurados los espectaculares techos de madera, las cubiertas de tejas verdes, los entrepisos, las yeserías y ornamentos que decoraban las paredes, los recubrimientos de los muros exteriores e interiores, las instalaciones eléctricas y sanitarias, las herrerías, la carpintería de puertas y ventanas, así como se conservaron los pisos de mármol de Carrara, la majestuosa escalera principal y la de caracol encargada de vincular sus 4 niveles, desde el garaje hasta el ático. Se le devolvió el esplendor de antaño a todos los espacios interiores; recibidor, sala, comedor, biblioteca, cocina, baños y habitaciones.

Las transformaciones realizadas a la edificación, desde el punto de vista funcional, fueron relativamente pocas, pero necesarias teniendo en cuenta las nuevas funciones a la que se destinaría. Por ejemplo, el ático se trasformó en una moderna sala de conferencias, antecedida por un área de estar que, por su diseño y decoración interior, deviene verdadero oasis para los visitantes.

El mobiliario

Ningún mobiliario existente en el interior del inmueble es original. Cuando comenzó la intervención constructiva ya no existía nada que pudiera recuperarse, todo estaba destruido. Solo quedó, y es exhibido, el vertedero esmaltado original de la casa. Los muebles y ambientes de los espacios interiores, fueron reproducidos y recreados, gracias a una cuidadosa labor del equipo de proyecto de interiores e inversionistas, que, mediante un trabajo investigativo, encontraron y tomaron como referencia las imágenes del fotógrafo canadiense Robert Polidori, en 1997, cuando aún vivía la Sra. Luisa.

A diferencia del resto de las áreas, indicó Oliva Martínez, el mobiliario del ático, aunque parece totalmente moderno, de nuestra época, se diseñó de forma similar al proyectado en la década de los años 20 del siglo pasado, por la escuela alemana de diseño Bauhaus. La Casa cuenta con obras de arte de distintas disciplinas, como artes decorativas, plásticas, fotografía, cerámica y mobiliario, que decoran cada uno de sus salones y estancias, realizadas por reconocidos artistas de la plástica cubana contemporánea. La mayoría de las piezas se ejecutaron para los espacios donde hoy se exponen.

En 2009 finalizaron los trabajos constructivos de la edificación, que recibió el Premio Nacional de Restauración y Conservación 2010, otorgado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. Sobre su reconstrucción, el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, ha expresado: “La Casa está preparada para que pueda vivir y explicar la arquitectura del Vedado y de Miramar (…), vamos a ver el pasado desde el futuro”.

Centro Promotor para la Arquitectura Moderna y Contemporánea

La Casa de las Tejas Verdes abrió al público como Centro Cultural, con la decidida vocación de promover acciones dirigidas a divulgar, presentar y debatir estas manifestaciones del arte y la cultura.

“Como parte del programa sociocultural de nuestra institución, organizamos múltiples acciones culturales, entre ellas, conferencias y ciclos sobre arquitectura, urbanismo, diseño interior; talleres científicos, seminarios, exposiciones y presentaciones de libros; y promovemos las publicaciones digitales Boletín Actualidades, Boletín Informativo y Boletín Arquitectura ONLINE. Este año retomamos el proyecto editorial Libro en proceso, sobre la obra del destacado intelectual y reconocido arquitecto, Dr. Mario Coyula Cowley.

“Asimismo, nos sumamos cada verano al proyecto Rutas y Andares para descubrir en familia y a los Talleres para niños y adolescentes. La Casa coordina visitas escolares a su sede para fomentar en la infancia la formación de valores, promover el conocimiento patrimonial de la ciudad, del medio ambiente y su cuidado; y realizamos el taller de formación vocacional para proporcionar a los adolescentes un conocimiento integral de la arquitectura, el urbanismo y el diseño como manifestaciones de la historia y la cultura cubanas. También  desarrollamos el Programa Social de Atención al Adulto Mayor y ofrecemos servicios de biblioteca”.

La Casa de las Tejas Verdes no es un museo, pero ofrece visitas dirigidas a los interesados en apreciar sus espacios interiores, todos los miércoles a las 10:00 a.m., con previa reservación telefónica (7206-9811/ 7206-98 14/ 7212-5282), por correo electrónico (tejasverdes@patrimonio.ohc.cu) o personalmente. En tiempos normales, los viernes, a las 2:00 p.m., se imparten conferencias de diversas temáticas a cargo de arquitectos, ingenieros, diseñadores y otros profesionales, en el salón de conferencias del ático.

Merecida felicitación

“Me gustaría destacar el apoyo que ha recibido la institución para que nuestro proyecto sociocultural siga adelante”, señaló la M.Sc. Arq. Celia Marina Oliva Martínez. De forma especial, se refirió al Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler; a la Dirección de Patrimonio, a cargo del Dr. Michael González Sánchez, y a la directora de Gestión Cultural, la M.Sc. Katia Cárdenas Jiménez”.

“Además, evocar el quehacer de los fundadores, que ya no están con nosotros, de la dirección, administración, especialistas, conservadores… Sin ellos no hubiera sido posible llegar a los 10 años manteniendo el buen estado de conservación de los espacios interiores, la protección del patrimonio que atesoramos y el reconocimiento alcanzado por la institución en el gremio de arquitectos, diseñadores e historiadores”.

“Agradezco a todos los que han colaborado, de manera desinteresada, con la Casa; a los expertos que, con sus disertaciones, han enriquecido nuestro programa científico, a las instituciones que nos ayudan de forma activa; al público de la comunidad más cercana y a todo el que hasta aquí llega, a pesar de la distancia, para aprender siempre algo nuevo sobre patrimonio, arquitectura, urbanismo y diseño. Felicito, además, a los actuales diez trabajadores de la Casa de las Tejas Verdes; a la Ing. Conchita Gutiérrez Estébanez y la Lic. Alina Mesa González, directora y administradora fundadoras, respectivamente, así como al personal de protección –Baluartes–, que también son parte de nuestro colectivo”.

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