Piezas inspiradas en Cuba ambientan páginas de nuevo título de Boloña

Por Raquel Popa Sosa y Teresa de Jesús Torres Espinosa

El director de Boloña, Mario Cremata, explicó que Inspirada en Cuba. Una visión panorámica de la cerámica de tema cubano, de Emilio Cueto y Julio Larramendi, se publicó el año pasado en la Universidad de La Florida, con una exposición de piezas, de la colección de ese museo que Cueto tiene en Washington, al que le dicen la Emilioteca.

Él es un cubano raigal, precisó, que, a pesar de residir en Washington desde hace 60 años, no ha perdido lo cubano. “Le agradecemos que haya dedicado su vida a comprar todo lo relacionado con Cuba, que encuentra a su paso por el mundo”.

Luego de comentar que estas piezas de cerámica no circularon en la Isla caribeña, y que fueron hechas en distintos lugares del mundo, pero inspiradas en Cuba, subrayó que es precioso el libro que ahora las reproduce y está profusamente ilustrado con imágenes de gran calidad. Algunas de las piezas, muy originales, son desconocidas, que van a pervivir mas allá de la porcelana; permanecerán para siempre en este volumen.

Opinó que la presente edición quedó mejor impresa que la realizada en Estados Unidos. Las imágenes se trabajaron con mejor calidad, dijo, y dio las gracias a Radio Comunicación, de España, por su dedicación con las instantáneas de Julio Larramendi.

Apreció, asimismo, el quehacer de este fotógrafo, así como el de los diseñadores Yamilet Moya y Frank Cala. Este último aseveró que el libro de Emilio es una aventura, que fue parte de su tesis de grado en el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI).

Por su parte, Emilio Cueto manifestó que la idea original era presentar el título en una exposición y por ello trajo algunas piezas para la muestra, con motivo del quinto centenario de La Habana. Indicó que “nos llena de orgullo que famosas casas en el mundo le hayan puesto a su producto el nombre de esta ciudad”, y que resulta espectacular la cantidad de personas que comen en un plato llamado Habana o Cuba.

Tras agradecer a los anticuarios vendedores, que le hicieron llegar las piezas reunidas en el texto, el cual estará al alcance de los lectores en las bibliotecas cubanas, recordó sus primeros objetos coleccionados en diversos países
–algunos de los cuales no decían Cuba–, y detalló secciones del volumen, entre ellas, las referidas a las guerras de 1895 y 1898, cuando se incorporaron los norteamericanos.

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